Existe algo llamado el efecto Mediaset. A Telecinco Cinema, productora de uno de los grupos mediáticos más potentes, pertenecen Ocho apellidos vascos y El Niño, los dos largometrajes con mayor recaudación de taquilla en la historia del cine español. Ahora, la corporación busca capitalizar el estreno de la próxima película de Juan Antonio Bayona, Un monstruo viene a verme, un drama fantástico basado en el libro de Patrick Ness con el que Bayona cierra una trilogía fantástica y de miedo ya trazada con El internado y El orfanato. A diferencia de sus éxitos más inmediatos, esta película de Bayona en la que participa el grupo no es una comedia romántico-folklórica ni una película de acción. Mediaset España tiene ahora un producto de calidad y quiere sacar pecho con él.
Cuando queda todavía una semana para el estreno en España de Un monstruo viene a verme, Telecinco Cinema ha impulsado una agresiva campaña previa de publicidad
El largometraje se vende solo: un reparto integrado por Felicity Jones (La teoría del todo, The Amazing Spider-Man 2: El poder de Electro), Liam Neeson (Una noche para sobrevivir, Mil maneras de morder el polvo), Sigourney Weaver (Exodus: Dioses y reyes, Convención en Cedar Rapids), Toby Kebbel (Cuatro Fantásticos, El consejero), Geraldine Chaplin (El orfanato, Encontrarás dragones), además del joven actor Lewis MacDougall (Pan: Viaje a Nunca Jamás) como el niño protagonista. A eso se suman las críticas positivas en los festivales de San Sebastián y Toronto, además, por supuesto, de la centralidad y vistosidad del director español, quien consiguió con esta película no sólo una nominación a los Oscar, 14 a los premios Goya y el Premio Nacional de Cinematografía, sino algo mucho más potente: mercado internacional.
Cuando queda todavía una semana para el estreno en España de Un monstruo viene a verme, Telecinco Cinema ha impulsado una agresiva campaña previa de publicidad que cubre tanto el espectro masivo de su audiencia televisiva como los canales regulares de la distribución cinematográfica. Comenzó el lunes 26 de septiembre con la retransmisión en simulcast en Divinity y Cuatro de la première de la película desde el emblemático Teatro Real de; continuará el sábado 1 de octubre con la celebración en Telecinco de El día Bayona, que incluirá la emisión de las dos primeras películas de su trilogía - Lo imposible y El orfanato-; y culminará el día antes del estreno en cines del filme con la emisión de un avance exclusivo de Un monstruo viene a verme en todos los canales de la compañía, excepto Boing. Sin duda: un aparato de promoción en bloque que deja de manifiesto cómo la incorporación de los grandes grupos y teles supone un punto de inflexión en la dinámica del cine español.
El efecto Mediaset como ingrediente común en dos de los largometrajes más exitosos –Ocho apellidos vascos y El niño- da qué pensar. Y no por una cuestión de dinero, sino por la consolidación de una dinámica –para algunos viciada- que sigue una lógica económica. El cine español, acostumbrado a trabajar sin pensar en una salida natural de los filmes a sus mercados, tiene ahora un inversor privado y no un mecenas. Ese hecho ha comenzado a alterar la cómoda situación de no tener que competir en la que vivía en cine español y cuya profundización apuntaló un camino progresivo hacia el empequeñecimiento y la falta de audiencias.
La incorporación de una lógica de producción industrial introducida por los grupos mediáticos como productores –A3 Media también forma parte de esta competencia- supuso un quiebre del que Bayona ha formado parte, desde el comienzo. Su película Lo imposible contó con participación de Telecinco Cinema, fue la primera en romper el techo de recaudación. Ocurrió en 2012, año de plena crisis y contracción del consumo, además de un gravamen del 21% en las entradas a las salas cine, el mayor reproche del sector contra el gobierno de los populares. Le película, claro, se vendía sola: una historia real (el tsunami de 2004); secuencias espectaculares y un reparto de estrellas, Ewan McGregor y Naomi Watts.
Un monstruo viene a verme acompaña la fórmula de Lo imposible, con creces. Justamente por eso Mediaset ha puesto dinero, porque el margen de recuperación será mucho mayor
Un monstruo viene a verme acompaña la fórmula de Lo imposible, con creces. Justamente por eso Mediaset ha puesto dinero, porque el margen de recuperación será mucho mayor. La lógica de esta relación es comercial, no filantrópica. Y es eso lo que altera –para bien- los resultados y el impacto. Todo sea dicho: hay una lógica comercial por una parte, y del otro lado un tema legal. Las cadenas de televisión están obligadas, por Ley desde 1999, a destinar el 5% de sus ingresos a financiar cine europeo. Una obligación que reforzó la Ley de Comunicación Audiovisual de 2010, cuyo reglamento se ha modificado -a través de un Real Decreto- con la intención de reforzar jurídicamente las condiciones de los que muchos llaman el Canon del Cine. Desde hace 15 años, las televisiones han invertido 1.987 millones de euros en financiar películas. Y aunque esas ayudas tienen una incidencia real, hay que entender que el Efecto Mediaset es absolutamente otra cosa. Va más allá.
Para explicar el llamado Efecto Mediaset de forma más clara exige nombrar a su competidor. La isla mínima, que ganó con 10 premios Goya en 2015, estaba producida por Atresmedia, que se reparte con Mediaset el dominio y supremacía en el mercado. La competencia entre ambos ha dejado muy buen saldo en la industria. Representa algo más que un pulso. Distintos informes señalan una cifra global según la cual la cadena de Vasile ha aportado cerca de 200 millones al cine, mientras que Atresmedia, más de 113 millones. Las cifras oficiales más recientes, indican que en 2013 las televisiones invirtieron un total de 188,3 millones de euros en financiación de obras audiovisuales europeas, lo que supone un incremento del 2,63% con respecto del año anterior (183,48 millones). Una industria competitiva necesita de pilares económicos. Necesita ser rentable. El día Bayona, el desembarco de esta campaña de promoción en los hogares, confirma ese principio.
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