Con el calendario electoral catalán todavía en el aire, el Gobierno y la dirección del PSOE comparten la opinión de que ya es tarde para abrir un diálogo eficaz con la Generalitat que sea útil para encauzar el proceso soberanista. Después de la apertura de varios canales de negociación que se han visto frustrados, tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez son conscientes de que ahora solo cabe encarar este desafío desde un prisma puramente electoral, teniendo en cuenta lo que se juegan los dos grandes partidos en Cataluña tanto en las elecciones municipales y autonómicas de mayo como en las legislativas previstas para seis meses después.
El Gobierno carece ya de margen para cualquier pacto que se interprete como una concesión al nacionalismo
El paso del tiempo ha confirmado que delante de un reto tan grande como el que representan las elecciones de mayo para el PP, Rajoy carece de margen para hacer cualquier gesto que pueda ser interpretado por sus barones como una cesión a los nacionalistas. Las advertencias en esta dirección llegaron a La Moncloa y también al equipo económico del Gobierno el pasado octubre, cuando entró en el Congreso el proyecto de ley de Presupuestos para 2015: los dirigentes regionales del PP dejaron claro que no admitirían privilegio alguno para Cataluña. Un presidente autonómico lo expresaba así recientemente en privado: “No puede ganar el partido quien ha decidido practicar el juego sucio y, además, prescindir del árbitro”.
Finalmente, no ha habido concesiones presupuestarias al independentismo y de lo único que se ha beneficiado Cataluña, que no es poco, es del proceso abierto por el Gobierno para mutualizar la deuda de todas las comunidades autónomas. La Generalitat debe más de 62.000 millones de euros, gestiona la comunidad más endeudada y de un 48,26% de lo que adeuda ya es acreedor el Estado. El dato ha provocado los recelos justos ya que de estas facilidades dadas por Hacienda para que las comunidades se financien más barato han podido beneficiarse las 17.
El efecto Podemos sobre el mapa político catalán
Ahora, resumen en el Gobierno, lo único que cabe es esperar a que Artur Mas termine de despejar su agenda electoral y que se celebren los comicios de mayo para comprobar el efecto que ha provocado Podemos en el mapa político catalán. Hasta que eso ocurra, el PP trabajará la carpeta catalana en clave puramente electoral, abanderando la defensa de la Constitución y la unidad de España. Son dos aspectos en los que algunos ministros creen que el PSOE juega con desventaja ya que Pedro Sánchez aceptó gustosamente como herencia la propuesta de una reforma constitucional esbozada por Alfredo Pérez Rubalcaba que la actual dirección socialista no ha terminado de concretar.
En los contactos periódicos que sigue manteniendo Mariano Rajoy con Felipe González y con el propio Rubalcaba, éstos le han acabado reconociendo que sería altamente arriesgado abrir esta reforma constitucional sin un amplio consenso previo, objetivo que todavía puede ser más difícil de cumplirse en la próxima legislatura si de las elecciones generales sale un Parlamento tan troceado como el que anticipa la mayoría de las encuestas.
El PP y el PSOE coinciden en que en la próxima legislatura será todavía más difícil encarar la reforma constitucional
Otro obstáculo para el PSOE procede de la debilidad con la que su filial en Cataluña, el PSC, sigue intentando recuperar el espacio electoral perdido, todavía más visible en los sondeos desde la irrupción de Podemos. Hay diputados del PSC que trabajan en el Congreso y admiten sin disimulos que la organización se juega en los próximos meses su propia supervivencia como partido, sin una estructura sólida todavía ni para afrontar el posible adelanto electoral en Cataluña ni tampoco la ofensiva independentista que busca controlar en mayo la mayoría de los ayuntamientos catalanes. Si a ello se le suma que la dirección del PSC tampoco tiene todavía claro el asentamiento de Pedro Sánchez como líder del PSOE y mira continuamente de reojo a los movimientos de Susana Díaz en Andalucía, la cosa se complica.
En la dirección del PSOE se confiesa que la unidad de España que pondrá Rajoy en valor en este ciclo electoral puede ser mucho más rentable electoralmente para el PP que la propuesta federal de Pedro Sánchez para los socialistas, entre otras razones porque no ésta no ha servido para solucionar el problema y tampoco ha aportado nada a un debate político que continúa bloqueado.