Estamos asistiendo a la burla más grande que se conoce en Europa hacia todo lo que representa la democracia y la libertad. Su vocero es alguien que no tiene ni un ápice de gallardía ni ética. Solo vomita mentiras. A ese le pide el gobierno de España que se presente el 21-D. Mal vamos.
Ruedas de prensa ante medios que no son TV3
En el malhadado pleno del Parlament en el que acabó de perderse el sentido común por parte del Govern, Xavier García Albiol lo dijo muy clarito, dirigiéndose a los de Junts pel Sí y las CUP: “No tienen ustedes narices de votar abiertamente acerca de la república catalana, pidiendo una votación secreta”. No, no tienen narices, por decirlo de manera suave. La épica independentista se acaba a la que les tocas su patrimonio personal o tienen que declarar delante de un juez. Ni siquiera han resistido las preguntas de los compañeros de los medios que ustedes no controlan. Se han deshecho como un helado, ese que prometían que se serviría a diario con la república catalana, ante la claridad de las explicaciones que les pedía la prensa internacional. No es lo mismo pagar una entrevista de autobombo que ejercer de líder, Puigdemont. Ya ve, TV3 no es la BBC.
Se han deshecho como un helado, ese que prometían que se serviría a diario con la república catalana, ante la claridad de las explicaciones que les pedía la prensa internacional"
Al final, la tan cacareada astucia que defendía Artur Mas y su banda de acólitos ha quedado en lo que es, en pura cobardía, en tirarse de la moto en el último segundo como ha hecho el exconseller Santi Vila, en presentarse a unas elecciones autonómicas convocadas por el gobierno de España, en seguir calentando escaño en las Cortes Españolas, en refugiarse cobardemente en una sala de prensa en Bruselas para seguir escupiendo los mismos tópicos falaces, las mismas mentiras cocinadas por los ideólogos de un proceso que ni ha tenido en cuenta la legalidad, ni la convivencia, ni la huida masiva de empresas, ni siquiera a los suyos. Porque nadie habla ya de los dos 'Jordis', ni de la situación en la que han dejado a todos los que, con mayor o menor buena fe, les han seguido hasta el precipicio. Solo queda de todos estos años de jornadas históricas, camisetas, proclamas vacías y robo a manos llenas de los caudales públicos algo villano, soez, sucio y odioso: una inmensa, una terrible e indigna cobardía.
No es cierto que Carles Puigdemont y su corte del faraón hayan ido a Bruselas para internacionalizar el conflicto catalán, han ido a ver si salvan sus insignes posaderas del peso de la ley. Nadie en Europa les presta el menor apoyo, nadie les considera algo más que unos delincuentes, nadie siente la menor simpatía hacia su estrategia mezquina de auto salvación. Los patriotas, señores, son otra cosa. En esas tierras que ustedes pisan, las europeas, han existido patriotas de verdad, gentes que fueron capaces de dar sus vidas por las ideas que defendían, personas que han sufrido dos guerras mundiales, exiliados de muchos países, incluso de Cataluña. No, no quieran vender la moto de que ustedes son unos pobrecitos represaliados, señor Puigdemont, porque hasta ahora lo único que han sido consiste en vivir del momio y ser los niños mimados de una Cataluña infantil que se cree la primera milonga que le cuentan si ésta viene envuelta en una estelada. No ofendan más la memoria de los auténticos represaliados. Tengan al menos ese resquicio de dignidad.
Han sido cobardes, han tenido miedo, han salido corriendo por patas a la primera de cambio. Solo bastaba ver en la rueda de prensa como el exconseller de Interior Joaquim Forn sudaba copiosamente, con la mirada huidiza, esperando ver aparecer de un momento a otro por la puerta a la Guardia Civil. Ésa ha sido su fuga por las alcantarillas, recordando a la que protagonizó Dencás en los Fets d’Octubre. Ustedes encarnan el bochorno más tremendo protagonizado por líder político alguno en los últimos lustros en Europa, esa Europa que, por fin, les mira sin disimular su asco y repugnancia.
Ustedes encarnan el bochorno más tremendo protagonizado por líder político alguno en los últimos lustros en Europa, esa Europa que, por fin, les mira sin disimular su asco y repugnancia"
¿En quién cree usted que va a despertar la menor simpatía que se haya “exiliado” a Bruselas? ¿En los británicos, que padecieron el incesante bombardeo de la Lutwaffe? ¿En los franceses, que padecieron la terrible ocupación nazi y vieron caer a la flor y nata de su juventud en las filas de la resistencia? ¿Creen acaso que sus rabietas de malcriados que no recibieron una bofetada a tiempo van a hacer que en Alemania se les preste la menor atención? Su indignidad solo hace que el mundo entero los mire con desdén, viéndolos como lo que siempre han sido: políticos de usar y tirar sin el menor atisbo de grandeza ni coraje, peleles que el viento de la ley se lleva al menor de sus soplos, acomodados vividores de la subvención pública y el mensaje totalitario que no saben debatir ni discutir, envueltos en sus propios delirios. Sí, ahora el mundo les contempla y experimenta una profunda e irreversible repugnancia.
Mintiendo, mintiendo, mintiendo
A la falta total de valor que han demostrado usted y los suyos, cesado Puigdemont, se suma la capacidad extenuante de repetir mentira tras mentira. Solo ha sabido repetir que si la represión del falso referéndum, que si no se fía usted de los jueces españoles, que si desde Bruselas puede usted seguir ejerciendo su cargo y no pasa nada. Incluso ha negado la mayor: mire, usted y todo su coro de serafines han ido ahí a ver si colaba lo del asilo político y, cuando han visto que nones, porque hasta se lo ha desaconsejado el abogado defensor de etarras que usted ha contratado –espero que no con dinero público– se ha tenido que desdecir de nuevo. Es la falta de ética más total que se haya visto jamás en estos lares.
Porque usted sabe, como lo sé yo y lo saben millones de personas, que la cifra de heridos en el pseudo referéndum está manipulada. Ya se cuidó muy bien su amigo Toni Comín de incluir en las listas a personas que solo padecían ansiedad, ansiedad provocada por la situación aberrante que usted había creado. Eso por no recordar a la gente que se quejaba de roturas de dedos y violaciones. O de colar imágenes de represión acaecidas en Turquía o Chile, haciéndolas pasar por las del día de autos. Sabe también que en España existen todas las garantías legales y procesales. Sabe que está cesado, ¿me oye?, cesado y que, por tanto, no puede ejercer más gobierno que el de su domicilio particular. Sabe todo eso, pero insiste en decir que hay que resistir pacíficamente, eso sí, usted desde Bruselas.
Cuántas mentiras han hecho creer a la gente y cuánta frustración han generado, cuánta división, cuántas amistades perdidas, cuántas pérdidas económicas"
Es tanta la barra, que decimos en Cataluña, el morro, en castellano cheli, que faltan adjetivos para calificar su astracanada. Como consuelo sepa que no está usted solo. Escuchar en televisión a Santi Vila manifestar que pretende liderar la candidatura del PDeCAT para llevarlo hacia la moderación es otra muestra del desparpajo que ponen ustedes en la política, con un desprecio total hacia la ciudadanía a la que, por lo visto, consideran poco menos que imbécil.
Cuántas mentiras han hecho creer a la gente y cuánta frustración han generado, cuánta división, cuántas amistades perdidas, cuántas pérdidas económicas. Lo decía incluso uno de los suyos, Bernat Dedéu. Se sentía engañado por usted. Había creído que todo estaba dispuesto, recuerde, las famosas infraestructuras de estado, la asunción de puertos y centros de comunicaciones, en fin, lo que cualquier manual de un golpe de estado prevé. Pero nada. Solo marearon la perdiz para meterse en un automóvil y marcharse a la capital de Europa, a ver si desde allí podían seguir engañando a los que aún creen que lo suyo es una estrategia sublime y no un vulgar corre que te pillo.
Cobarde y embustero, efectivamente, eso es usted. Tiene el triste honor de figurar desde ya en las páginas de la historia como el president más chapucero de la Generalitat. El que causó la marcha de 1.800 empresas y rompió todo el andamiaje del autogobierno catalán. Dos méritos, sin embargo, deberán reconocérsele: gracias a su desgraciada gestión, Cataluña se ha llenado de banderas españolas y la mayoría silenciosa, esa que usted y los suyos han menospreciado siempre, ha sentido la necesidad de salir a la calle y decir basta ya. El segundo es haber conseguido que sea el mismo estado quien defienda el Estatut y la Generalitat.
A usted le importa una higa la suerte de pueblo catalán, cesado Puigdemont. Solo le preocupa la suya. Cobarde.