Motor

Audi explora la Inteligencia Artificial en el automóvil

Sensores de ultrasonidos y radar, escáner de láser, sistemas basados en cámaras, procesador de alto rendimiento para tratamiento de datos, una rápida conexión a Internet vía red telefónica móvil… son características que llevarán a bordo las futuras generaciones de Audi. Coches que aprenden del entorno para decidir por sí mismos.

La Inteligencia Artificial está a la vuelta de la esquina en el mundo del automóvil. Audi es una de las primeras marcas que habla ya abiertamente de esta tecnología futurista que hace pocos años sólo veíamos en películas de ciencia-ficción. Y es que “Audi AI” será a corto plazo el emblema para una serie de sistemas innovadores que aliviarán la tensión del conductor y le ofrecerán nuevas posibilidades de utilizar el tiempo que transcurre en el coche. Para este fin, Audi AI utiliza estrategias y tecnologías del campo de la inteligencia artificial y del aprendizaje de máquinas, lo que sitúa a la marca un paso por delante en el sector del automóvil.

Los sistemas Audi AI son capaces de aprender y pensar, a la vez que son proactivos y personales. Gracias a ello, los futuros modelos serán inteligentes y empáticos, y podrán interactuar continuamente con su entorno y con los ocupantes del vehículo, y adaptarse mejor a los requerimientos individuales de los pasajeros.

La Inteligencia Artificial comienza a llegar al sector del automóvil.

Para el desarrollo de esta tecnología de Inteligencia Artificial Audi aprovecha la experiencia de muchos años que la marca ha acumulado en vehículos experimentales de conducción pilotada. Ya en 2010, un Audi TT sin conductor realizaó la subida al mítivo Pikes Peak en Colorado (EE.UU.). En 2013, Audi fue el primer fabricante de automóviles en obtener un permiso para ensayos en los estados americanos de California y Nevada. En enero de 2015, el Audi A7 piloted driving concept, un prototipo experimental recorrió 900 kilómetros de autopista desde Stanford a Las Vegas. Y en mayo de 2015, un Audi sin conductor rodó en el denso tráfico urbano de Shangai (China), una de las situaciones más complejas que puede imaginarse.

Un nuevo paso mirando al futuro

Audi introduce ahora el siguiente paso con su programa de Inteligencia Artificial (AI). Las enormes cantidades de datos procedentes de los diversos sistemas de asistencia podrán procesarse de forma mucho más rápida y podrán utilizarse y compararse casi en tiempo real con los datos de otros usuarios. El vehículo enteramente conectado mirará al futuro mucho más allá que con los sistemas previamente utilizados. Y es que el coche del futuro tendrá la posibilidad de realizar pronósticos analizando millones de datos de forma continua.

Los estudios sobre Inteligencia Artificial comienzan en maquetas a escala.

La inteligencia del vehículo es un componente clave de Audi AI: así es la manera en la que los sistemas y tecnologías inteligentes de ayuda mostrarán el camino hacia el vehículo de conducción plenamente autónoma. El Audi AI traffic jam pilot del nuevo Audi A8 es un ejemplo actual de la inteligencia del vehículo. Una completa serie de sensores explora el entorno y los datos son procesados en la unidad central de control para los sistemas de asistencia (zFAS) que se estrena en el nuevo Audi A8. Dicha unidad de control proporciona continuamente un mapa del entorno, y es respaldada por medio de una segunda fusión de datos en la unidad de control por radar. El nuevo Audi A8 es el primer vehículo de producción en el mundo que reúne los requerimientos técnicos que permiten, si se demanda, una conducción altamente automatizada –que supone ya el nivel 3– en determinadas situaciones de tráfico.

Pero el futuro no es solo la conducción totalmente automatizada, sino que el automóvil ofrecerá mucho más. Además de una inteligencia de vehículo en continua mejora, la inteligencia de interacción también aumentará. El coche dispondrá de una característica completamente nueva, la empatía hacia sus ocupantes. Los sistemas y tecnologías inteligentes convertirán al vehículo en un ayudante casi real y pensante que superará su propósito inicialmente buscado, permitiendo a los vehículos del futuro anticipar los deseos del conductor o pasajeros de un modo apropiado a la situación, y así ayudarlos pro activamente en cualquier momento. Podrán sugerir un servicio y concertarlo autónomamente para los pasajeros, como una especie de asistente personal. Coches que aprenderán continuamente y desarrollarán aún más sus capacidades. De esta forma, la tecnología se adapta a las necesidades individuales de las personas, facilitando en gran medida las tareas del día a día.

Por ejemplo, el coche podrá desplazarse por sí mismo, sin conductor, a un garaje, pero no sólo para aparcarse de forma autónoma, sino que podrá acceder a diferentes servicios, como el lavado del coche, recepción de paquetes, repostaje en la gasolinera o, en el caso de un vehículo eléctrico, localizar el punto de recarga y conectarse si detecta una carga baja de la batería. Gracias a la inteligencia artificial, el coche puede buscar todos esos servicios por sí mismo. Conectado con su entorno, el Audi inteligente puede incluso localizar una plaza de aparcamiento él mismo, antes de estacionar con precisión en ella. En el momento deseado, el vehículo volverá a posicionarse en la zona de entrega, listo para su siguiente desplazamiento.

Inteligencia para mejorar la seguridad

Pero no sólo la Inteligencia Artificial asegurará un mayor confort a los ocupantes del automóvil, sino que incidirá de forma aún más acusada en lo que a la seguridad se refiere. Y es que actualmente, los errores de los conductores representan hasta el 90 % de las causas de accidentes en carretera. La Inteligencia Artificial podrá prevenir que las situaciones peligrosas que son causa de accidentes lleguen a producirse, una de las mayores prioridades de Audi.

La inteligencia artificial pronto hará posible que los vehículos de conducción pilotada reaccionen apropiadamente en situaciones altamente complejas, igual a como lo haría un conductor humano, o quizá incluso mejor. Como una parte de la tecnología de información, la inteligencia artificial se propone equipar a las máquinas con capacidades similares a los seres humanos. Esto puede conseguirse, por ejemplo, utilizando el aprendizaje de máquinas.

Este es sin duda un requisito previo para la inteligencia artificial y la base para ello procede de las matemáticas y la estadística. En complejas situaciones, los algoritmos encontrarán pautas y normas, y tomarán decisiones basadas en ellas. En vehículos inteligentes y pilotados, habrá en el futuro numerosos casos de utilización de aprendizaje de máquinas. Uno de los más importantes campos en este sentido es actualmente el reconocimiento de objetos y de entorno. En modelos como el A4, A5, Q5 y Q7, el reconocimiento de objetos ya ha sido aplicado en modelos de producción con la ayuda del aprendizaje supervisado. Para este propósito, se utiliza un sistema previamente preparado, de forma que el proceso de aprendizaje se completa antes de que el coche entre en producción.

Incluso en el nuevo Audi A8, el aprendizaje supervisado se utiliza para reconocimiento de objetos. El procesamiento de imágenes se basa, entre otras cosas, en el método de aprendizaje profundo. La red neural aprende a clasificar diversas gamas de objetos, como vehículos, ciclistas o peatones. Los datos recuperados como parte de este proceso quedan a continuación disponibles para la versión final del software del sistema de ayuda, así como para el software de conducción pilotada.

Audi presentó un ejemplo de utilización de aprendizaje de máquinas a principios de este año 2017 en el Salón de la Electrónica de Consumo (CES) de Las Vegas. En una pista al aire libre especialmente adaptada, el Audi Q7 deep learning concept utilizaba para su orientación una cámara delantera que comunicaba con una unidad de ordenador que se encargaba de dar las órdenes para iniciar el movimiento de dirección con gran precisión.

Inicialmente, el Audi Q7 experimental daba varias vueltas a la pista con un conductor al volante y cámaras adicionales para ir conociendo la ruta. El sistema establecía una correlación entre las reacciones del conductor y las incidencias detectadas por las cámaras. Como resultado de ello, el vehículo entendía las señales externas como semáforos temporales, y podía interpretarlas y responder a ellas como la situación requiere. 

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