Cualquier melómano sueña con entrar en un estudio y verlo repleto de vinilos. Vinilos de Aretha Franklin, de los Beatles o del rey del pop. Los mejores unplugged de Jimmy Hendrix o de la esencia española con Enrique Bunbury. Cerrar los ojos con el tocadiscos de fondo y ver pasar el tiempo. Sin embargo, desde hace 15 años, el formato físico ha sufrido una caída ininterrumpida de ventas por la entrada en el mercado de nuevos actores como el streaming o las plataformas de consumo gratuito. Aún así, parece que discos y vinilos quieren resistir a las nuevas tecnologías. Prueba es que en 2016 han recaudado más de 63,5 millones de euros. Una cifra que no eclipsa el 61,2% del total que representa el consumo digital. Y es que las plataformas de pago online ya superan casi por el doble a las ventas de CD’s.
Para los vendedores de vinilos de toda la vida, los que llevan más de 25 años al frente de sus mostradores, Internet puede convertirse en un enemigo o en un compañero de viaje. Desde Discos Killers, en la Calle Montera de Madrid, su copropietario Jose piensa que en las pérdida de ventas influye "que la gente puede tener música gratuitamente (…) Internet es una jauría humana sin control y, culturalmente hablando, la gente no tiene sentido musical. No entiendo que aquí valga todo, me puedo bajar lo que quiera y cuando quiera y si desaparecen las tiendas de vinilos, que desaparezcan". Su postura coincide con la de Jesús, que desde su rincón iluminado con neón en Radio City asegura que "no es normal que la gente tenga acceso total gratuito a la música. Que la cultura sea a lo único a lo que se tiene total acceso. Si la gente tuviese acceso gratuito a los coches, se dejarían de vender coches, no hay más misterio".
Discos Bangladesh es una tienda que lleva "todos los años abiertos", bromea Antonio, su propietario, con 35 años en el sector. Él a diferencia del resto ve Internet como aliado: "Hay gente que decía que era el enemigo, pero gracias a él yo estoy mandado discos a donde jamás pensé que iba a poder mandarlos. Nosotros traíamos discos de Estados Unidos o desde Inglaterra, ahora los enviamos allí, además de a Tailandia o a Japón". "A Internet no lo vas a vencer, lo que hay que hacer es aliarse y utilizar los portales especializados en música", añade mientras saca sobres con remitente a Irlanda y a República Checa.
En 2016 se vendieron 433.000 vinilos en nuestro país frente a los 362.000 del año anterior
La subida del 21% de IVA -que venía de un 8%- en 2012 junto a la irrupción del mercado digital y la crisis económica ha hundido el formato físico. "Es imposible que esto vuelva a ser lo que era, ya no hay marcha atrás. Aquí la cultura se acaba en los libros", sentencia Antonio. Joaquín, dueño de Rock and Roll Circus, a unos cuantos pasos de Ópera ve el problema en los valores. "La educación que recibes es lo que te va a acompañar toda la vida, si en tu casa te enseñaran a oír buena música, del tipo que fuera, a leer libros, a ver películas, entonces, solo entonces, valorarías más la cultura". Desde Radio City se considera que la legislación se parece a la del "viejo oeste, ya que nadie regula nada". "Habría que perseguir la piratería", dice Jose antes de exclamar: ¡Es que es ilegal! En otros países esto está perseguido, pero aquí no lo está. Parece que la cultura no es nada". Además, señala quién tendría la solución, "quienes han creado el problema": "Si mañana quisiera Bill Gates, aquí no se bajaba un disco nadie".
Los vinilos se ponen de moda, y las ventas lo notan
Hay épocas en las que ya sea por el fallecimiento de un artista mítico o porque lo 'retro' se convierte en moda, en las que no hay persona que no busque vinilos en mercadillos o en tiendas. Ese momento fue 2016, cuando las ventas se dispararon. Tras años de caídas, los datos en España sorprendieron con 433.000 vinilos vendidos frente a los 362.000 del año anterior. Desde Rock and Roll Circus consideran esas cifras "un espejismo", e incluso "irrisorias". Y es que, "aunque de un año para otro se vendan más copias, se queda muy lejos de los millones de copias que se vendían antes". Mientras, Jose compara la tendencia con modas como la de comprarse las gafas de Marilyn Monroe, que finalmente se quedan en "flor de un día".
El dueño de Discos Bangladesh asegura que desde hace unos años "tienes que tener vinilos de alguien que acaba de morir porque si no, no eres nadie. Estamos llegando a un extremo que no es normal". Aún así, señala que los vinilos siempre han sido objeto de coleccionistas, aunque "en España ha sido muy minoritario". Precisamente por este motivo, los precios de los vinilos pueden ser un inconveniente tanto ahora como antes: "El precio para un chaval actualmente me parece igual de inaccesible que lo era para mí, comprarme un disco era una cosa heroica", asegura Jesús.
Para muchos, los vinilos están anticuados y su calidad no es la mejor. En cambio, para sus seguidores escuchar música en un tocadiscos "es magia". Para Joaquín, "el vinilo es el romanticismo, la mística". "Te llena de nostalgia, tienen un sonido más cálido, dan otra cosa", comparte Jose. Quien, serio, con 55 años sueña despierto: "Me gustaría llegar a los 65 y jubilarme vendiendo discos, porque es mi vida". En Madrid, en este siglo, solo una persona lo ha conseguido desvela Antonio: "Eduardo, el dueño de Discos Melocotón, se jubiló hace tres o cuatro años. Ha sido el único que ha cerrado su ciclo" y acaba sumándose al sueño de su compañero: "Yo también quisiera llegar a eso".