Hubo un tiempo en el que los editores de prensa escrita apostaron por la televisión para diversificar su negocio. Ante la inminencia del apagón analógico y con la intuición de que la TDT contribuiría a aumentar su facturación, se embarcaron en proyectos audiovisuales que, en su mayor parte, les han deparado más disgustos que alegrías. Una de las compañías que siguió esta estrategia fue el Grupo Godó, que en 2001 puso en marcha su propio canal, primero denominado CityTV y rebautizado en 2006 como 8TV. Desde entonces, su audiencia ha sido mediocre y su cuenta de resultados, deficitaria. De hecho, desde que en 2010 se inició el proceso soberanista, sus pérdidas han ascendido a 27 millones de euros.
No se puede decir que los responsables de esta cadena generalista hayan situado su línea editorial del lado de quienes defienden la independencia de Cataluña, puesto que su rostro más influyente, el periodista Josep Cuní, se ha mostrado tradicionalmente crítico con el procés. De hecho, desde la Assemblea Nacional Catalana (ANC) llegaron a definirle como el enemigo interno por su lejanía ideológica con respecto a los rupturistas. Sin embargo, en una comunidad autónoma en la que el tema de la secesión ha sido el centro de la agenda política durante los últimos años, 8TV le ha concedido un abundante espacio en sus programas de información y debate.
Desde esta posición, su audiencia ha sido siempre muy inferior a la de la televisión pública catalana y a la de las principales cadenas privadas de ámbito nacional. El último mes, su cuota de pantalla fue de 3,3 puntos, frente al 10,6% que logró TV-3, el 11,8% de Telecinco, el 9,7% de Antena 3, el 7,7% de La 1, el 6% de La Sexta y el 5,5% de Cuatro. Evidentemente, con un presupuesto mucho menor.
La sociedad a través de la que opera este canal, Emissions Digitals de Catalunya S.A., perdió entre 2010 y 2015 un total de 27 millones de euros. En 2010, cerró con pérdidas de 646.973 euros; en 2011, de 3.592.511; en 2012, de 5.708.153; en 2013, de 5.993.335; en 2014, de 4.682.279; y en 2015, de 6.480.896. Según Crónica Global, durante 2016 fueron similares a las del año anterior.
Ruptura con Mediaset
Desde mayo de 2015 y hasta mediados de 2017, esta empresa ha estado participada por el Grupo Godó (60%) y por Mediaset (40%). Hace unos meses, la dueña de La Vanguardia realizó una ampliación de capital que la propietaria de Telecinco no suscribió, lo que rebajó hasta el 30% su peso en el accionariado.
Este martes, se ha hecho oficial la salida de la compañía dirigida por Paolo Vasile, en principio, por el deseo de Godó de recuperar la totalidad de los títulos de la compañía, según precisan fuentes internas. No obstante, Publiespaña (Mediaset) seguirá al cargo de la comercialización de su publicidad.
En este sentido, cabe incidir en que durante el ejercicio 2015 –el último del que existe información en el Registro Mercantil-, su cifra de negocio fue de 14,89 millones de euros, de los que 10,05 correspondieron a ventas. Con estos datos, su margen para la realización de programas de producción propia es mucho más reducido que el de la televisión pública.
Josep Cuní, el periodista de cabecera de 8TV, abandonará el canal en las próximas semanas.
La temporada que viene, Josep Cuní no estará presente en su parrilla de programación y la cadena sustituirá 8 al día por un espacio de información y entretenimiento destinado a un público joven, según reveló 'Elnacional.cat'. Es decir, no está previsto que su línea editorial vaya a coquetear con el independentismo del mismo modo que lo hizo La Vanguardia con José Antich como director, para satisfacción, entonces, de la Generalitat y disgusto de Moncloa.
El canal del Conde de Godó mantendrá su competencia contra TV-3, con unos órganos de gobierno controlados por el PdeCAT, una redacción claramente alineada del lado de ERC y unos programas de debate en los que los contertulios favorables al independentismo han sido mayoría desde que se inició el proceso soberanista, según han denunciado asociaciones como Sociedad Civil Catalana (SCC).
Pese a que su audiencia es muy superior a la de 8TV, no se puede decir que esta posición ideológica no le haya pasado factura, puesto que su cuota de pantalla ha descendido significativamente en los últimos años. De hecho, en 2010, cuando Artur Mas puso en marcha su plan independentista, su audiencia rozó el 15%. A finales de 2016, se había desplomado hasta el 11,3%, la más baja de su historia. El mes pasado, fue del 10,6%.