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Expedientes OVNI: sin noticias de los extraterrestres

El fenómeno de los objetos voladores no identificados (OVNI) ha sido considerado materia secreta durante años. El Ministerio de Defensa acaba de publicar en la red 80 expedientes desclasificados en los años noventa que desmontan el mito de las "visitas" extraterrestres a la Tierra.

  • Algunos de los expedientes OVNI desclasificados

Iberia 435.- Barcelona, aquí Iberia 435. ¿Por favor, hay tráfico en mi ruta, en la misma dirección o en dirección opuesta?

Control Barcelona.- Afirmativo, tiene un Iberia Caravelle de Madrid a Palma.

Iberia 435.- Recibido, gracias. ¿No tiene ninguna otra cosa en mi ruta?

Control Barcelona.- No, negativo, no tengo nada más en su ruta

Control aéreo militar Kansas.- Adelante para 435.

Iberia 435.- Llamo para informales que tenemos a la vista un OVNI que da destellos rojos y blancos, aproximadamente en la misma ruta que nosotros, de Palma para Madrid, a una altura de 25.000 a 30.000 pies y a unas 20 millas de la costa de Valencia. Tiene destellos rojos y luego blancos bastante intensos. Nos extraña que sea un avión porque la duración del periodo rojo y blanco es bastante más larga que la normal de intermitencia de los planos, pero la distancia no la podemos precisar, puede ser bastante lejos o cerca”.

Lo que antecede es la conversación entre los pilotos de un avión comercial de Iberia, el control aéreo de Barcelona y un segundo control militar, incorporado al expediente número 690225 sobre avistamiento de fenómenos extraños, los conocidos como ‘Expedientes OVNI’, que el Ministerio de Defensa desclasificó entre 1992 y 1999 y ahora ha ‘colgado’ en su Biblioteca Virtual para el libre acceso a cualquier persona interesada en este fenómeno. Una decisión similar a la que han adoptado países como Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Australia, Dinamarca o Canadá, entre otros. “La importancia de estos expedientes es muy diversa. Los hay con muy poca base documental, pero también hay otros con gran cantidad de testimonios, que coinciden en describir fenómenos a los que no se encontró una explicación racional. El Ejército del Aire no tiene nada más que añadir a este caso”, manifestó un portavoz del mismo. 

Nombramiento de un juez instructor de un caso OVNI.

Se trata de 80 expedientes (hay dos pendientes de incorporar) que dan cuenta de 122 avistamientos, con una extensión de 1.900 páginas en las que se recogen fenómenos extraños en el espacio aéreo español ocurridos entre 1962 y 1995. No son los únicos avistamientos, que pueden ser miles, pero sí los que se han denunciado ante la autoridad militar. En algunos casos se han producido en un solo lugar, mientras que otros abarcan varios puntos. Cada expediente consta de un resumen, en el que figura el lugar, la fecha, las entrevistas con los testigos e informes meteorológicos del momento. Y una conclusión común a todos ellos: ni rastro de extraterrestres.

En el caso del vuelo 435 de Iberia referido líneas arriba, la explicación a la que llega el Mando Operativo Aéreo (MOA), Sección de Inteligencia del Estado Mayor, es que en el momento del avistamiento la zona del mismo coincide en ese instante con la situación del astro Venus. “La luz blanca y anaranjada y la producción de destellos son características clásicas en la observación de este astro –recoge el informe-. Es significativa la coincidencia de horario en el ocaso de Venus que ocurrió ese día y que los pilotos comunicaron”, lo que, en su opinión, “puede explicar sin dificultad los efectos descritos por los pilotos en cuanto a variaciones de intensidad y color”. Un portavoz del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA) calificó de “poco habituales” estos fenómenos, y desde Iberia aseguran que no existe un protocolo sobre cómo actuar en estos casos. Los pilotos se limitan a elaborar para la compañía un informe al finalizar cada vuelo en el que recogen las incidencias durante el mismo, si las hubo.

El ufólogo Vicente-Juan Ballester Olmos, que investiga este fenómeno desde hace 40 años y asesoró al Ministerio de Defensa en la desclasificación de los expedientes, publicó un estudio sobre los 122 avistamientos en el que afirma que 97 de ellos (un 80%) tiene una explicación convencional, sobre 16 (13%) no hay suficientes datos para valorarlos, y 9 (7%) carecen de una explicación clara, lo que no supone que no pueda haberla. En 37 casos los avistamientos tenían su origen en objetos aeroespaciales, 35 tenían que ver con cuerpos astronómicos (siendo Venus el responsable de una veintena de ellos), la meteorología era la responsable del fenómeno en 4 casos más, en 8 las causas eran varias, y 13 tenían una explicación en la imaginación humana.

El ufólogo Vicente-Juan Ballester, en el centro de la foto.

“No hay evidencia de que haya nada real o material o físico tras los avistamientos que apunte a vida extraterrestre, y por eso la sociedad científica se ha desentendido del tema, al que nos hemos dedicado particulares interesados en el mismo –manifestó Vicente-Juan Ballester a Vozpópuli-. Hay dos escuelas, la de los que tratamos este fenómeno con una orientación científica, y la de quienes ven en esto un filón, un nicho de entretenimiento, y como saben que la sociedad muestra interés por los temas ocultistas y misteriosos se dedica a explotarlo con libros, en revistas o en la televisión. Para mí es un atentado contra la cultura, pero estamos en un país libre y cada uno hace lo que quiere”.

Vicente-Juan Ballester, ufólogo: Hay quienes ven este fenómeno un filón, un nicho de entretenimiento

Una opinión en la que coincide Luis Alfonso Gámez, periodista y autor del blog Magonia, que lleva desde los años setenta informando en este fenómeno. “La gente que cree en los extraterrestres seguirá creyendo por muchos expedientes que se desclasifiquen y demuestren lo contrario, porque siempre pensarán que los que se han puesto a disposición del público son los que rebaten su opinión y que los realmente relevantes siguen secretos –dice Gámez-. Además, echan mano de la falacia del residuo y recurren a los escasos expedientes en los que no se ha encontrado una explicación para justificar su existencia. Claro, que también hay crímenes sin explicar y eso no significa que haya vampiros. El fenómeno OVNI quedó desmitificado en el año 1969 con una investigación llevada a cabo por la Universidad de Colorado (EEUU) con la información recopilada por los militares, que demostró que no había ninguna evidencia de que los fenómenos hubiesen sido provocados por extraterrestres. Es más, durante mucho tiempo Estados Unidos encubrió con el fenómeno OVNI pruebas de aviones espías”.

Canarias, con once casos, es la comunidad autónoma en la que se han registrado mayor número de avistamientos de entre los expedientes desclasificados. Uno de los de mayor complejidad fue el registrado el 24 de noviembre de 1974 por varias personas en puntos distintos, que el informe redactado califica de “difícilmente explicable”. La primera observación tuvo lugar a las 19.30 horas de ese día cuando una familia que circulaba en su vehículo por la carretera del norte de Gran Canaria, en dirección a la localidad de Arucas, vio un punto luminoso blanquecino que dejaba tras de sí una estela luminosa corta a una velocidad elevada y altura relativamente baja. Un cuarto de hora después, a las 19.45 horas, despegaba un avión comercial del aeropuerto de Tenerife, el vuelo de Iberia 098, con destino a Las Palmas, que minutos después divisaba en su morro, y a una altura ligeramente superior, una potente luz que se aproximaba a ellos en dirección contraria.

Declaración de un testigo de un avistamiento OVNI.

“Observé una luz muy potente a la una de mi posición que parecía una estrella (no vista anteriormente por mí con esa intensidad) –relata el comandante del avión, un capitán del Ejército del Aire retirado, con 11 años en compañías aéreas y 9.000 horas de vuelo-. Al momento vimos cómo la luz se desplazaba hacia el avión, por lo que creímos que era otro aparato que estaba controlado. Avisé a Control Canarias que tenía a la vista y estaba cruzándome con un avión en dirección Tenerife, contestándome que no había tal avión. El radar confirmó mi posición y no tener contacto con el otro ‘avión’ por mi señalado. Insistí sorprendido de que la luz seguía a las 3 de mi posición y a unas 10 o 15 millas y lo seguíamos teniendo a la vista. La observación duró más de un minuto en una posición relativa a las 3, que no era lo normal en un cruce casi frontal, por lo que viré a la derecha para tratar de identificar el objeto. Entonces vimos cómo se alejaba en dirección a Tenerife y unos destellos diferentes a los anticolisión”.

La conclusión del informe por este avistamiento señala que “después de un detallado y exhaustivo estudio de los informes contenidos en expediente se puede concluir que no hay elementos de juicio para asegurar que existiera un objeto físico en los cielos del archipiélago, pero asimismo esta investigación tampoco puede evaluar con seguridad la causa, origen o características de los hechos relatados, lo que deja la puerta abierta para que científicos o investigadores puedan continuar su estudio”.

La fiabilidad de los testigos.

Para determinar el grado de fiabilidad de los informes las autoridades aéreas militares elaboraron una clasificación de los testigos y de las circunstancias de la observación. Entre los primeros se considera como de primera categoría los testimonios prestados por pilotos militares y civiles, ingenieros y autoridades aeronáuticas, astrónomos y meteorólogos. En una segunda categoría se sitúan los “titulados universitarios, militares, marinos, policías, guardias de tráfico, jefes de empresa y periodistas de publicaciones de prestigio”. La tercera categoría corresponde a “comerciantes, bachilleres, periodistas en general, obreros campesinos y otras profesiones” y, finalmente, como testigos de menor credibilidad a las “personas sin profesión sin profesión ni estudios, o bien cualquiera de los arriba mencionados que durante la observación se sospecha que estuvieran bajos los efectos de crisis nerviosa, alucinaciones, alcohol, drogas o debilidad mental”.

En cuanto a la forma de observación, la categoría A, la más fiable, se restringe a que el fenómeno haya sido observado por dos testigos de primera categoría, desde distintos lugares de observación, o bien ha sido captada por una pantalla de un Escuadrón de Alerta y Control”. El avistamiento menos fiable es el clasificado como D, o protagonizado por un testigo de cuarta categoría, o bien ha sido observado por un solo testigo de cualquier categoría.

Uno de estos casos figura en el expediente número 810625, correspondiente a un particular con escasa formación, como queda demostrado por las numerosas faltas de ortografía que tiene la carta remitida al “señor director de las Reales Fuerzas Aéreas Españolas”, el 25 de junio de 1981. En ella relataba que estando en la terraza de su vivienda en Alicante él y su familia vieron “una máquina voladora” que “pasó tan cerca de nosotros que pudimos observarla divinamente. La altura a la que pasó sería aproximadamente de unos treinta metros. La seguimos viendo hasta que traspasó unas montañas que se ven frente a nuestra terraza”. El autor de la misiva preguntaba a las autoridades militares “¿cómo es que esta máquina voladora al pasar tan cerca de nosotros no dejara ningún rastro de sonidos ni de humo? Solamente la pudimos ver gracias a las luces o llamas que llevaba en la parte de atrás. ¿Es que acaso estas máquinas voladoras pueden tener para poder volar otras cosas o sustancias distintas a las nuestras?”. Y terminaba con un último interrogante: ¿cómo se podría hacer para conseguir coger algún aparato de estos y poder saber ciertas cosas que tanta falta nos hace?”.

El informe elaborado como consecuencia de la misiva señala que la misma “no debería haber generado la apertura de un expediente ya que, aun tratándose de un posible avistamiento, la intención del comunicante no era ya en sí la notificación del suceso, sino la recomendación de apresar uno de esos objetos para su estudio, con lo que el tema debiera haberse resuelto con la contestación en su momento y haber quedado archivada como correspondencia de temas OVNI”.

Muchos avistamientos tienen lugar en vuelos de aviones comerciales.

Los testimonios de los pilotos que se han encontrado en una situación de avistamiento son muy similares entre sí. Por lo general refieren la visión de una luz muy potente y movimientos verticales y horizontales a gran velocidad que no son compatibles con los que puede realizar un avión convencional y que desaparecen al cabo de unos minutos.  Este es el caso de un vuelo privado entre Barcelona y Zaragoza el 16 de diciembre de 1979 en una noche despejada, sin luna y muy oscura, según refiere uno de los pilotos, que en un informe clasificado como ‘confidencial’ declara que tras alcanzar el nivel de crucero “pudimos observar entre las 10 y las 11 horas de nuestra posición una luz blanca brillante y muy potente, aparentemente fija y a un nivel ligeramente superior al nuestro. Repentinamente, y aproximadamente al minuto o minuto y medio de haber tenido el contacto visual con esa luz pudimos observar cómo iba perdiendo intensidad hasta reducirse al tamaño de una cabeza de alfiler, para volver a adquirir paulatinamente la intensidad inicial. Según nuestra posición, el ángulo de visión y nuestra propia apreciación, podía estar a 20 o 30 millas náuticas distante de nosotros. El hecho fue determinante para contactar con Barcelona control y preguntar sobre un posible tráfico, ya que daba la misma impresión que un avión haciendo una órbita a nivel fijo y de 2.000 a 4.000 pies por encima de nuestro nivel. El controlador nos dijo que no tenía ningún tráfico reportado. A partir de ese momento el objeto luminoso empezó a desplazarse de manera totalmente desordenada lateral y verticalmente. Su intensidad luminosa disminuía y volvía a ser potentísima (…) Pasando Lérida vimos como el objeto bajaba y nos dio la impresión de que se había posado en tierra, y de repente desapareció su luz y perdimos todo contacto con él”.

Cuando los pilotos creían que el extraño fenómeno había cesado volvieron a descubrir la luz al cabo de dos o tres minutos, lo que les hizo solicitar autorización al control aéreo de Zaragoza, del que en ese momento dependían, para dirigirse hacia la luz con precaución. “Aprovechando uno de sus movimientos verticales, que pareció situarla al mismo nivel nuestro, pusimos rumbo 230 grados hacia el objeto, teniendo en ese momento una distancia aproximada de 60 millas náuticas. Enfocándolo con nuestro radar de a bordo no obtuvimos ningún eco y seguimos conservando el rumbo hacia el objeto durante aproximadamente 10 o 12 minutos”, tras lo cual decidieron desistir al comprobar que no había disminuido ni aumentado su distancia del objeto luminoso. El piloto hace constar finalmente como datos curiosos que los movimientos laterales, ascendentes y descendentes del objeto luminoso se hacían a grandes velocidades, sin brusquedad, y en los ascendentes con una aceleración creciente notable.

Clasificación de un fenómeno OVNI.

El diario de navegación del buque Manuel Soto, de la compañía Trasmediterránea, que cubría la ruta entre Las Palmas y Arrecife (Lanzarote), recoge una serie de anotaciones efectuadas entre las 3.10 y las 3.25 horas de la madrugada del 23 de diciembre de 1985, en las que el oficial de guardia señala que observó “por la proa y sobre el horizonte lo que parece un astro. Lo identifico como la estrella Antares”. Sin embargo, diez minutos después el mismo oficial descartaba que se tratase de dicha estrella “ni de ninguna otra o planeta”, y dejaba constancia de que la luz se mantenía en la misma posición, hasta que “súbitamente empieza a desplazarse con gran velocidad hacia el buque, alcanzando nuestro zénit a las 3.27 horas. En este momento distinguimos la silueta aproximada del objeto, no pareciendo la de ningún avión o helicóptero de los habituales. El objeto presenta una luz blanca central muy intensa, otra roja próxima a la anterior, más débil, y otra blanca débil más separada. A pesar de que por la separación de las luces no parece que el objeto pase a mucha altura, no escuchamos ruidos ni zumbidos propios de aeronaves”. El cuaderno de bitácora concluía que todo lo anterior había sido observado, además, “por el segundo oficial radio, el timonel y el guardia de cubierta”.

Si lo que ha leído hasta aquí decepciona su opinión sobre la vida extraterrestre puede recurrir a las palabras del expresidente norteamericano Bill Clinton, que en 2015 dijo al presentador de televisión Jimmy Kimmel que no le sorprendería si la Tierra fuese visitada por extraterrestres porque, a fin de cuentas, hay muchos planetas ahí fuera en los que puede haber vida. Su mujer y candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, ha ido mucho más allá y ha asegurado que los marcianos pueden haber visitado ya la Tierra. Cosas de la campaña electoral.

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