Volcada en su trabajo como profesora de la Universidad de Córdoba, a donde volvió tras haber sido consejera en el Gobierno andaluz, ministra de Cultura en el primer Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y diputada, Carmen Calvo lleva unos meses trabajando en el equipo con el que Pedro Sánchez ha vuelto a la Secretaría General del PSOE. Lo ha hecho, dice, porque cree que el partido necesita reposicionarse para intentar volver a La Moncloa con "la bandera de la izquierda".
¿Qué ha pasado en el PSOE para que usted haya decidido volver a la primera línea en el partido, al menos en el trabajo intelectual?
Que he ejercido mi estupendo cargo de militante de base. Llevaba ya muchos años incorporada a mi trabajo, el mismo que tenía antes de llegar a los cargos que tuve, y consideré que era un momento muy delicado. El partido se jugaba transformarse en un partido que de verdad estuviera en armonía con los comportamientos de una sociedad de este tiempo y que abriera las puertas a una militancia más grande de la que tenemos y a mucha gente joven que en una parte muy importante, obviamente, no se ve en la derecha, pero tampoco se está viendo en Unidos Podemos. Y por otro lado un partido que, de manera responsable, ocupara el espacio que yo creo que al socialismo le corresponde en España y en cualquier lugar del mundo, que es liderar la bandera de la izquierda, y de la izquierda frente a la derecha y frente a cualquier otro movimiento que en muchas ocasiones nos está demostrando que no sabe jugar en las instituciones, que es donde se consiguen resultados para los ciudadanos. Esa veteranía que tiene el PSOE en esto necesitaba un refrescamiento general y yo creía que es lo que estaba planteando Pedro Sánchez. Eso me motivó, a esta altura de mi vida, a pensar que debería participar. Me dije a mí misma, si me callo, quizás me tenga que callar ya siempre.
El lema del 39 Congreso es ‘Somos la izquierda’. ¿El PSOE ha dejado de serlo en algún momento?
El PSOE ha cometido, desde mi punto de vista, algunos errores estratégicos importantes: parecía que algunas de las ideas fundamentales del capitalismo eran inamovibles. Hasta tal punto que a mí me resultaba muy doloroso que algunos de mis alumnos en la universidad a veces me dijeran, ‘Carmen, es que no distinguimos al PP del PSOE’. Una parte importante del Estado del bienestar, que el PSOE ha ido tallando en la vida y en la política española, ya es un patrimonio común de la democracia, y a los más jóvenes y a los ciudadanos les resultaba difícil encontrar dónde estaban las nuevas políticas socialistas para este país.
Ahí en los últimos años no hemos acertado y finalmente cuando nos abstenemos para que este PP gobierne cometemos ya un gravísimo error de medio y de largo plazo. Y a los hechos me remito: cuando el PP de verdad ha necesitado esos apoyos, se los ha buscado en otros partidos y va a sacar unos presupuestos generales adelante. Es decir, que llevábamos razón cuando decíamos que la derecha debía aprender a trabajar parlamentariamente y buscarse sus apoyos. Desdibujábamos la identidad del socialismo y eso era muy importante volver a reposicionarlo. Y yo creo que eso es lo que hemos hecho los militantes que hemos acompañado a Pedro y lo que vamos a hacer en el Congreso: reposicionar al partido porque, a la vista está con los resultados de Reino Unido, la socialdemocracia y el socialismo no solamente no están en retirada, sino que están en la punta de lanza de lo nuevo que toca por hacer.
Habla de los últimos años, y el momento cumbre sería la abstención, pero ¿dónde pondría usted el inicio de ese acercamiento entre PSOE y PP?
El inicio de la crisis, tremendo, no lo acabamos de gestionar bien. A partir de ahí, todos nuestros resultados electorales han sido malos. Yo creo que la primera obligación que tiene un político honesto es no engañarse, ni engañar a nadie, pero tienes que empezar por no engañarte a ti mismo. Nuestros resultados electorales han sido todos pésimos.
También los de Pedro Sánchez…
Los de Pedro Sánchez, los de Rubalcaba, los de Zapatero en la segunda parte, en todos nuestros territorios, todos nuestros compañeros… Todos han sido pésimos. Por eso la responsabilidad no era de nadie en concreto, porque era de todos, de todo un partido que tenía algunas tareas por hacer, algunas que pasaban por unas primarias, sinceras y verdaderas como han sido éstas, y por eso han sido duras. No lo niego, han sido duras, pero lo teníamos pendiente porque debíamos aclararnos y aclarar en qué línea estábamos la mayoría. Y ya la tenemos aclarada.
Unos resultados malos constantemente, que nos han llevado a perder muchos millones de votos, una tras otra en todas las contiendas electorales, se merecía una situación valiente. Y yo creo que es lo que hemos hecho. Aquí no servían paños calientes, para una situación que no solamente obedece a los errores que nosotros hemos cometido, sino también a una situación nueva: hay dos partidos nuevos. Todos lo hemos pasado mal y ha sido difícil, pero ha sido una gran crisis de crecimiento para nosotros. Y no sólo dentro de la organización, porque, por lo que dicen todas las encuestas es que mucha gente nos estaba esperando.
Los primeros mensajes de Pedro Sánchez precisamente dejan claro que su estrategia es lanzarse hacia los votantes de Podemos, pero siempre se ha dicho que el PSOE gana elecciones cuando se aproxima al centro. ¿Ese flanco no puede ser aprovechado por Ciudadanos?
No, porque Ciudadanos, conforme va pasando el tiempo, también va fijando su perfil y su perfil es un centro derecha y en algunas posiciones, que para mí son muy importantes, como todas las que tienen que ver con el feminismo, es derecha. Y el PSOE ha demostrado que sabe jugar en el espacio de la solvencia institucional, lo que significa que no nos movemos ni un pelo de la defensa de la Constitución y de la mejora y la defensa cerrada de la democracia. Eso no nos coloca en el lugar de partidos que todavía son pequeños electoralmente, que no tienen la fuerza para hacerlo, y que, por cierto, todavía está por demostrar si lo harían, y con movimientos que a veces demuestran tener dificultades para saber cómo se articula la vida política en las instituciones. Eso nos da una posición de equilibrio muy grande y que da mucha confianza a la gente que nos vota.
El PSOE no está en el centro político, está en el socialismo que sabe estar y jugar sus políticas en la democracia y ése es un sitio de equilibrio, pero de izquierda"
¿Puede el PSOE volver a La Moncloa anclado sólo en la izquierda?
El PSOE no está en el centro político, el PSOE está en el socialismo que sabe estar y jugar sus políticas en la democracia. Ese es un sitio de equilibrio pero de izquierda. Yo creo que ese es el sitio que quiere la inmensa mayoría de los españoles sociológicamente. Ahí es donde han estado las grandes victorias electorales del PSOE y por eso pensamos que ahí está una victoria electoral que saque a la derecha, que tiene muchos problemas, pero es que sobre todo los tiene en los tribunales y en el Código Penal.
La victoria clara de Pedro Sánchez no ha recibido contestación desde los territorios. ¿Cree que el PSOE camina ahora, de verdad, hacia la unidad?
Sí. Y lo digo con toda la claridad. No va a ser un paseo fácil, porque nosotros somos los mismos militantes de hace ocho meses, aquí no han llegado 190.000 nuevos, pero lo que fundamentalmente ha demostrado el socialismo a lo largo del siglo XX y en este siglo es que somos demócratas. Y un demócrata lo primero que hace es aceptar la situación, legítima y legal. Y después, reposicionar sus posibilidades. Lo están haciendo muchos compañeros militantes de base, a unos les costará más trabajo y a otros menos… Esto es lógico y es humano, pero a la vista está que todos aquellos que decían si gana Pedro Sánchez el partido se rompe, pues no solamente no se ha roto, sino que todo el mundo está haciendo su tarea.
Como exministra de Zapatero, ¿cree que el expresidente, como Felipe González, debería haberse mantenido al margen en esta batalla? ¿El PSOE puede quedarse sin referentes?
Francamente, sí. Cuando se ha tenido un cargo tan importante como secretario general, pero, al mismo tiempo, presidente del Gobierno, en nombre de todos los votantes y de los militantes socialistas, todos pensamos que hay que jugar con un poco de equilibrio. Dicho esto, están en su derecho, son militantes, a tener sus preferencias y las han tenido. Felipe incluso dijo que estaba en minoría, es decir, que había perdido, y José Luis ha hecho campaña por la candidatura de Susana Díaz. Yo, evidentemente, no les niego el derecho que tienen como militantes, pero cuando se tienen esas posiciones, cuidar desde ahí el común patrimonio que tenemos todos los socialistas, está bien. Y hubiese estado mucho mejor también. Pero no les niego su derecho, son militantes, pueden tomar la decisión que quieran.
Felipe González ya ha dicho que no va a poder estar en la clausura del Congreso, no sabemos si Zapatero y Rubalcaba estarán… ¿Sería un mensaje que no estuvieran?
Bueno, pero tampoco le demos tanta importancia. En este momento han hablado los que tenían que hablar, los 190.000, y todos somos iguales en el PSOE. Precisamente porque somos demócratas y porque nosotros practicamos las primarias clara y valientemente. Así que como todos somos iguales, no pasa nada. Si pueden ir, estaría bien y si no pueden ir, que Felipe parece que no va a poder estar, pues no pasa nada, porque lo importante de ese congreso es que vamos a sacar las ideas para enfrentarnos a la transformación que este país necesita y desalojar a la derecha y quienes estén en el Comité Federal y en la Ejecutiva Federal serán quienes gobiernen este partido. Con que estén ellos, asuman sus responsabilidades y todos los militantes sigamos siendo lo que necesita este partido, que son grandes activistas socialistas en la sociedad española, pues ya no hace falta más nada. Siempre estarán ahí, seguramente, y estoy segura que estarán ahí para ayudar cuando Pedro se lo pida. Y si están mejor, pero si no están, con que esté luego el Comité Federal, la Ejecutiva y los documentos que vamos a sacar, eso es lo que necesita el partido y lo que están esperando los españoles. Lo demás, todo será ya secundario.
Las grandes decisiones no las va a poder tomar el secretario general, sino los militantes"
¿Cree que el PSOE tiene riesgo de ir en una deriva hacia el cesarismo? Se ha dicho que los cambios orgánicos que quiere introducir el nuevo secretario general suponen un blindaje de sus competencias.
Al contrario. El planteamiento de cambios que nosotros hacemos para el partido es todo lo contrario. A partir de esos cambios, si se aprueban, las grandes decisiones no las va a poder tomar el secretario general, las van a tener que tomar, en algunos aspectos, los militantes. Eso es una aportación de innovación muy interesante para el socialismo: un secretario general que algunas cosas no las va a poder decidir. Y lo que acabamos de demostrar todos los socialistas es que el cesarismo no nos funciona, lo que acabamos de demostrar es que lo que nos ha funcionado ha sido, voto a voto, lo que ha querido la militancia.
Uno de los asuntos que más debate ha generado del proyecto de Pedro Sánchez ha sido la reforma de la Constitución y la nación catalana, aunque finalmente se ha dicho que se busca el reconocimiento de una nación cultural. ¿Ése es el espíritu de los trabajos?
El Gobierno de la Generalitat acaba de lanzar la pregunta, ¿qué pide? ¿Una nación catalana? No, un Estado. Ahí es donde está el debate. Los socialistas jamás pondremos en cuestión ni nuestra Constitución ni la unidad del Estado español. Nunca. Es nuestra garantía absoluta. Entre otras cosas porque nosotros fuimos una parte muy importante de la redacción del título VIII actual de la Constitución. Así que si un territorio se denomina nación cultural, y otro se denomina País Vasco y otro Reino de Navarra y otro se denomina Principado de Asturias, las consecuencias jurídicas no tienen ningún valor. Lo único que tiene valor es que esto se siga llamando Estado español y que dentro esté Cataluña. Por eso nosotros el debate lo colocamos en otro sitio, no en las palabras, sino en los hechos jurídicos.
El Gobierno de la Generalitat ha aportado claridad. ¿Qué es lo que pide? Un Estado, que es lo que no son. Por lo demás, todos esos términos están en la Constitución: nación, patria, nacionalidad, país, reino, principado, reino de España… Porque esos términos son términos que son apelaciones culturales, históricas, políticas, sociológicas, incluso sentimentales.
El juego de florete del independentismo catalán acabará con una respuesta constitucional y los catalanes volverán a las urnas"
Pero, ahí, ¿se puede llegar a un acuerdo con el independentismo?
Es que algunos pensamos que todo lo que está haciendo el independentismo político es tapar vergüenzas grandes que tienen, algunos con nombres y apellidos, y algún partido con problemas en Cataluña, y que están en los tribunales. Y lo que tienen que hacer es responder delante de su propio electorado, de los temas que de verdad le importan a los catalanes. Cataluña en este momento paga sus nóminas y sale adelante porque es una comunidad autónoma en los presupuestos generales de este país, en la tesorería de este país. Esa es la realidad. Por lo tanto todo ese juego de florete en el que está el independentismo, fíjese que ha dicho el Gobierno de la Generalitat que no va a dejar nada por escrito de la pregunta, es casi infantilismo político. Acabará en una respuesta constitucional del Estado español y los catalanes volverán a ir a las urnas. Y en las urnas de lo que tendrán que hablar es de lo que hablan los ciudadanos de cualquier lugar del mundo en el año 2017: de sanidad, educación, de que los jóvenes no tienen empleo, de cuánto vale la universidad, de las carreteras... De eso van a hablar, porque al final la vida está ahí, no está en otro sitio.
¿La respuesta constitucional puede incluir el artículo 155?
Y otros de la Constitución. El secretario general llamó al presidente del Gobierno, lo que le honra a Pedro Sánchez, para decirle que cuente con el PSOE para la defensa de la Constitución. Los socialistas, que arrimamos mucho el hombro en la transición política y en la llegada de la democracia, vamos a estar en el sitio exacto, en la defensa de la legalidad vigente, y de ahí nunca nos vamos a mover. Y eso es una garantía muy importante, porque algunos, como Podemos, han ido y han venido con el referéndum. Nosotros siempre hemos dicho lo mismo, no vamos a aceptar nada que sea inconstitucional, porque la Constitución es la democracia española.
¿Qué papel le gustaría tener en el nuevo PSOE? ¿Le gustaría estar en la Ejecutiva de Pedro Sánchez?
Soy muy sincera. Yo estaba en mi vida cotidiana, en mi vida pequeña, sencilla, de profesora de la Universidad. Si me decidí a participar en esto es porque consideraba difícil de entender lo que le habían hecho al secretario general, muy difícil de entender por qué habían quitado al secretario general, por qué estábamos dejando que gobernara la derecha y por qué no teníamos una identidad clara como socialistas. Como me resultó tan inasumible todo esto me decidí a participar, sin más horizonte.
Yo no había trabajado para Pedro, nos habíamos conocido en algunas cosas. Cuando pasa lo del 1 de octubre, considero que no me debo estar quieta, que no es fácil de entender lo que había ocurrido. Le dije, ‘Pedro, aquí estoy, no pido nada, ni quiero nada, pero voy a ayudar en todo lo que pueda’. Así que, si Pedro me necesita para algo, estaré y, si no, no estaré. Porque yo creo que como militante, quienes nos hemos lanzado hemos demostrado una cosa: que con un carnet de militante se pueden hacer muchísimas cosas extraordinariamente importantes sin buscar ningún bastón de cargo de ningún tipo. Yo no he venido para nada, tengo mi trabajo y mi vida, no necesito un sueldo del partido.