La primera sesión del congreso del PP de Madrid fue un asunto de mujeres. Tres. Dolores Cospedal, en la cúpula. Esperanza Aguirre, de salida. Cristina Cifuentes, de entrada.
"Eres una de las más grandes políticas queha tenido la democracia española", le espetó Cospedal a una conmovida Esperanza Aguirre. Era el día del adiós. Aguirre desaparecía formalmente de la dirección del PP madrileño con la entrada de Cristina Cifuentes, hasta ahora al frente de la gestora.
El PP madrileño demostró su enorme cariño hacia quien ha sido su jefe de filas durante años. No hubo cicatería, en contra de lo que algunos se esperaban. Todo lo contrario. Cuatro minutos de un auditorio puesto en pié, en cerrada ovación ante una Esperanza emocionada y envuelta en lágrimas. Mariano Rajoy, tan escasamente 'esperancista', no evitó incurrir en los elogios. "Muchas gracias Esperanza, le has dedicado una parte importante de tu vida a este proyecto. Le hemos dedicado. Todos podemos estar satisfechos de lo hecho y de lo que está aún por hacer". Sonó a invitación de futuro algo forzada.
Un grupo totalitario en Madrid
Aguirre está de salida, aunque en su intervención, se mostró orgullosa de la labor que lleva a cabo el grupo municipal que ella dirige. "Madrid está gobernada por una alcaldesa buena, buena, muy buena, y un equipo de comunistas de lo más rancio. Un equipo de carácter totalitario que no intenta disimular", espetó Aguirre ante el entusiasmo de los asistentes.
Cristina Cifuentes, en primera fila, recibió también elogios y parabienes de los asistentes y oradores. Rajoy, algo tibio, se refirió a "lo bien que lo has hecho en una etapa muy difícil" y reclamó "unidad bajo su liderazgo".
La tarde era de Aguirre. Dolores Cospedal, con quien compartió un largo trayecto de su primera etapa en política, no dudó en ser generosa en el elogio y el agradecimiento. "Esperanza ha dejado una impronta muy importante en la via política española. Es una de las más grandes políticas que ha tenido nuestra democracia. Ha liderado un partido imbatido, porque con Aguirre, el PP nunca ha perdido".
En momentos incómodos, ásperos y difíciles, en los que la mayor parte de quienes fueron sus colaboradores están pendientes de los tribunales, o en la cárcel, Aguirre necesita este gesto reconfortante. No se lo esperaba. Ya no cree en el partido. O al menos, no cree en este PP. Los militantes, afiliados y simpatizantes que llenaba el auditorio del congreso, demostraron no sólo su respeto y afecto hacia la lideresa saliente, sino su reconocimiento más apasionado. Esperanza seguirá en el Ayuntamiento. Al menos, dos años. Luego, se verá.