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Opinión

"Juana está en La Moncloa"

Juana Rivas junto a la responsable de Igualdad del centro de la mujer de Maracena, Francisca Granado.
    • Papá: no quiero ir al colegio                                                                                                               
    • ... Pero tienes que ir                                                                                                                          
    • ¡Jo!, ¿Por qué?                                                                                                                                  
    • Pues porque hoy es lunes, tienes 50 años y eres el director...                                                                                                                                                                                         

Confieso que me vino a la cabeza este viejo chiste cuando escuche en rueda de prensa a Mariano Rajoy sobre el drama de Juana Rivas, ya saben, la madre que ha huido con sus hijos para que su marido maltratador no se los lleve a Italia, eso de que "a las personas conviene atenderlas y comprenderlas, y luego está todo lo demás".

Solo le faltó al presidente del Gobierno sacar una cartulina de "Juana está en La Moncloa", como las que exhiben los vecinos de Maracena (Granada), para no desentonar con el ambiente emocional creado en torno a este triste episodio en el que ya hay dos víctimas seguras: los críos. Porque no hablamos de un vecino más de Juana o de los miles de ciudadanos de otros lugares que se han solidarizado de corazón con ella... hablamos de la segunda autoridad del Estado cuya palabra es casi ley. O debería.

Rajoy juró con su mano sobre la Constitución "cumplir y hacer cumplir la ley", es el jefe máximo de la Guardia Civil y la Policía que ahora la buscan, y no puede desdeñar de un plumazo "todo lo demás": es decir, las reiteradas resoluciones de la jueza de primera instancia a favor de la entrega de los niños, las de la Audiencia provincial de Granada apoyándola, la negativa del Ministerio Fiscal a cambiar su postura, y la del propio Tribunal Constitucional a amparar a Rivas en una primera tentativa... Y todo por no perder un puñado de votos.

Cuando el jefe del Ejecutivo dijo lo que dijo o cuando la presidenta de la Junta de Andalucía se subió también al carro de la "comprensión", nunca pensaron la deriva que iban a tomar los acontecimientos

Probablemente, cuando el jefe del Ejecutivo dijo lo que dijo, el 28 de julio, o cuando la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se subió también al carro de la "comprensión", nunca pensaron la deriva que iban a tomar los acontecimientos. Pero han contribuido a legitimar la rebeldía de Juana Rivas... y le han hecho flaco favor.

Planteénse las dos siguientes preguntas que formulo, como seguramente no hizo Rajoy el 28 de julio antes de hablar, y respóndanse intentando abstraerse del drama humano que vive la familia: ¿Que salida le queda a un Tribunal Constitucional al que se le está pidiendo que desautorice a todos los escalafones inferiores de la Justicia so pena de que la mujer y sus hijos no vuelvan si ella pierde el contencioso? ¿Puede el más alto tribunal de un país hacer eso creando, a continuación, un conflicto judicial con el Estado reclamante, Italia, y establecer un precedente con otras similares de extranjeros casados con españoles y españolas tentados, sin duda, a hacer lo mismo que Juana Rivas?

...Pues eso

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