No es temporada para los melones, y eso que nos quita de verlos pudrirse en el interior de las cajas de los camiones porque no pueden pasar territorio francés. Pero melones nunca faltan en España, aunque no estén en los estantes de los supermercados. Fue Unamuno quien, viendo el estado de la nación y sintiendo el grado de idiotez al que había llegado, diera con esta píldora de filosofía pura de "¡vaya melonar!" Melones pensantes -es un decir-, los hay de muchos tipos, morfologías y fenotipos. Con permiso de los de piel de sapo, el cantaloup, el chino o tendral.
El invento de la fachosfera
No hace falta hilar tan fino para dar con el melonar y, sobre todo, con el melón, cuando escucha uno al presidente del Gobierno decirle al periódico amigo catalán que, lo del domingo en la plaza de España, fue una reunión de la fachoesfera, invento para la historia del otro diario amigo, en otro tiempo conocido como el independiente de la mañana, con permiso de Savater, claro está.
No es lo grave que el melón reflexione de esta manera, y menos que despache con un neologismo a los que se manifiestan porque no entienden la espuria operación por la que siete votos lo han convertido en el presidente más débil de la democracia. Se defiende así, insultando, llamando fachoesfera a todo aquel que critica sus tratos y concesiones en nombre de millones de ciudadanos que han decidido no seguirlo con la ley de amnistía que hoy se aprueba en el Congreso.
Alguien podría decirle que no todos los que el domingo estaban en la Plaza de España son del PP, que no lo han votado nunca y que no lo piensan hacer
Pero no es lo grave que sea el propio presidente del Gobierno el que, con su biografía, se permita llamar fachosfera a los ciudadanos que salen a la calle a manifestarse, en la que hemos de entender que también están Felipe González y García Page, y desde luego todos aquellos votantes del PSOE que no entienden que Sánchez haya dado el timón del gobierno de España al prófugo Puigdemont. Alguien podría decirle que no todos los que el domingo estaban en la Plaza de España son del PP, que no lo han votado nunca y que no lo piensan hacer; que le explicaran que esos ciudadanos, habitantes pacientes de una fachoesfera inventada por la mediocridad que dice gobernarnos, no tiene más remedio que salir pacíficamente a la calle para denunciar lo que parece que no tiene nombre, o lo tiene si uno piensa en el de la vileza, la traición y el embrutecimiento que sale y proyecta el melonar. Ya no extraña que el presidente acuse a la derecha de querer derrocar al Gobierno -¿sabrá qué significa semejante verbo?-, ni que su vicepresidenta Yolanda Díaz, perfecto epítome de la ilustrada fantasía choni, diga que no puede estar en la procesión (sic) y repicando. Ojo, que ha llegado a vicepresidenta. ¡Vaya melonar, señores!
Contra los medios críticos
Sánchez, con la ayuda inestimable del creativo del diario amigo, denomina fachoesfera a todo aquello que discrepa y le permite recordar el estado de indignidad en el que ha colocado a las instituciones. No hay una que no haya sido tocada por su mano de presidente diletante.
El Congreso se ha convertido en un síseñor implacable en el que el debate es cada vez más reducido; su grupo, una reunión de amiguetes con una nómina aceptable a conservar que votan lo que haya que votar sin necesidad de pensar, no vaya a ser que a alguno le dé por disentir.
Hoy el Congreso sacará adelante la ley de amnistía. La votarán los socialistas, los del prófugo de Waterloo y la habitual compañía que llaman progresista. Todavía hoy, los que ayer mismo la denostaban y negaban, dicen que es una ley sólida para la normalización política, social e institucional de Cataluña. ¡Pobre Salvador Illa, vaya papelón! Lo veo por la televisión decir estas cosas y me pregunto si de verdad se lo cree. Me pregunto también qué habrá quedado de su oficio de filósofo, acostumbrado siempre a hacerse preguntas.
Sin fisuras en el PSOE: la amnistía es buena
Pero claro, si el mentor de la fachoesfera afirma que la ley de amnistía es un valor constitucional, qué va a decir Illa, qué pensarán Esther Peña, Óscar Puente o Patxi López cuando aprieten el botón para votar y salvar a Puigdemont y así borrar sus delitos de terrorismo del que le acusa la Justicia. Ay, Patxi, Patxi, ¿no resuena en ti de vez en cuando la voz inmaculada de la madre del asesinado Joseba Pagazaurtundua? ¿De verdad no te viene a la cabeza en momentos como el que vas a vivir hoy? "Patxi, Patxi: Ya no me quedan dudas de que cerrarás más veces los ojos y dirás y harás muchas cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son". Pero ya no estás sólo. Te acompañan 120 diputados a las órdenes del mentor de la fachoesfera.
Se me antoja que todos ellos deberían esforzarse un poco y leer hoy a primera hora, antes de ir a votar, un bellísimo poema de Ángel González, para así orientar bien el voto que van a perpetrar en contra de la democracia y los intereses de España. El poeta asturiano hizo del poema Elegido por aclamación un alegato contra el fundamentalismo, pero sobre todo contra la estulticia y la estupidez humana que termina así: Inmóvil mayoría de cadáveres/ le dio el mando total del cementerio.
Por ejemplo, hoy mismo en el Congreso de los Diputados.
Karl
"Cuando la ley y la moral se contradicen una a otra, el ciudadano confronta la cruel alternativa de perder su sentido moral o perder su respeto por la ley.“ ~Frédéric Bastiat
vallecas
Sánchez ya no puede parar. Si para fallece. Cada vez que habla, miente. Cada vez que habla insulta. Engaña a los suyos e insulta a los demás. Se dirige solo a sus votantes. Son a éstos a los que mantiene en tensión, con miedo, en un constante estado de alarma. "que viene el lobo". Por muy enfadados que estén algunos, el día de la votación volverán a votar al PSOE. "con cuatro consignas de última hora bastará" piensa Sánchez con razón. Desconozco si el PSOE es aún un ente independiente. Si Sánchez es el PSOE, si el PSOE es Sánchez. España está perdida.