El corte ya se ha hecho. Y de profundidad en los dos partidos históricos de los últimos 50 años de Francia. Ni los socialistas, que se han estrellado estrepitosamente, ni los republicanos de la mano de un Fillon embarrado por la presunta corrupción, estarán en la carrera hacia el Elíseo. Ese poder se lo han ganado dos candidatos 'extramurs'. Por un lado, el novato Emmanuel Macron, la gran revelación de las Presidenciales francesas. Por el otro, el ogro de Europa, la ultra derechista Marine Le Pen.
La batalla, que se ha confirmado solo con los resultados de los sondeos, parece una réplica de la vivida meses atrás en estados Unidos entre Hillary Clinton y Donald Trump. Pero Francia no es Norteamérica y su espíritu europeísta está por encima de los muros que desde gran parte de la nueva política se quieren construir. Así, Macron ya podría elegir las cortinas de la que va aser su nueva y flamante residencia en el entrono de los Campos Elíseos.
Tanto Benoit, el desguazado candidato de los socialistas -que nadie debe olvidar que en estas elecciones partían desde el Elíseo-, como Fillon han reconocido la derrota y han pedido el apoyo para Macron en la segunda vuelta. Y en el país vecino el sentimiento de responsabilidad sí funciona, al menos ha sido ha sido siempre, a la hora de decidir en las urnas.
