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'Operación Penicilina 2': La rocambolesca historia del escrito que "asesinó" a Botín

El acta que, según la UDEF, llevó a Manos Limpias y Ausbanc a amagar con una denuncia contra los máximos responsables del Santander por la muerte del banquero salió a la luz en una notaría justo un año antes de la detención de Pineda y Bernard. Su autor, un supuesto "analista político y financiero".

El 16 de abril de 2015, justo un año antes de que agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía detuvieran a los máximos responsables de Ausbanc y Manos Limpias, Luis Pineda y Miguel Bernard en el transcurso de la 'Operación Nelson', un anciano que se definía como "analista político y financiero" acudía a una notaría del centro de Madrid a levantar un "acta de manifestación". Bajo el brazo llevaba un escrito de sólo dos folios de extensión en el que relataba el "asesinato" de Emilio Botín, fallecido de muerte natural en septiembre del año anterior. En él se hablaba de conspiraciones, de un "comando de la muerte", de narcos, de inyecciones de penicilina en el cuello, de autopsias y de pruebas de ADN. Comenzaba así el supuesto intento de extorsión más esperpéntico de la trama que sería desmantelada 365 días después. Vozpópuli ha tenido acceso a dicho documento del que no consta que se haya incorporado aún al sumario.

El 16 de abril de 2015, el "analista" Muñoz Bloise acudía a un notario con una carta con la que pretendía chantajear a Emilio Botín

Según refleja dicho acta notarial, el autor de dicho documento era un octogenario "español" con residencia en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Se trataba de Juan Muñoz Bloise, director de un confidencial en papel en los años 90, cuando aún no existía la prensa digital, que había sido detenido en junio de 1998 tras la denuncia del financiero Juan Abelló que le acusaba de exigirle 20 millones de pesetas (120.000 euros) por retirar de la circulación un supuesto informe sobre irregularidades fiscales. En aquellos años, Muñoz Bloise negó su implicación en los hechos y aseguró que simplemente pretendía "auxiliarle [a Abelló] en lo posible para que no fuese publicada" dicha información. Un supuesto altruismo que, según reflejaría el acta que iba a levantar aquel día de la primavera del año pasado en una notaría situada en el número 2 de la calle Eduardo Dato de la capital, guiaba sus pasos para denunciar ante el fedatario público las  "graves circunstancias en las que tuvo lugar el fallecimiento de una persona muy relevante en el entorno financiero y empresarial".

Ya delante del notario, éste reflejaría en el acta que en ese momento el "analista político y financiero" le entregaba "un escrito redactado y extendido en dos folios de papel común y suscritos por él en mi presencia". Se trataba de un texto a máquina, con algunas anotaciones manuscritas, que Muñoz Bloise encabezaba con una frase a un tamaño de letra mayor: "¿Por qué no se le hizo la autopsia a Emilio Botín?" para, a continuación, afirmar en tono novelesco "el misterio deja de serlo". A partir de ese momento, y durante diez párrafos de extensión irregular, el octogenario editor dibujaba una rocambolesca historia para asegurar que Emilio Botín "no murió de un infarto 'legal", sino que fue "vilmente asesinado en su despacho de la ciudad financiera del Santander, tras inyectarle una cantidad mortal de penicilina en el cuello". Justo de estas palabras salía una anotación a mano que detallaba "cloruro morfico" como si hubiera decidido cambiar el 'arma homicida'.

"No perjudicar el valor de la acción"

A partir de ahí, el escrito del antiguo director de prensa dibujaba un panorama de supuestas guerra internas en la entidad financiera que calificaba de "cruentas" y en la que no faltaban referencias a familiares directos del banquero. También a empleados, directivos e, incluso, a supuestos integrantes de un cártel colombiano de la droga. Todo para pedir que se realizase la autopsia al cadáver del banquero.

En el documento, Muñoz Bloise aseguraba haber enviado su versión sobre la muerte del banquero "a más de 2.500 receptores desde el más estricto anonimato"

"El cuco desde su nido lleva tiempo observando todos los acontecimientos y a raíz del cobarde asesinato, quise que se sepa toda la verdad para hacer justicia y salvar al banco", añadía poco después, para a continuación asegurar que conoce "el peligro que corremos al denunciar esta barbarie" y que por ello "nos hace actuar con la máxima precaución y mandar esta información a más de 2.500 receptores desde el más estricto anonimato". Muñoz Bloise incluso afirmaba, siempre utilizando el plural aunque sólo él firma el escrito, que "tenemos toda la información sobre todos los puntos expuestos y los haremos llegar a quien corresponda".

La advertencia del notario

El contenido del escrito alarmó tanto al notario que éste recogió en el acta que "dada la naturaleza y transcendencia de lo en él manifestado, le informo expresamente de las consecuencias que del presente otorgamiento pueden derivarse" y le comunicó que en cumplimiento de la ley iba a poner en conocimiento de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) la existencia de dichos documentos "en cuanto me sea posible". Una advertencia que, según recoge a continuación el fedatario público, no pareció preocupar a Muñoz Bloise, que señalaba que, precisamente, había acudido a un notario para "dar conocimiento a la justicia de los hechos denunciados" y que "de esta manera se podrán iniciar las actuaciones judiciales correspondientes, con la mayor discrección posible y evitando pueda darse publicidad de tales hechos dada las gravísimas consecuencias que pudieran resultar de ello".

El contenido del texto que acompañaba el "acta de manifestación" alarmó al notario, que acudió al día siguiente a la Fiscalía del TSJM para entregar una copia del mismo 

Al día siguiente, 17 de abril de 2015, el notario se ponía en contacto telefónico a las nueve y cuarto de la mañana con "el fiscal superior de la Comunidad de Madrid con la finalidad de informarle de mi obligación de llevar a cabo en la Fiscalía de su cargo la notificación de la presente acta". Dos horas y quince minutos más tarde, el fedatario público se personaba en la sede del Ministerio Público de la calle General Castaños y entregaba a una funcionaria "un sobre debidamente precintado con sello notarial de seguridad" en cuyo interior se encontraba el escrito y el acta que el mismo había levantado sólo 24 horas antes.

La UDEF entra en escena

El recorrido de la esperpéntica denuncia parecía 'morir' en aquel momento. Sin embargo, un año después la UDEF desarrollaba la 'Operación Nelson' contra las supuestas actividades de extorsión de Ausbanc y Manos Limpias, y localizaba en un ordenador encontrado en la sede del sindicato archivos informáticos que demostraban que aquel acta notarial había llegado a manos de Bernard y Pineda. Según recoge un informe policial incorporado al sumario que instruye el titular del Juzgado Central de Instrucción número 1, Santiago Pedraz, en dicho equipo los agentes hallaron lo que denominaban en su análisis "documentos relativos al asunto Banco de Santander". Eran, en concreto, cinco documentos y correos electrónicos con los que trama presuntamente quería presionar a la actual máxima responsable del Santander, Ana Patricia Botín, para que el presidente de Ausbanc consiguiera "ganarse el favor de la entidad [...] para que ésta continuase patrocinando y publicitándose" en la revistas de la asociación.

Un reciente informe de la UDEF asegura que el texto sobre el "asesinato" de Botín fue utilizado por Ausbanc para "ganarse el favor de la entidad" y conseguir nuevos patrocinios

La primera de las pruebas de la supuesta extorsión era un "documento en formato.doc" creado el 19 de mayo de aquel año, es decir, sólo un mes y tres días después de que Muñoz Bloise acudiera al notario. El titulo del mismo era muy significativo: "Denuncia presunto asesinato Emilio Botín.39748". Se trataba de un borrador de preparado para la firma del líder de Manos Limpias y dirigido al "juzgado de Instrucción que por turno correspondía de Madrid". Con el mismo, el sindicato iba a denunciar a "los presuntos autores materiales en el homicidio del que fue presidente del Banco Santander, Emilión Botín" y a otros personas como "presuntos colaboradores, cómplices y encubridores" de dicha muerte.

El disco duro de Manos Limpias reveló también que durante los siguientes seis días desde el sindicato se hicieron diversas gestiones con la esperpéntica denuncia. Así, se halló un "escrito Fiscal Gral Estado por Tema Botín.39746" preparado también para que Miguel Bernard plasmase la firma en él y fuese enviado a Consuelo Madrigal. El texto recogía, precisamente, que había llegado al sindicato "un acta notarial de manifestación en la que se relatan una serie de hechos presuntamente delictivos y que afectarían a la cúpula de una entidad financiera de primer orden a nivel internacional". En el mismo, solicitaba a la Fiscalía que se citase al propio líder del sindicato "para comparecer a los efectos de hacer entrega [de] la citada acta de manfiestación".

Carta a Ana Patricia Botín

Cuatro días después, el 26 de mayo, alguien de Manos Limpias elaboraba un nuevo documento en el ordenador. Era el titulado "Carta Ana Patricia Botín Oshea.39727", también preparado para que lo rubricase el secretario general del sindicato. En la misiva, de cuatro párrafos de extensión, Bernard comunicaba a la hija del banquero fallecido que "ha tenido conocimiento de unos hechos gravísimos que atentan contra la honorabilidad y el buen nombre de su persona" sin más detalles. "Creemos -continuaba el texto- que están tratando de utilizarnos como ariete contra usted pretendiendo que el asunto salte a los medios con objeto de que usted quede desacreditada ante su propio banco y la opinión pública en general". En el documento, el ahora encarcelado aseguraba que Manos Limpias no dudaba de la "recta moralidad" de la máxima responsable de la entidad y se ofrecía a entregarle "a usted o persona de su máxima confianza, la información que obra en nuestro poder". Eso sí, "sin esperar nada a cambio".

El sumario spbre Ausbanc y Manos Limpias cita la existencia del documento redactado por Muñoz Bloise, pero en la parte que se conoce no incluye ninguna copia del mismo ni del acta notarial

Como confirmaría meses más tarde a la UDEF el director de Comunicación de la entidad, Juan Manuel Cendoya, dicha carta llegó al banco y provocó que él mantuviera contactos con Luis Pineda ya que sabía que éste tenía "cierta relación" con Manos Limpias porque en cierta ocasión le había comentado que estaba colaborando con el sindicato en un caso contra Miguel Blesa. Cendoya aseguró a los agentes que en dicha conversación había pedido al presidente de Ausbanc ahora encarcelado que hablase con Bernard sobre la misiva. Días más tarde, Pineda le dijo al representante de la entidad que ya había comentado con el secretario general del sindicato la preocupación de la entidad sobre el acta notarial "y que ambos no daban ninguna credibilidad a tal escrito". Meses después el hoy encarcelado cabecilla de la trama ofrecía al banco un convenio para que invirtiese en anuncios de sus revistas por valor de 1,15 millones de euros para 2016.

La esperpéntica 'Operación Penicilina' parecía haber quedado sepultada ahí. Sin embargo, el informe de la UDEF la rescataba meses después y la convertía en una nueva prueba de las supuestas actividades extorsionadoras de Ausbanc y Manos Limpias. Con ello, aparecía por primera vez en la investigación el nombre del octogenario Juan Muñoz Bloise, el "analista político y financiero" que el 16 de abril de 2015 acudió a un notario de Madrid a denunciar una rocambolesca conspiración para "asesinar" a Emilio Botín. No consta, sin embargo, que el documento se haya incorporado al sumario.  

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