Pilar Eyre se ha querido curar en salud escribiendo su última novela y a pesar de que los detalles minuciosos, localizaciones y vivencias de sus personajes son la propia vida de Isabel Preysler y Julio Iglesias, la periodista ha preferido dar otros nombres a sus protagonistas para evitar posibles demandas ya que se habla de infidelidades, disputas matrimoniales... Por ello no es de extrañar que el inicio del libro sea éste: “Como esta es una novela, me veo en la obligación de advertir a los lectores que todo parecido con la realidad es pura coincidencia. O no…”.
Tan sólo rescatando unas declaraciones de Isabel Preysler entendemos las similitudes de la vida de ésta con Muriel, su personaje en la ficción: “Podría decir que nos casamos porque estábamos enamorados y sería verdad, pero lo cierto es que me quedé embarazada. Entonces parecía una tragedia no pasar por la vicaría. El cura que nos casó a Julio y a mí, el 20 de enero de 1971, declaró que nunca había visto a una novia llorar tanto en su vida, estar tan, tan triste. Simplemente sentía que no era el momento todavía. [...]”, así de sincera se mostró Preysler en una entrevista a ‘Vanity Fair’.
Lo mismo le ocurre a la protagonista del libro de Pilar Eyre, Muriel, sobre la que escribe que su suegro, el doctor Campos Soto, -que nos recuerda al doctor Iglesias Puga, padre de Julio Iglesias-, no veía con buenos ojos a Muriel –Preysler- y sus palabras cuando conoció que estaba en “estado de buena esperanza” fueron: “Los hombres de España, cuando dejamos preñada a una mujer, nos casamos con ella… Estoy hablando de chicas decentes, por supuesto”. A lo que la escritora apunta: “Las otras es de suponer que debían apañarse solas con el problema”.
Además escribe que “nadie debía enterarse de que se casaba de penalti”, que se tapó el vientre con el ramo y que Muriel “entró en la iglesia llorando desconsoladamente… sus lágrimas rodaban por sus mejillas sin que ella hiciera el menor esfuerzo por contenerlas… lloraba porque no quería casarse” y “no quería unir su destino a un hombre al que apenas conocía”, que tenía “fama de amante experto” y “la habái dejado embarazada en el tercer polvo que habían echado”. Situación que es la misma que la que describió Isabel Preysler.
La pareja del libro, Luis y Muriel, como la real, Julio Iglesias e Isabel Preysler, se casaron en Illescas, Toledo, en invierno y con “fotógrafos gritones que se subían a los bancos” y “vecinos que se agolpaban a en la puerta y trataban de entrar a empujones”. Uno de los vecinos es el que descubrió que no era española y gritó: “¡Es china!”. Pilar también relata la impresión del cura, que llama Pepe Aguilera, que contó “con preocupación que nunca había visto una novia tan triste”.
En el libro también descubrimos cómo sentó en la familia de Preysler la noticia y cómo era su relación: “El padre no se había molestado en acudir desde Manila. Todavía enfadado con Muriel porque lo había desafiado saliendo con un play boy de mala reputación. John Know, quince años mayor que ella, el primer hombre de verdad de su vida”.
Esta historia de Preysler con un playboy también es conocida y también escribió sobre ella Peñafiel. En su libro contaba que la filipina vino a España porque con 17 años se enamoró de un rico playboy de 27, a sus padres no les agradaba la relación y para evitar la boda, la enviaron a Madrid con sus tíos para continuar con sus estudios.