En marzo de 1970 la agencia espacial lanzó 32 cohetes sonda durante el eclipse solar total sobre la costa este. Durante el eclipse de este lunes usarán satélites, aviones y drones para estudiar el fenómeno y sus efectos sobre la atmósfera.
El eclipse solar de este lunes 21 de agosto es una magnífica ocasión para disfrutar de un espectáculo (sobre todo si vives en Estados Unidos), pero también para hacer experimentos relacionados con la actividad del sol y la climatología. Durante siglos los eclipses fueron una fuente de información única para estudiar estos fenómenos y se realizaron todo tipo de experimentos para obtener información. Uno de los más interesantes tuvo lugar durante el eclipse del 7 de marzo de 1970 en la costa este de Estados Unidos, cuando la NASA aprovechó para lanzar hasta 32 cohetes sonda y estudiar las condiciones de la atmósfera mientras la luna ocultaba temporalmente la luz de nuestra estrella.
El fenómeno se bautizó como “el eclipse del siglo” y dado que era la primera vez que el recorrido de la sombra de la luna pasaba por una de sus instalaciones aeronáuticas - el centro aéreo de Wallops, en Virginia- la NASA decidió poner toda la carne en el asador y lanzar una serie de cohetes suborbitales para tomar datos meteorológicos, sobre la ionosfera y sobre la física del sol. El primer cohete se lanzó a las 9,30h de la mañana y durante el día le siguieron otros 24 lanzamientos. Durante el momento álgido del eclipse, con una oscuridad del 99,9% y en el intervalo de 21 minutos comprendido entre las 13,26 y 13,47h, se lanzaron 15 cohetes, algunos separados por apenas unos segundos.
En un intervalo de 21 minutos se lanzaron 15 cohetes con pocos segundos de diferencia
El espectáculo congregó a una multitud de entre 12.000 y 14.000 personas en los alrededores de la isla de Wallops, quienes no solo pudieron disfrutar del eclipses sino de los cohetes que se lanzaron antes, durante y después del fenómeno. Entre los asistentes estaban algunos congresistas y el gran Wernher von Braun, el responsable del programa de lanzamientos durante los años dorados de la carrera espacial. Al día siguiente se lanzaron otros tres cohetes y un cuarto no relacionado con los experimentos. También se lanzaron otros dos cohetes desde las instalaciones de White Sands, una zona no afectada por el eclipse, en Nuevo México, para poder comparar los datos con los de Wallops.
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Durante el eclipse de este lunes 21, cuya banda de totalidad cruzará Estados Unidos desde Oregón hasta Carolina del Sur, la NASA no lanzará cohetes pero se realizarán decenas de experimentos científicos y se tomarán datos desde satélites, aviones, globos meteorológicos y estaciones en tierra. Un equipo de investigadores de las universidades de Oklahoma State y Nebraska utilizarán este lunes varios drones para tomar datos de los cambios durante el eclipse. Para los científicos que estudian la atmósfera, el cambio brusco que supone la oscuridad del eclipse es una ocasión ideal para conocer mejor los efectos del calentamiento del sol. De hecho, durante el tiempo de oscuridad se genera un viento característico conocido como"brisa del eclipse”. “Lo que sucede básicamente es que se genera un viento por el brusco enfriamiento que se produce”, explica a Next el meteorólogo José Miguel Viñas. “Las diferencias de presión en el aire en torno a la banda de totalidad genera esos movimientos de aire”. Para las mediciones, estos drones irían equipados con sensores tomarán datos de temperatura, humedad y presión, además de lectores que medirán la fuerza y dirección del viento.
Varios drones tomarán datos de temperatura y presión y dos jets seguirán la banda de totalidad
El experimento más espectacular quizá sea el diseñado por la NASA para monitorizar las progresiones del eclipse mediante dos aviones a reacción en los que han instalados telescopios y que volarán en formación sobre Missouri, Illinois y Tenneseee a 50.000 pies de altitud. Su objetivo es tomar imágenes de la atmósfera solar y datos que pueden ayudar a aclarar por que esta zona de la estrella está tan caliente. Las aeronaves son capaces de volar a casi 1.000 km/h que les servirá para aguantar un poco más en la zona de sombra, que avanza unas cuatro veces más rápido.
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“A priori un eclipse es un espectáculo”, explica a Next el astrónomo Ricard Casas, del Instituto de Ciencias del Espacio de Barcelona. “Muchas personas que se desplazan lo que van a ver es el espectáculo de cómo la luna cubre el sol y se ve la corona. Desde un punto de vista científico se pueden hacer cosas, pero tenemos instrumentos que nos permiten producir eclipses artificiales, mediante telescopios especiales que ponen una máscara para observar la corona”. Casas se refiere a los telescopios SOHO y SDO que, junto a otros instrumentos ópticos en tierra, monitorizan de forma constante la actividad del Sol. Aún así, reconoce, hay ciertas medidas sobre el diámetro solar que se pueden tomar con especial precisión durante uno de estos eclipses.
El astrónomo Jay Pasachoff, por ejemplo, lleva años utilizando este medio para hacer determinadas mediciones de la corona. “Las observaciones del eclipse siguen siendo la única manera de obtener observaciones en luz blanca de importantes regiones en la corona media y baja, en la que se forman los vientos solares”, asegura. La comparación de estos datos con registros anteriores nos permite conocer mejor la actividad del sol y predecir algo tan importante, y potencialmente peligroso, como las grandes tormentas solares.