Es asturiana, pero vive en Málaga. Hasta hace poco se ganaba la vida pilotando un helicóptero, pero todo cambió cuando escuchó a Albert Rivera hablar por radio. Entonces decidió entrar en política. Nunca antes se había dedicado a tal cosa, ni siquiera se le había pasado por la cabeza. Hoy, Irene Rivera (Mieres, Asturias) es la número uno de la lista de Ciudadanos por Málaga para las elecciones del 20 de diciembre y aunque Rivera no se ha montado nunca con ella en una aeronave, nadie puede negar que ambos han despegado en un proyecto que, a su manera, desafía la gravedad.
Hasta hace poco se ganaba la vida pilotando un helicóptero, pero fue escuchar a Albert Rivera y decidirse a entrar en política
Ocurrió hace apenas dos años. Irene Rivera, que hoy tiene 45, entonces no tuvo reparo alguno en prestar su apoyo e incorporarse a la formación naranja, que en aquellos días no gozaba de la visibilidad actual. En 2013, y aunque era consciente de que las posibilidades de salir electa como eurodiputada eran remotas, se presentó en las listas de Ciudadanos para las europeas. Repitió luego en las andaluzas –quedó como portavoz de C’s en el Parlamento- y luego se sometió a las primarias para formar parte del grupo de Ciudadanos en el Congreso.
Todo ha sido vertiginoso, rápido, a su manera inesperado, pero ella suena encantada, mejor dicho decidida. Las cosas, sin embargo, tienen un precio, porque Irene Rivera ha tenido que bajar de las nubes. Ella, que se había desempeñado como jefe de Patrulla de la DGT durante diez años, primero en Madrid y luego en Málaga, tuvo que pedir una excedencia, por tratarse de un cargo de la administración del Estado incompatible con sus nuevas funciones políticas. Aunque intentó no cobrar su sueldo para al menos poder seguir volando, no fue posible.
Rivera, que de pequeña tenía muy claro que quería volar un avión caza, no ve esta nueva temporada en tierra como un desvío en su vida, sino como una oportunidad. Una cosa sí admite, entre risas y después de mucho pinchar con preguntas. Qué es peor: pilotar una aeronave o ir de primera en una lista electoral. "Pues a veces la política da más vértigo que volar un helicóptero". Lo que resulta inexplicable, sin embargo, de toda esta historia es qué resultó tan fuerte como para que alguien como ella dejara aparcada su profesión y se reinventara en un oficio tan distinto como la política. La repuesta tiene nombre y apellido: Albert Rivera.
-¿Qué hace una mujer como usted en un asunto como éste?
-Todo ocurrió cuando escuché hablar por primera vez a Albert. De eso hace ya dos años, en 2013. Él estaba anunciando la creación de la plataforma ciudadana, que se presentaba en esos días en Madrid. Lo escuché hablar por la radio. Debo decir que me inspiró. Hizo un llamamiento a la sociedad civil, a que las personas de fuera de la política entraran en ella para liderar un cambio.
"Todo ocurrió cuando escuché hablar por primera vez a Albert, en 2013. Él estaba anunciando la creación de la plataforma ciudadana por radio"
-¿Pero por qué? ¿En qué código estaba cifrado aquel mensaje que la hizo movilizarse de esa manera?
-No lo sé. Lo que decía me tocó igual que me tocó volar: cuando sientes algo de una manera intensa.
-Caramba.
-Fíjese la fuerza.
-¿Fue a Madrid a escucharlo en persona?
-No me hizo falta ir a Madrid a escucharlo. Empecé a ver cuáles eran sus ideas. Le mandé un correo electrónico. Le dije que era piloto y que a partir de ese momento había descubierto que mi camino era ayudarlo.
-¿Y qué ocurrió?
-Me respondió a los dos días. Eso fue el 25 de octubre de 2013. Hace dos años… y mire dónde estamos.
Y que lo diga. En los últimos meses, Ciudadanos se ha consolidado como una fuerza que puede disputar la hegemonía a los partidos históricos, además de convertirse en la llave de gobierno. Según las encuentas, el partido naranja es la segunda fuerza política. Es una cresta de la ola repentina en la vida de Irene, quien descubrió el trabajo político como una segunda vocación, porque la primera, la de volar, estuvo siempre ahí, prácticamente desde que tiene uso de razón.
"Quería ser piloto de caza, siempre fue una ilusión desde niña. Más adelante, cuando pasó el tiempo, comencé en la administración pública. Entré a trabajar como funcionaria del cuerpo superior de Sistemas del Estado. En un congreso de tecnología conocí a mi jefe en la DGT. La DGT es el único cuerpo que tiene pilotos civiles del Estado –asegura-. Estaba claro que aquel era mi lugar. Era mi sueño. Comencé primero en Madrid y luego en Málaga, donde vivo ahora, aunque siempre digo que soy ciudadana del mundo, en realidad me he movido bastante”.
"Quería ser piloto de caza, siempre fue una ilusión desde niña. Más adelante, cuando pasó el tiempo, entré a la administración pública"
Salió de Mieres a los 17 años y emprendió una ruta que la llevó por Italia, Suiza y Estados Unidos. Marchó luego a Madrid y finalmente a Málaga, lugar al que viajó por primera vez en 1999. "Fui por asuntos de trabajo y me enamoré. Es preciosa para volar". En el sur no sólo se enamoró de las vistas aéreas de Málaga, sino de su actual pareja, un cordobés con el que se casó hace ya cinco años. Ella, que es la menor de dos hermanas, tiene la voz seria, pero no escatima la risa, que resuena gustosa al otro lado del teléfono.
A esta mujer, una especie de trotamundos, licenciada en Ciencias Físicas y además piloto, la carrera hacia San Jerónimo para alcanzar un escaño en el Congreso no debe intimidarla. "La política tiene mucho de sueño te da las herramientas para hacerlas realidad", dice para intentar darle sentido al vuelco que ha pegado su vida en estos últimos 24 meses.
-¿Cuál es la parte del programa de gobierno más urgente de poner en marcha cuanto antes, al menos para usted?
-Hay cientos de cosas del programa que me encantaría llevar a buen puerto, pero la propuesta que más me gusta, la más urgente y la que tendría un impacto más rápido en la economía sería la eliminación de la cuota de autónomos y hacer que se pague en función de lo que se ingresa. Es lo básico para reactivar la economía. Otras propuestas en las que deseo trabajar a fondo son aquellas que tienen que ver industria y nuevas tecnologías, además de reforzar el turismo para Málaga.
-Dígame una cosa, ¿Albert Rivera no se montado todavía en un helicóptero pilotado por usted?
-No (risas), aún no.
-Pero… ¿usted cree que se animará?
-Sí claro –responde, nuevamente entre risas, en una conversación que supera los veinte minutos inicialmente pactados y a los que ella no ha puesto cortapisas en ningún momento.
La semana que ha tarsncrurrido ha sido dura para Irene Rivera. Una agenda copada. El líder de Ciudadanos dedicó buen tramo de su Ruta Ciudadana en Málaga, donde ella lo acompañó en todo momento. Algo ha de tener el joven Rivera que consigue atraer a personas que, antes de él, ni se hubiesen planteado entrar en un maratón electoral de este calibre. Sobre el tema, Irene Rivera asegura, con actitud grave, incluso algo teatral: "Sé que la gente quiere un cambio. Nosotros lo percibimos, nos lo dice la gente en la calle".