Alianzas contra natura. Escrúpulos legislativos. Frentismo sin grietas. Los eurodiputados de Podemos en el Parlamento Europeo llevan meses representando un papel ambiguo en la Eurocámara. Simbolizan la pureza ideológica de la izquierda antiausteridad, pero en ocasiones se deslizan hacia el obstruccionismo pasivo de los sectores más eurófobos de Bruselas.
Los cinco europarlamentarios de Podemos desembarcaron en las instituciones comunitarias, con Pablo Iglesias a la cabeza, hace dos años. Tras la expectación y el fulgor de los primeros meses, llegó la desbandada nacional. Un año después de las elecciones europeas de mayo 2014, Iglesias y otros tres miembros de la formación ya no ocupaban su escaño. Sus sustitutos –con una proyección mediática menos acusada– se han pronunciado desde entonces en contra de mejorar las relaciones con China, criticar la conducta expansionista de Rusia, condenar la violación de derechos humanos en Venezuela o profundizar en la unión económica y monetaria.
"Podemos se ha situado, conscientemente, al margen del proceso de toma de decisiones", explica Jonás Fernández, eurodiputado socialista
"Podemos se ha situado, conscientemente, al margen del proceso de toma de decisiones", explica Jonás Fernández, eurodiputado socialista. Su papel es abrumadoramente pasivo. Para Fernández su actitud es desconcertante: "Aprueban una enmienda, pero luego votan contra el informe". Los eurodiputados de Podemos, adscritos al grupo de la Izquierda Unitaria (GUE), donde también está IU y Bildu o Syriza, son muy activos (su porcentaje de votación es superior al 97%) pero muy reacios a llegar a grandes acuerdos que cristalicen en informes favorables.
La sensación en la Eurocámara, según manifiestan fuentes comunitarias, es que no han entrado en el juego pactista de la democracia. Su cosmovisión europea, en la línea de lo expuesto en los últimos tiempos por el exministro griego de Finanzas Yannis Varoufakis y su 'plan B' para Europa, es que la UE es un búnker de tecnócratas neoliberales: que no hay alternativa al cambio desde dentro del sistema. Por eso, entre otras decisiones, los eurodiputados de Podemos han votado a favor de la disolución del euro o en contra de los presupuestos anuales.
Una actitud frentista que toma cuerpo en documentos como el entregado al PSOE durante el proceso de negociación para formar Gobierno en España. En Un país para la gente: bases políticas para un Gobierno estable y con garantías, Podemos proponía la creación de una nueva Cámara Parlamentaria en la Eurozona con "verdadera capacidad legislativa" y de voluntad renacionalizadora. "Forma parte de su mentalidad", explica Fernández, "hay un virus nacionalista que rompe con el internacionalismo tradicional de la izquierda, y Podemos es un buen ejemplo de este virus".
Con Le Pen en la forma... y a veces en el fondo
La política comunitaria hace extraños compañeros de cama. El Partido Popular Europeo y los Socialdemócratas –los dos grupos principales de la Eurocámara– acostumbran a votar juntos sobre puntos esenciales de la policy comunitaria. Munición para los eurófobos como Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, o Nigel Farage, presidente del UKIP británico, que acostumbran a ver conspiraciones tras cada esquina de Bruselas, y para la izquierda hipercrítica y los populistas, con el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo y Podemos a la cabeza. "La GUE usa el argumento de la Gran Coalición para votar siempre en contra de lo que la Cámara propone, pero es mentira", dice Fernández, "no hay una Gran Coalición, sino que como toca negociar y sacar adelante propuestas, estas alianzas puntuales son la forma más sensata de hacerlo".
En asuntos que implican la profundización de la unión en ámbitos como el económico, los argumentos de Podemos y Le Pen son indistinguibles
Podemos no está libre de estas alianzas a priori difíciles de explicar de manera sencilla. En muchos de los actos de estos últimos meses, los eurodiputados de Podemos han votado de la mano de Le Pen, en las antípodas ideológicas de la formación. Las delicadas relaciones con Rusia, la gobernanza del Euro, el presupuesto de Defensa… son temas sobre los que Podemos ha votado en contra o se ha abstenido, en la misma línea que el Frente Nacional francés, cuyo indisimulado propósito es socavar la UE desde sus cimientos.
La última votación en la que coincidieron los eurodiputados de Podemos y la extrema derecha europarlamentaria tuvo lugar en febrero. El PE aprobó una resolución de "condena rotunda" del Estado Islámico y sus "atroces violaciones de derechos humanos". Hechos que la eurocámara calificó de "genocidio" y de los que, dijo, facultan a los países a tomar las "medidas necesarias". Los cinco de Podemos se abstuvieron de votar el documento. La razón, según dejó por escrito la eurodiputada Tania González, es que "la llamada a que todos los estados se acojan a la Corte Internacional de Justicia debe incluir a Estados Unidos, China o India" y que "toda intervención autorizada debe tener un carácter civil y humanitario y no militar".
"El 90% de las veces coinciden con Marine Le Pen, aunque sea por motivos diferentes", explica Fernández. Otras veces, la coincidencia no sólo es de voto, nominal, sino también de fondo. En aquellos asuntos que implican una profundización de la unión en ámbitos como el económico o militar, los argumentos de Podemos y Le Pen son casi indistinguibles.