Luis Bárcenas no paga a traidores... y menos si éstos han ayudado a la Justicia española a sentarle en el banquillo de los acusados. Durante su segundo día de declaración en el juicio del 'caso gürtel', el extesorero del PP no ha dudado en acusar a la banca suiza y sus empleados de muchos de los males legales que le amenazan con más de 40 años de cárcel. De hecho, cuando la representante de la Fiscalía Anticorrupción esgrimía los documentos internos del Dresdner Bank y el Lombard Odier que desmontan sus coartadas sobre el origen real de los millones de euros que ingresó en metálico en dicho depósitos, no dudó en culpar a los responsables de estas entidades financiera de no enterarse de lo que les contaba y malinterpretar las largas conversaciones que mantenía con ellos tanto en Madrid como en Ginebra. "Esos memorándum no son la Biblia", ha dicho tras recalcar que en los mismos se resumía una reunión de una hora "en tres renglones". Una mala actuación que, curiosamente, no le impidieron recibir en su despacho de Génova 13 a alguno de estos asesores helvético, como ha admitido este martes.
El extesorero niega credibilidad a los documentos internos de los bancos suizos que recogen sus reuniones con él porque resumen una reunión de una hora "en tres renglones"
La lista de males de la banca suiza, según Bárcenas, es larga. De hecho, el extesorero asegura que abandonó el Banco della Svizzera Italiana, una de las primeras entidades en las que depositó fondos allá por comienzos de los 90, porque le cobraba muy caro sus servicios pese a que el peso de la gestión de sus fondos la seguía llevando él. Por ello, traspasó aquel dinero al Lombard Odier de Ginebra, donde conocía a un responsable de la entidad que se ofreció a llevarle la cartera de valores por un precio más razonable. Un detalle que, a la vista de lo que ha declarado hoy, le gustó casi tanto como el trato que le dispensaban cuando se acercaba a su sucursal con un maletín repleto de dinero para ingresarlo. "Los bancos allí no son como los de España" dijo antes de detallar que pasaba con el coche directamente al garaje de la entidad, donde un empleado "con librea" les recogía y llevaba por un ascensor hasta la planta donde les esperaba su asesor. Una vez allí, les invitaban a él y a su mujer, Rosalía Iglesias, a "un café y una Coca-cola" antes de que él pasase a un despacho a entregar el dinero.
La traición helvética
Ahí, sin embargo, se han acaban las alabanzas de Bárcenas al sistema bancario suizo. Así, ha demostrado estar 'dolido' con las entidades financieras porque pese a que él fue "transparente" con ellas, finalmente le traicionaron. "Estaba convencido de que Suiza respetaría la legalidad y no enviarían los datos [de sus cuentas] a España", se ha quejado. Además, tampoco le ha gustado el contenido de los llamados 'memorandum', los documentos que los gestores de los bancos elaboraban para uso interno tras reunirse con él y que se han incorporado al sumario con detalles que ahora le incriminan. Es cuando ha dicho que estos empleados resumían encuentros de una hora en sólo "tres renglones" y que, por ello la fiabilidad de su contenido era más que dudoso. De hecho ha asegurado que cuando se lee en uno de estos documentos que él habló de "disensiones en el PP" para justificar sus repentinos movimientos de dinero tras estallar el 'caso Gürtel', prácticamente se lo habían inventado. Y eso que él ha admitido que "modestamente" sabe hablar en inglés y ha dado muestra de ellos leyendo varios documentos en este idioma que le han mostrado durante la vista. El extesorero del PP también ha asegurado que los bancos no le daban demasiada información sobre sus cuentas y que cuando lo hacían se la enviaban "en alemán, inglés, francés y no había cómo meterle mano".
Bárcenas, que presume "modestamente" de hablar inglés, se quejó de que los bancos le enviaban información en varios idiomas "y no había cómo meterle mano"
Bárcenas ha afirmado que es esa supuesta ineptitud de los empleados suizos la que explica que en sus documentos internos tardaran tanto en reflejar que era una "persona políticamente expuesta", que obliga a las entidades a realizar una mayor control sobre sus clientes catalagodos como tal. En este sentido, el extesorero ha asegurado que en 1994 le informó al Dresdner Bank que era el gerente del PP y que cuando salió elegido senador por Cantabria en 2004 también lo comunicó. La fiscal le ha preguntado si inmediatamente. "Hombre, a lo largo del año, no salí elegido y me fue al teléfono para decírselo", se ha permitido ironizar. Por ello, considera que él dio todas las explicaciones necesarias y que, de hecho, las entidades financieran no tuvieron "ninguna duda de la licitud de mis fondos". Al fin y al cabo, él recibió a uno de estos gestores en su despacho de Génova. ¿Qué mayor prueba del origen legal de sus fondos?
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