Opinión

El “prusés”, entre el esperpento y el delito

Max Estrella, uno de los personajes de 'Luces de Bohemia', intuye el esperpento “como si los héroes antiguos se hubiesen deformado en los espejos cóncavos de la calle, con un

  • Oleguer Pujol llegando a la Audiencia Nacional.

Max Estrella, uno de los personajes de 'Luces de Bohemia', intuye el esperpento “como si los héroes antiguos se hubiesen deformado en los espejos cóncavos de la calle, con un transporte grotesco pero rigurosamente geométrico. Y estos seres deformados son los héroes llamados a representar una fábula clásica no deformada. Son enanos y patizambos que juegan una tragedia”. Enanos patizambos encargados de transportar Cataluña a la Ítaca fabulosa de la independencia, retratados esta semana como personajes esperpénticos y al tiempo delictivos por la grosera locuacidad del exjuez Santiago Vidal. El esperpento de esa España gastada que asoma en las pinturas de Goya, en la pluma acerada de Quevedo y en la estética deformada de Valle Inclán. Los dioses del prusés transformados en personajes absurdos, tipos de sainete, en una manera muy catalana, muy española, muy del demiurgo que se cree hecho de distinto barro que sus muñecos, de deformar la realidad. En la historia interminable de un nacionalismo dispuesto a rendir al contrario por aburrimiento, lo de Vidal ha sido un bombazo. “Un torpedo en la línea de flotación del nacionalismo” se podía leer ayer en La Vanguardia. Una bomba que cogió a los dirigentes indepes en pelota picada. Y no es que no se supiera, no, que los excesos verbales practicados por este berzas con ínfulas en sus “conferencias” corrían por Barcelona desde hace tiempo, aunque fue El País quien, en la tarde del jueves, les dio carta de naturaleza.

El relato de las deposiciones verbales del sujeto podría resumirse en el amenazador “Estáis todos fichados y lo sabéis”, exceso al que podría añadirse, en escorzo lingüístico adecuado al caso, que “sí, claro que es ilegal, porque el tratamiento de los datos personales, las libertades públicas y los derechos fundamentales de los españoles está garantizado por la Constitución y, más concretamente, por Ley de Protección de Datos (LOPD), pero, qué le vamos a hacer, no tenemos más remedio que saltarnos la legalidad, en eso somos especialistas, porque no hay otra forma de hacer realidad el sueño de la independencia”. Algunas de las 'perlas' que ha soltado el hasta ahora senador por ERC, antiguo magistrado de la Sección Décima (Penal) de la Audiencia de Barcelona (¿qué sentencias no habrá firmado el sujeto?), venían desde hace tiempo circulando por Barcelona como monedas de curso legal, caso de los datos fiscales de un buen número de contribuyentes (la Agencia Tributaria catalana, dependiente del conseller de Economía, guarda una lista secreta en la que se incluyen nombres y cargos de las personalidades más relevantes de la región); caso de los servicios secretos israelíes, el temible Mossad, que estarían instruyendo a los Mossos para formar el núcleo de un CNI propio; caso de un cierto número de jueces que, sensibles a los postulados de la independencia, podrían incorporarse a la administración de Justicia de la futura República, porque a eso se ha dedicado este elemento desde su despacho oficial en el Centro de Estudios Jurídicos de la Generalitat.

Y, ¿quién es este pájaro? No un cualquiera, no, que fue el encargado de redactar el borrador de la futura Constitución y planificar las “estructuras de Estado” de la República Independiente de Cataluñistán por el Moisés Mas, lo que da idea de su predicamento dentro del Movimiento Nacionalista, un tipo exhibido como trofeo por el independentismo en razón a su currículum en la judicatura española, la joya de la corona que se disputaban unos y otros, “tengo ofertas de todos los partidos”, hasta el punto de que cuando Convergencia se hartó, el tipo no dudó en inscribirse en la legión francesa de ERC, como un Rufián más, que lo acogió con los brazos abiertos. Todos se han apresurado ahora a decir que es un loco indigno de crédito. Les ha pillado tan a contrapié, que no queda más remedio que desacreditar a quien media hora antes pasaba por ser un héroe de la causa. Cualquier cosa antes de terminar dando la razón a la Rahola y su vaticinio: “Podemos hacer de todo menos el ridículo”. Pero ¿es verdad o es mentira lo que cuenta este oportunista con aspecto de cazador de fortunas, este aventurero de despacho con vistas a la plaza Sant Jaume? Es el trabajo que compete a la Fiscalía Superior de Cataluña, en respuesta a la orden del fiscal general del Estado, José Manuel Maza, para que investigue qué hay de verdad en las afirmaciones de un personaje a quien nadie en el Movimiento Nacionalista había desmentido hasta ahora.

Si es verdad solo una parte de lo que el vivo Vidal ha ido predicando por ahí, entonces el Gobierno de la nación no tendría más remedio que intervenir de una vez, como prueba evidente de ese golpe de Estado soterrado que el independentismo puso en marcha

Evidencia de golpe de Estado

Un escándalo que deja en situación comprometida a Puigdemont, desde luego a Romeva, Minister of Foreign Affairs (según su propia cuenta de twitter) de Cataluñistán, y naturalmente a Junqueras, el jefe de las finanzas de la Generalitat con ventanas al despacho de Cristóbal Montoro. Un suceso que pone al descubierto el doble lenguaje en que se mueven los mentores del prusés. Y el engaño. Porque si es verdad solo una parte de lo que el vivo Vidal ha ido predicando por ahí, entonces el Gobierno de la nación no tendría más remedio que intervenir de una vez, como prueba evidente de ese golpe de Estado soterrado que el independentismo puso en marcha el 12 de septiembre de 2012, que ya ha llovido; y si es mentira, entonces el nacionalismo mostraría su peor cara, el rostro de una realidad deformada por los espejos valleinclanescos con la que trata de engañar a sus propios ciudadanos vendiéndoles la moto de una independencia en la que nadie cree. Un nacionalismo cleptómano que tergiversa, manipula y miente.

Leído ayer en la cuenta de twitter de un respetado analista político: “Hay tontos, hay tontos del culo, hay tontos con balcones a la calle y después viene Santi Vidal”. ¿Significa esto que a partir de ahora los responsables de un prusés que pretende romper España, acabando con la etapa más larga de paz y prosperidad de que ha gozado este atormentado país a lo largo de su historia, van a dejar de contar con el respeto y consideración del que inexplicablemente han gozado en los últimos tiempos? Es elemento central del problema que nos afecta. La pusilanimidad, la resignación, la mansedumbre cotidiana con la que todos –políticos, jueces, medios- hemos aceptado los desplantes, los desprecios, los insultos diarios a España y los españoles, algunos lanzados desde la propia tribuna del Parlamento, de algunos de estos personajes con aspecto de matones de barrio, y ello por miedo a ser tachados de políticamente incorrectos. En los espejos cóncavo y convexo del callejón del Gato independentista entra un atildado señor de Barcelona y sale convertido en un Puigdemont, un Romeva, un Junqueras, un Tardá, un Homs, un Rufián, el charnego andaluz que se cisca en sus raíces para ser aceptado por los WASP del nacionalismo pata negra, tipos a menudo con dificultades para expresarse correctamente y a quienes hemos otorgado pasaporte de normalidad cuando seguramente no permitiríamos sentarse a nuestra mesa.

En los espejos cóncavo y convexo del callejón del Gato independentista entra un atildado señor de Barcelona y sale convertido en un Puigdemont, un Romeva, un Junqueras, un Tardá, un Homs, un Rufián...

La rajada de Vidal, cierto, tiene un implícito efecto perverso en tanto en cuanto viene a confirmar la tesis del gran Mariano, según la cual no hace falta sembrar vientos en Cataluña, y mucho menos mandar a la pareja de la Guardia Civil, porque el independentismo se encargará de perecer en la tempestad desatada por su propia locura. La Señora que ha montado despacho, es un decir, en Barcelona, parece encallada, metida en el barro de sus aspiraciones sin lograr avanzar un milímetro. Eso está llamado al fracaso si, prudentes, nos negamos a decir que ha fracaso rotundamente ya. No hay nada que hacer, nada que negociar con unos señores que se niegan a apearse del burro. No hay nadie en Convergencia con autoridad bastante para decir alto, un momento, esto no puede seguir así, hay que parar esta locura, de modo que la tropa antes citada parece condenada a seguir deslizándose por un tobogán que camina sin pausa rumbo al precipicio.

La bomba nuclear se llama Jordi Pujol

Hay quien dice, cierto, que el único que podría parar ese tren es Jordi Pujol, cerrando el círculo de ignominia que él mismo abrió el día en que, ante las cámaras, reconoció haberse convertido en un evasor fiscal, en el más ilustre representante de la República Catalana del 3 por cierto, la Cataluña de la corrupción galopante, contraparte de la España de la corrupción galopante. La bomba nuclear del llamado “problema catalán” se llama Jordi Pujol i Soley, un hombre que logró construir una especie de Estado dentro del Estado, un Estadito ordeñado con regularidad y esmero por sus hijos y por los afectos al mismo, gente que hoy dispone de fortunas extravagantes, de casoplones de infarto en Premiá de Dalt, Cerdanya, y por ahí. Una tribu que llegó a cobrar minuta por cada empresa que se instalaba en la comunidad y también por las que salían o querían salir (razón, Sony y otros), con “recaudadores” conocidos por todos, algunos incluso entre los que apalabraron la Constitución del 78. Casoplones y empresas y empresarios (razón, Sumarroca & Cia) que se han hecho de oro arrimando el ascua al Estadito de don Pujolone. Y alpiste para incautos en forma de “Espanya ens roba” pregonado a todas horas desde unos medios de estricta obediencia (razón, TV3 y La Vanguardia).

La cosa apestaba ya antes incluso de que Pasqual Maragall pronunciara su histórica frase del “vostès tenen un problema, que es diu 3 per cent”, pero nadie ha levantado la voz porque el clan y sus servidores sigue teniendo mucho poder, tienen sus Estevills bien posicionados en el estamento judicial, muchos millones, y unos cuantos dosieres con los que amenazar a quien pretenda ponerlos firmes. Un cisne negro. Y una broma de Parlament. “El clan puede desestabilizar el Estado español porque dispone de información para liquidar a la mitad de la clase política de la Transición. Por eso se mueven con tanto desparpajo”. Determinada elite viene sosteniendo en privado desde hace tiempo que el prusés es un montaje ideado por ellos para romper el cerco de una Justicia que en cualquier democracia occidental hubiera metido a casi todos en la cárcel. En España, los Pujol no entran en prisión. ¿Cómo acabará todo? Sospecho que podría hacerlo en una especie de “Abrazo de la Vergüenza”: en una opaca impunidad para los Pujol y su servidumbre política (Mas y demás incluidos), a cambio de un prusés atemperado y, pasado el tiempo, finiquitado. Una especie de intercambio de prisioneros. Y don Jordi, el evasor fiscal, volviendo a la televisión para anunciar que se acabó la broma.

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