Así contestaba el 18 de diciembre de 2012 Marta Rovira a una periodista de France24 que le preguntó, rueda de prensa mediante, "cómo piensan financiar la separación con España". Y aquí la experta, tras un acollonado "pues, buena pregunta" que suena a no tengo idea, a me has pillado en bragas, empieza a balbucir tras el atril, "umm, la verdad es que, ummm, tendremos muchas posibilidades de hacerlo porque, ummm, estamos estudiando una nueva vía de ingresos ennnn, ummmm, los presupuestos de la Generalitat de Cataluña, contaremos también con, ummm, una, una Agencia Tributaria propia, aaaa, ummmm, y por lo tanto empezaremos a hacer la liquidación y recaudación de nuestros impuestos y, a dedicar, ummmm, en lo más riguroso que sea posible, aaaaa, a invertir los actuales recursos, tanto humanos, como también, aaaa, ummm, institucionales de las Administraciones, pues de la mejor manera posible para, para que el presupuesto dedicado a esta trasc, transición nacional sea justo, sea estricto, y, en fin, ummmm, sea lo que toque para… (largo silencio) para financiarlo".
Es la transcripción literal de la respuesta. El vídeo sigue estando al alcance de cualquiera en YouTube, pero les advierto que su visionado puede herir seriamente la sesera de cualquier persona mínimamente leída y acostumbrada a expresarse con un mínimo de soltura y racionalidad. La número dos de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), la Secretaria General del partido muy posiblemente llamado a ganar las próximas elecciones autonómicas, no tenia, no tiene, ni idea de cómo se iba a financiar esa República Catalana de la que iban a manar ríos de leche y miel para felicidad de sus habitantes en cuanto se declarara la independencia. La doña, una señora de porte agradable por lo demás, tuvo ocasión de expresarse, que uno recuerde, en el Congreso de los Diputados el 8 abril de 2014 con otro penoso discurso, memorizado y mal recitado, rociado de un falso sentimentalismo, en el que vino a quejarse amargamente de la incapacidad de los españoles mesetarios para comprender las aspiraciones y anhelos del independentismo. De vergüenza ajena.
Esta indigente intelectual, esta cabeza de chorlito incapaz de enhebrar una sencilla frase con sujeto, verbo y predicado (descartemos las oraciones subordinadas como misión imposible), cuyo protagonismo ha sido más que notorio en estas últimas semanas (recuérdenla haciendo la señal de la victoria, brazo en alto, tras depositar su voto en aquella urna circunstancial en la Independence Night del 27 de octubre; recuérdenla también, más recientemente, llorando desconsolada tras la prisión incondicional para Junqueras y otros siete ex consellers: "No nos rendiremos, no lo haremos, lucharemos hasta el final. Lucharemos hasta el final porque tenemos derecho a vivir en un país más justo, más digno y más libre") es todo un poder fáctico en el Movimiento independentista, llamada a ocupar un puesto protagonista en un futuro Govern a la sombra del gran Junqueras, otro lumbreras, supuesto historiador metido a conseller de Economía sin idea del asunto, con tan poca idea que aseguraba, sin temblarle la voz, que las empresas jamás huirían de Cataluña en caso de independencia.
La señora Rovira voló ayer a Bruselas para parlamentar con el prófugo Puigdemont y el resto de consejeros huidos. Poco se sabe de este viaje, presumiblemente orientado a seguir manteniendo la ficción del “President Puigdemont” de cara a esas bases indepes desconcertadas, que Junqueras y Puchimón no se hablan, se detestan con saña sin que intenten siquiera disimularlo, pero hay que seguir fingiendo, hay que seguir engañando, farsantes, a la parroquia de ilusos que ha comprado la mercancía averiada de la independencia, hay que seguir alimentando la gran estafa intelectual y moral de este Movimiento de gañanes mantenido por esas elites del catalanismo que, siempre en la retaguardia, sin dar nunca la cara, han apostado un dinero de bolsillo en la ruleta de la independencia, colocando como mascarón de proa el rostro pétreo de estos indocumentados que han sido capaces de llevar a Cataluña hasta el borde mismo del abismo.
Una estafa a casi 2 millones de catalanes
Puchimón nos ha sorprendido desde Bruselas con la nueva de que es "posible" una solución para Cataluña que no sea la independencia, una confesión que habría que tomar a chirigota si no fuera por los costes que para la convivencia, no solo para la Economía, ha tenido esta aventura. Coincidía así con la sectaria ex consejera de Educación, Clara Ponsatí, que este fin de semana aseguraba que esta tropa no estaba "suficientemente preparada" para desarrollar la república, reconocimiento también asumido ayer mismo por otro de los fugados a Bruselas, el ex consejero de Salud Toni Comín, para quien el Govern no estaba listo para asumir la independencia hasta las últimas consecuencias: "ahora toca fijarse en los límites y ser conscientes de que la independencia, que sólo se puede hacer de manera pacífica, requiere un trayecto más largo". Ahí le duele. Ahí apunta sin pretenderlo Comín al corazón de un problema que el Gobierno Rajoy debería haber dejado resuelto, con la ley en la mano y 155 mediante, para los próximos 50 años. ¿Te parece ese un trayecto suficientemente largo, Comín?
Ahora resulta que la independencia era una broma ejecutada por un circo de payasos de la talla de Puigdemont, Junqueras, Rovira et altri. Una broma con la que han engañado a casi 2 millones de catalanes. No estaban preparados para el gran salto, y su proclamación fue un acto meramente "simbólico", argumento con el que la sacerdotisa del prusés, presidenta del Parlament, señora Forcadell, dio esquinazo a la cárcel con ese ejercicio de apostasía que incluyó "renunciar a la actividad política futura o, los que desean seguir ejerciéndola, renunciando a cualquier actuación fuera del marco constitucional", lo que en otras palabras equivale a decir que la feroz Forcadell se ha ciscado en esa Declaración Unilateral de Independencia (DUI) con la que estos supremacistas alicatados hasta el techo nos han martilleado durante años. El paisaje para después de la batalla que ofrece el Govern es tal que así: unos han apostatado, otros están en la cárcel, y otros más han huido a Bruselas. Son los tontos útiles, los indigentes intelectuales que han puesto la cara. Los responsables ideológicos, los Pujol, los Mas, los Rodés, los Carulla y por ahí, siguen escondidos y en espera del pacto.
Que a nadie se le ocurra, sin embargo, cantar victoria. Con un Gobierno como el que preside Rajoy es una locura imaginar siquiera esa victoria que, dada la calaña intelectual y moral de los contrincantes, tendría que haber sido por goleada. Todo está en el aire. Todo pendiente de lo que deparen los dados del 21 de diciembre. Con los "malos" disponiendo a placer de casi todos los medios para seguir ejecutando su pérfido programa de intoxicación colectiva. En Barcelona y en Madrid. La señora Rovira sigue sin tener ni idea de cómo se financiaría la República Catalana, ni falta que le hace. Ella tiene suficiente con poder seguir mintiendo impunemente en esos medios de comunicación que pagamos todos. Puigdemont, Junqueras, Rovira, Forcadell, Gabriel (¡no te vayas, Anna, por Dios, no nos dejes, qué haríamos sin ti!), Rufián… Un ramillete de enajenados cocidos a fuego de una mentira recitada una y mil veces, que han situado a Cataluña y al resto de España al borde del abismo, mientras Mariano toca la lira de la moderación desde los altos de la Moncloa.