Apoyar los Presupuestos de 2017 significaría para los socialistas pasar por un trago casi tan amargo como el que supuso para ellos abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy. Esta es la razón por la que han pedido al Partido Nacionalista Vasco que dé la cara por ellos votando a favor de las cuentas del año que viene, lo que les libraría de retratarse de nuevo a favor del Gobierno en un trámite parlamentario del que depende, en definitiva, que pueda seguir adelante la legislatura o, por el contrario, tenga que interrumpirse para ir a unas terceras elecciones.
Si el PNV cambia de actitud y no apoya los Presupuestos, el PSOE exigiría mejoras en pensiones, desempleo y becas
En el PP se considera que ya hay un acuerdo “prácticamente cerrado” entre el PSOE y el PNV para que los nacionalistas vascos contribuyan a que los Presupuestos estatales de 2017 salgan adelante sin que los socialistas se arriesguen a reabrir sus disputas internas. Este pacto, que la gestora que preside Javier Fernández no confirma, explicaría el énfasis que están poniendo diferentes voces del PSOE en el rechazo al proyecto de ley que entrará en enero en el Congreso. Hasta la propia presidenta andaluza, Susana Díaz, ha calificado de “remota” la posibilidad de que su formación avale estos Presupuestos en el Parlamento.
Fuentes socialistas aseguran que en caso de que el PNV cambiara de opinión, no diera su brazo a torcer y el PSOE se viera obligado a abstenerse en la votación del debate de totalidad, pondría al Gobierno una condición básica: la negativa a realizar recortes en pensiones, prestaciones al desempleo y becas. Son las partidas más cuantiosas y suman entre las tres más de 160.000 millones de euros. Ninguna de las ellas tendría que verse afectada, informan estas fuentes, por el ajuste en el gasto que anticipan los Presupuestos del año que viene. Se trata, precisamente, de las políticas que se gestionan desde la administración central, ya que la educación, la sanidad y la ley de Dependencia dependen de las comunidades autónomas.
En las previsiones del Gobierno figura que el proyecto de ley de Presupuestos sea presentado al Congreso en enero, su debate de totalidad se produzca en febrero y su aprobación definitiva sea a finales de marzo o principios de abril. Este calendario no presenta graves problemas ya que las cuentas de este año van a ser prorrogadas y, por tanto, cuando nazcan las de 2017 lo harán con efectos retroactivos al 1 de enero.
Al Gobierno le basta para que los Presupuestos superen su principal escollo, el debate de totalidad, con los 137 diputados del PP, los 32 de Ciudadanos, los 5 del PNV y el escaño de Coalición Canaria. Sumarían 175 votos. Habría un empate, pero sería suficiente para derribar todas las enmiendas globales e iniciar el debate en comisión de las enmiendas parciales, donde el propósito inequívoco del Ejecutivo es vetar cualquier propuesta que contravenga el techo de gasto, aunque se abrirá a negociar aquellas en las que pueda congraciarse con los grupos que le han facilitado su apoyo.
Con los diputados de Ciudadanos, el PNV y Coalición Canaria, el PP tendría suficiente para aprobar los Presupuestos en el Congreso
El partido de Albert Rivera preferiría que fuera el PSOE y no el PNV el que apoyara las cuentas del año que viene, pero parece dispuesto a conformarse con el plato que están cocinando en diferentes escenarios el PP con los nacionalistas vascos y éstos últimos con los socialistas. El primero tiene como ingrediente la revisión del cálculo del cupo, la eliminación de buena parte de los litigios judiciales que enfrenta a la administración central con la vasca y la apertura de cauces de diálogo bilaterales. A estas tres condiciones, el Gobierno le ha dado al PNV una respuesta positiva.