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Agredida de Alsasua: "Nos dieron patadas y puñetazos en la cabeza. Yo pensaba que no salíamos de allí, que nos mataban"

Desde que los agentes y sus parejas fueron agredidos por 40 personas la "ley del silencio" impera entre los rincones de Alsasua. Cuentan con detalle los duros momentos vividos en la actualidad de sus rutinas. 

La agresión sufrida en el Bar Koxka en Alsasua, a los agentes de la Guardia Civil y a sus parejas a manos de 40 personas, no ha supuesto un hecho aislado, sino que aún viven las consecuencias de vivir en un lugar lleno de "odio y rencor" por parte del entorno aberzal tal y como ellos mismos relatan, según ha contado Cadena Ser

Según declara Pilar, una de las agredidas: "acciones corrientes como hacer la compra, ir a por pan o a por tabaco, se convierten en situaciones de riesgo si eres familia de un guardia". Algunas de estas afirmaciones son las declaraciones que relatan a la juez Carmen Lamela y que publica Cadena Ser. 

Según declara Pilar en los audios es habitual escuchar insultos como "perro vete al monte": "Me da miedo, me provoca ansiedad, estamos dentro de España y esto no debería pasar". Su marido, sargento y el otro compañero atacado aseguran que "también sucede en el instituto de formación profesional, donde a raíz de la agresión nos hemos tenido que borrar del resto de actividades sociales o incluso hemos dejado de bajar al cuartel a algún bar del pueblo a tomar algo.

Según sus declaraciones, el monitor y cinco personas más dijeron que las cosas que enseñan ahí es para pegar a los guardias, no para que los guardias aprendan. Incluso afirma "Uno del entorno abertzale escupió a la cara a la mujer de un compañero'. Cuando él llegó a Alsasua le informaron que: "Alsasua se divide en una avenida grande, la izquierda es la zona de ellos, la arbezale, la de la derecha es la nacional. Yo con mi novia ni la he visitado, he evitado ir a la zona de ellos. No por miedo, sino por evitar situaciones".

Todos ellos aseguran que han "tenido entrevistas" con personas del pueblo que viven coaccionadas, les explicaban "Nos decían que no se podían posicionar a favor nuestra porque tienen hijos en el colegio, establecimientos, coches en la calle...Aquí impera la ley del silencio". 

Otro de los agredidos, teniente del cuerpo, afirma las declaraciones de su compañero: "Hay un clima peculiar. Hay gente buena, pero prevalece otro tipo de personas. Hay gente que no te quiere allí y te lo hace saber". Afirma que el Ayuntamiento tiene una política de borrar las pintadas y las pancartas a los tres días y confiesa "Últimamente hay pancartas con los anagramas de ETA o con alusiones a nosotros".

Según los agredidos, en algunas festividades ven personas vestidas de guardias civiles que besan la esvástica nazi. Según la Fiscalía, estos actos cuentan con el apoyo de Bildu y Sortu.

Otra de las agredidas, Maria José, ha resultado ser la más perjudicada por ser la única nacida en Alsasua. Cuando comenzó a salir con el Guardia Civil, el pueblo le retiró el saludo y ha tenido que abandonar el pueblo tras la agresión. Sus padres, propietarios de un bar están recibiendo amenazas: "Han puesto una pancarta en el bar de mis padres que ponía: fuera de aquí y en la puerta de mi casa. Han cancelado reservas en el bar, mi madre tiene miedo de quedarse sola". 

Maria José asegura que tanto ella como sus padres están recibiendo extorsiones por parte de los familiares de las víctimas "Un hombre nos dijo que si yo no reconocía a las personas, me dejarían en paz'.

Pilar cuenta como se produjo la agresión: "Nos daban puñetazos y patadas en la cabeza, yo pensaba que si no salíamos de allí nos mataban". Y añade: "los que más fuerte nos pegaron iban encapuchados, pero pude identificar a uno de ellos porque cuando nos estaban pegando en el suelo, se le cayó la capucha". 

El momento de más desesperación llegó cuando vieron que la primera patrulla de policía llegó pero no hizo nada: "'La primera patrulla, de dos forales, nos decían: lo siento pero no nos podemos mover. Ellos podían habernos ayudado porque cuando llegaron, aun seguían algunos de los agresores allí".  

Los dos agentes de la policía foral han declarado a la Guardia Civil que no hicieron nada porque "temieron por sus vidas" y algunos de los agresores, aunque han negado su participación, han sido reconocidos por los agredidos.

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