Entre las bambalinas de la sala de la Audiencia de La Palma, la Infanta Cristina se desataba y declaraba las ganas que tenía que que acabara su situación a raíz de su implicación con el Caso Nóos para marcharse de España y no volver más, según publica El Mundo. Minutos después, se despedía de forma protocolaría de los asistentes y se marchaba.
No es la primera vez que la Infanta Cristina derrocha sinceridad en las inmediaciones contiguas a la sala donde toma declaraciones. En una ocasión, tal y como explica El Mundo, algunos testigos que se encontraban en ese momento en los pasillos, pudieron escuchar como algunos abogados la consolaban: "Señora, no se preocupe, tiene que estar tranquila" a lo que Cristina de Borbón respondía de manera irónica: "Al principio me dijeron que no me preocupara y que estuviera tranquila porque no me imputarían, y me imputaron; luego me dijeron que no me preocupara porque el asunto no iría a juicio, y me sentaron en el banquillo; luego, que el tribunal admitiría la cuestión previa y que me podría ir, y aquí estoy... Pero, vamos, que tranquila estoy"
Durante los casi dos años que ha durado el proceso -judicial y mediático- hemos podido ver una prudente, comedida y midiendo mucho sus palabras Infanta Cristina, siendo ésta su tónica en todas sus declaraciones donde aprovecha para dejar clara su inocencia y la confianza que depositaba en su marido, Iñaki Urdangarin.