Bilbao acoge este miércoles un acto de homenaje al primer asesino de ETA, Txabi Etxebarrieta, quien junto a su compañero Iñaki Sarasketa mató al guardia civil José Antonio Pardines en un control de tráfico a la altura de Villabona (Guipúzcoa), hace ahora 55 años. Los dos terroristas murieron después en un tiroteo con la Guardia Civil, aunque el tiempo ha erigido a Etxebarrieta en una figura 'intelectual' de la izquierda abertzale.
Este homenaje coincide con el aniversario de aquel episodio que cambió la Historia reciente de España y en ocasiones anteriores ha sido convocado o respaldado por diferentes asociaciones y plataformas de la izquierda abertzale. En esta ocasión, tras la polémica de la inclusión de condenados por pertenencia a ETA en listas de EH Bildu, el cartel circula sin ninguna organización convocante.
"Porque eran, somos un pueblo viejo [con Historia o raíces]", reza el cartel que insta a participar en el homenaje a Txabi Etxebarrieta, que tendrá lugar en la Plaza de Unamuno, en Bilbao, al que algunos colectivos próximos a la izquierda abertzale han rebautizado con el nombre de Etxebarrieta plazan. A diferencia de ediciones anteriores, los convocantes no firman el cartel y han avisado del encuentro con apenas 48 horas de antelación.
Cabe recordar que los homenajes a Txabi Etxebarrieta celebrados otros años han estado envueltos por la polémica, toda vez que diversas asociaciones de víctimas del terrorismo solicitaron ante la Justicia que tomaran cartas en el asunto. Diversos colectivos han rendido tributo a Etxebarrieta de forma multitudinaria tanto en Tolosa, lugar donde murió, como en Bilbao, su lugar de nacimiento, siempre coincidiendo con el aniversario del suceso.
Las muertes de Pardines y Etxebarrieta
El episodio tuvo lugar el 7 de junio de 1968. El guardia civil José Antonio Pardines Arcay dio el alto a un vehículo Coupé 850 que circulaba por una zona de obras cerca del municipio guipuzcoano de Villabona. Al pedir la documentación a los dos pasajeros que iban a bordo, éstos le descerrajaron varios disparos que acabaron con la vida del agente. Eran Etxebarrieta y Sarasketa, miembros de ETA, una organización que hasta entonces no había asesinado y que en ese momento escribía la primera página de una larga historia criminal.
Fermín Garcés, un camionero que circulaba por la misma carretera, identificó a los autores de los disparos y les instó a detenerse, pero Etxebarrieta y Sarasketa se dieron a la fuga y se refugiaron en la casa de un sacerdote de Tolosa. El camionero alertó a la Guardia Civil, que montó un amplio dispositivo para localizar a los asesinos. Los localizaron en un control en la citada Benta Haundi y se desató un tiroteo en el que murió Etxebarrieta.
Sarasketa logró escapar y se refugió en una iglesia del municipio de Errezil, donde sería localizado y detenido horas después. El franquismo celebró un Consejo de Guerra, el primero desde la Guerra Civil, en el que Sarasketa fue condenado a muerte. Finalmente se le conmutó por una pena de cárcel que cumplió durante 9 años, hasta que quedó en libertad en base a la amnistía general de 1977.
Txabi Etxebarrieta, quien presidió la V Asamblea de ETA, fue erigido con los años como un referente intelectual de la izquierda abertzale. Coincidiendo con el aniversario de aquel episodio, cada año se celebra un homenaje multitudinario en su honor, mientras que el guardia civil José Antonio Pardines, originario de Malpica (La Coruña) permanecía enterrado en el cementerio de su pueblo natal lejos de cualquier foco o recuerdo.
Diversos colectivos, como la Asociación Pro Guardia Civil, trataron de recuperar la memoria de Pardines con ofrendas florales y actos de recuerdo en Malpica. Su historia quedó recogida en una reciente investigación coordinada por el historiador Gaizka Fernández Soldevilla y el periodista Florencio Domínguez, publicada bajo el título Pardines, cuando ETA empezó a matar.
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