Mario Picazo ha hecho recientemente un aviso en sus redes sociales, concretamente en 'X' (antes Twitter) sobre un hecho que podría afectarnos en torno al año 2050: la escasez de aguas subterráneas. La verdad es que el mundo en general consume agua a un ritmo frenético y una gran parte de esta llega del subsuelo, siendo nosotros, España, uno de los países que más la extraen.
El agua subterránea escasea cada vez más. Un bien preciado que cada vez tarda más en regenerarse y que estamos ocnsumiendo en muchos rincones del planeta a un ritmo alarmante. Así podrían estar nuestros recursos hídricos subterráneos en 2050 #agua #sequíahttps://t.co/MczvcgkW0H pic.twitter.com/q2rmqWHQDY
— Mario Picazo (@picazomario) May 25, 2024
El uso desproporcionado y en algunos casos clandestino del agua sigue siendo un serio problema para la sociedad y puede agravarse aún más con el paso de los años. Son numerosas las zonas del planeta donde se explotan los acuíferos de manera descontrolada con los consiguientes problemas para el entorno y la población.
Un estudio nos muestra el futuro del agua subterránea
En relación a esto, un equipo de expertos e investigadores han realizado un complejo estudio que nos muestra cómo para el año 2050 la mitad de la población global tendrá problemas para acceder a aguas subterráneas en condiciones.
Para llegar a esa conclusión, en este estudio han utilizado un modelo numérico que contempla la compleja relación entre la extracción de aguas subterráneas, el desarrollo económico, los sistemas energéticos y el Cambio Climático. En total se han realizado simulaciones para generar 900 escenarios diferentes. La idea era capturar una variedad de escenarios futuros que representen la realidad de lo que les depara a las aguas subterráneas del mundo entero.
El escenario promedio obtenido indica que el agua subterránea alcanzará su punto máximo alrededor del 2050 con 625 kilómetros cúbicos de agua, aproximadamente el doble que en la actualidad, un dato alarmante.
Este problema no es algo nuevo
Toda este problemática se ha venido incrementando desde hace décadas. A medida que aumenta la población y la elaboración de productos de todo tipo, aumenta también la demanda de agua. Las sequías más extremas que vivimos año tras año tampoco ayudan, razón por la cual cada vez dependemos más del agua que tenemos bajo nuestros pies.
Prueba de todo esto es el aumento del uso de agua subterránea que estamos experimentando de forma acelerada. Entre 1960 y 2010, la extracción mundial de aguas subterráneas ha aumentado más del 50%. Gran parte de ese incremento ha llegado del sector de la agricultura que necesita más agua para regar cultivos
Impacto en la biodiversidad
El problema es que necesitamos tanta agua para nuestro día a día de actividad frenética, que vaciamos nuestros acuíferos a un ritmo mucho mayor del que tardan en rellenarse. Por eso, no solo nos estamos quedando sin agua y deteriorando la calidad de la poca que queda, también estamos contribuyendo a transformar el entorno que nos abastece de ella.
En algunas zonas, la tierra ya se está hundiendo de tanta agua que hemos extraído. En otras, acaba contaminada y eso tiene un gran impacto también sobre la biodiversidad y las distintas especies que de ella depende. Aguas cada vez más profundas e inaccesibles que requieren profundizar más que en el pasado para extraerlas, disparando así el coste de su extracción.
¿Cómo afecta a España?
El declive de los acuíferos es un problema global que afecta a unos países más que a otros. Ya sea por la sequía, la naturaleza de la precipitación o por una deficiente gestión de los recursos hídricos, hay muchos países que están sufriendo con este problema.
El caso de España está entre los citados y preocupa entre un buen número de sectores. Hay zonas de la península Ibérica donde el descenso de las aguas subterráneas es alarmante y se habla de hasta más de un metro al año.
Un informe de Datadista muestra cómo el 44% de las masas de agua subterránea en España está en mal estado cuantitativo debido fundamentalmente a las extracciones masivas realizadas.
Afecta a más del 50% de las masas en las cuencas del Segura, Guadiana y las internas de Cataluña, así como a un tercio en cuencas del tamaño del Guadalquivir, Segura, Duero, Ebro y Júcar.
Por otra parte, añaden que el 30% de las masas de agua subterránea presentan mal estado químico. Una situación que se extiende a la mayor parte de las masas en las cuencas del Guadiana, Segura, Guadalete y Barbate, Gran Canaria, Tinto, Odiel y Piedras y a un tercio de las del Guadalquivir, Júcar, Duero y Ebro.
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