Los vehículos de transporte con conductor (VTC) como los de Uber, Bolt o Cabify se han convertido en un elemento cotidiano en las ciudades. Pero, ¿dónde pasan la noche o las horas de descanso estos coches? La respuesta no es única, pero analizamos las claves detrás de este fenómeno.
1. Aparcamientos privados y garajes personales
La mayoría de los conductores de VTC son autónomos o trabajan para empresas colaboradoras, por lo que suelen guardar sus vehículos en garajes particulares o plazas de parking alquiladas. En ciudades como Madrid o Barcelona, donde el espacio es limitado, muchos recurren a parkings públicos o zonas residenciales con tarifas reducidas.
2. Zonas reguladas por ayuntamientos
Algunas ciudades han creado áreas específicas para VTC, especialmente en zonas periféricas o cerca de aeropuertos. Por ejemplo, en Barcelona, el Ayuntamiento ha habilitado aparcamientos temporales en la Zona Franca para evitar la saturación en el centro. Estas medidas buscan equilibrar la demanda y reducir el impacto urbano.
3. Parkings colaborativos y empresas de gestión
Empresas como Parkimeter o Parclick ofrecen descuentos a conductores de VTC para estacionar en parkings estratégicos. Además, algunas flotas de vehículos —como las de Cabify— cuentan con acuerdos con parkings privados para optimizar costes y garantizar la disponibilidad.
4. La polémica del "aparcamiento salvaje"
En ciudades con normativas estrictas, como Londres o París, ha habido quejas por vehículos de VTC mal estacionados en calles residenciales. Para evitarlo, plataformas como Uber recomiendan a sus conductores usar zonas permitidas y respetar las restricciones horarias.
5. El factor medioambiental
Con el auge de los VTC eléctricos (obligatorios en Madrid desde 2025), muchos conductores priorizan parkings con puntos de carga. Esto ha impulsado a empresas como Bolt a colaborar con electrolineras urbanas para facilitar la recarga nocturna.
Los coches de VTC no tienen un "dormitorio" fijo: su ubicación depende de la normativa local, la disponibilidad de plazas y las estrategias de cada conductor. Mientras las ciudades adaptan su infraestructura, el debate sobre su impacto en el espacio público sigue abierto.
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