La segunda estación del año viene acompañada de la alergia primaveral, uno de los mayores inconvenientes para muchas personas en todo el mundo.
La investigación, la experiencia y, sobre todo, la ayuda de profesionales de la salud, puede servir para prevenir o reducir al máximo los efectos de esta reacción tan común.
Qué es la alergia primaveral
A pesar del curioso nombre de alergia primaveral, esta reacción física está relacionada con una alergia al polen, conocida como polinosis. La relación con la primavera es que aparece sobre todo durante esta época del año, porque es cuando mayor concentración de polen hay en el ambiente.
Síntomas de la alergia primaveral
Dependiendo de la persona y de la cantidad de polen a la que se debe enfrentar, los síntomas de la alergia primaveral pueden ser muy variados.
De forma corriente, los estornudos y la conjuntivitis son síntomas comunes de la alergia primaveral, que pueden agravarse con la presencia de dificultades para respirar y rinitis. A algunos pacientes también les aparecen eccemas y existe riesgo de sufrir crisis asmáticas si no se aplica una solución adecuada.
Remedios para la alergia primaveral
Como en muchos otros casos, la prevención es la mejor forma de evitar tener que enfrentarse a los temidos síntomas de la alergia primaveral. En todo caso, no existe una cura concreta que elimine al 100% el riesgo de padecerla.
Pese a todo, siempre es necesario acudir a un médico alergólogo que estudie cada caso y diagnostique los mejores medicamentos y vacunas. Durante todo el año, pero sobre todo durante la primavera, hay que llevar consigo estos medicamentos, pues representarán los mejores remedios para la alergia de todos.
En cualquier caso, hay remedios preventivos de la alergia primaveral que podemos adoptar. El primero es identificar cuánto polen hay en el ambiente. Gracias a las nuevas tecnologías esto es posible desde Internet y aplicaciones para el móvil. La web oficial de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica ofrece esta información actualizada constantemente.
En caso de salir a la calle, si es posible, se debe evitar las horas del día con mayor concentración de polen, que son el amanecer y el atardecer. Además, también es recomendable evitar las zonas donde esta concentración es mayor como los parques y jardines.
Una vez en la calle, las gafas de sol ayudan a proteger de la frecuente conjuntivitis por alergia primaveral y, al regresar a casa, es preferible lavar la ropa y darse una ducha, para quitar de forma efectiva todo el polen que se haya podido coger durante el rato que se ha estado en el exterior.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación