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Cultura

Steve Hackett: un buen test para calibrar el propio nivel de excelencia

Steve Hackett (flickr | mRio - imagen con licencia CC BY 2.0).

No, no se asusten, no se trata del típico guitarrista que se pasa una eternidad haciendo solos autocomplacientes, sino de un músico que realiza siempre maravillosas armonías vocales que ejecuta en directo sin inmutarse y con una elegancia absolutamente británica. Un placer para el oído exigente. Antes que todo eso, degustó las mieles del éxito masivo, como instrumentista (casi) fundador del grupo Genesis.

Tal vez sirva a quienes los desconocen, saber cuáles son sus principales influencias: Eric Clapton, Jeff Beck y Andrés Segovia. O tal vez les descoloque aun más. Hackett, nacido en 1950, participó en la primera etapa de Genesis, siendo uno de los compositores principales en discos que son toda una maravilla sónica, como Nursery Crime, Foxtrot, Selling England by the Pound o The Lamb Lies Down on Broadway, liderados por un joven y desafiante Peter Gabriel. Este último también daría para escribir sin parar unos cuantos tomos. Aquellos jóvenes se conocieron casi todos en la selecta escuela secundaria de Charterhouse, y con menos de 25 años crearon obras que son piezas clave en la historia del rock progresivo.

Adiós a Genesis

Tras la marcha de Gabriel en 1975, Phil Collins le remplazó como cantante y Hackett aún le aguantó dos discos; extraordinarios, por cierto. El batería reconvertido en voz agarró el timón con decisión. Los dos primeros trabajos del Genesis post-Gabriel (A Trick of the Tail y Wind & Wuthering) todavía tuvieron más éxito que lo hecho anteriormente, con un gran protagonista de Hackett, pero un Collins, que comenzaba a fijarse demasiado en las listas de la radio fórmula, acabó forzando la salida del guitarrista del súper grupo en 1977. A partir de ahí comenzó una carrera en solitario absolutamente variada. Su primer trabajo (The Voyage of the Acolyte) salió estando todavía en la banda y es considerado como el disco que Genesis debería haber grabado si no hubiera dado el giro comercial. De hecho, colaboran sus ex compañeros con profusión.

Artista razonablemente minoritario, no tiene problemas para llenar recintos de unos cuantos miles de personas como el Royal Albert Hall.

Los tres siguientes, Please don’t touch y sobre todo, Spectral Mornings y Defector, son, posiblemente, sus obras maestras. Trabajos heterogéneos, melódicos a veces y oscuros en ocasiones; son bastante inclasificables, aunque un verdadero placer para el oído. Después llegaron las grabaciones más comerciales (ahí está la Wikipedia para ver la lista, o su página web), y la colaboración con Steve Howe (Yes) en la banda GTR (abreviatura de guitar). Hace dos años hizo lo propio con el bajista de Yes, Chris Squire, dando lugar a la banda Squackett. También han aparecido discos de guitarra clásica (Metamorpheous) y regrabaciones de Genesis.

De gira

Precisamente, Hackett está de gira ahora, presentando su Genesis Revisited II, que permite escuchar en versión siglo XXI todos aquellos éxitos que tienen ya 40 años. El británico tocó el pasado 24 de octubre en el Royal Albert Hall, un escenario más que apropiado. El sonido era cristalino; impactante y él estaba en plena forma, pese a superar ya los 60. El público era de lo más variopinto. Podía verse en los asientos del venerable recinto a banqueros de la city, con sus trajes de Saville Road a rayas, recién salidos de la office; pasando por los clásicos cerveceros británicos, sagas de abuelo-padre-nieto… Artista razonablemente minoritario, no tiene problemas para llenar recintos de unos cuantos miles de personas. Llenó el Albert Hall y meses antes el Hammersmith Arena de la capital británica. No tiene por qué dejarse ver por realities musicales para estrellas olvidadas.

Siguiendo su cuenta de Twitter es frecuente verle visitando Toledo, Córdoba, la Acrópolis o templos japoneses. Quien no haya escuchado nunca a Hackett tiene un buen test para calibrar su grado de excelencia musical. Pocas veces podrá escuchar una música más bonita. Al que le guste, puede presumir de buen oído y buen gusto. Excelencia en estado puro. Unos cuantos álbumes de Hackett serían un excelente regalo navideño y un disfrute eterno. 

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