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Habla el español nominado al Nobel de la docencia: "Se siguen dando clases como hace 150 años. Eso tiene que cambiar"

David Calle empezó a trabajar en una academia de apoyo cuando se quedó en el paro. Catorce años más tarde, se ha convertido en uno de los diez nominados al Global Teacher Prize por su canal de YouTube, en el que enseña a miles de personas de todo el mundo a resolver ecuaciones y fórmulas químicas.

Hace más de una década, David Calle se quedó en el paro y, como muchos otros jóvenes, decidió comenzar a trabajar en una academia de apoyo para ganarse la vida. Pero lo que podría parecer una salida práctica acabó convirtiéndose en una pasión. En 2011, este ingeniero de 44 años dio un paso decisivo para miles de estudiantes: creó un canal educativo en YouTube donde, pizarra mediante, daba lecciones gratuitas de Física, Química, Matemáticas y Tecnología para estudiantes de Bachillerato y Educación Secundaria. 

Calle, madrileño e ingeniero de formación, podría convertirse en marzo en el ganador del título a mejor profesor del mundo: el prestigioso Global Teacher Prize -conocido como el Nobel de los Profesores- concedido por la Varkey Foundation y popularizado en España tras la nominación que, en 2016, catapultó a la fama a César Bona, otro docente alabado por sus novedosos métodos didácticos.

Calle acumula más de 100 millones de visitas en su canal,  Unicoos, que cuenta con 736.000 suscriptores y se ha convertido en el más importante de su categoría en España. En 2015, el portal de YouTube del madrileño fue considerado por Google como el canal con mayor impacto social de nuestro país. El profesor confiesa, sin embargo, haber recibido el reconocimiento de la fundación británica "con muchísima sorpresa".

Hace seis años que subió su primer vídeo de matemáticas a YouTube… ¿Por qué decidió dar ese paso, y qué ha cambiado desde entonces?

Antes no tenía tiempo para explicar ciertas cosas a mis chavales, y eso era un problema. En 2011, además, muchos padres de mis alumnos se quedaron en paro y se borraron de mi academia porque no podían permitírselo. Esto me daba mucha pena, así que pensé en que grabar vídeos sería una solución. Al principio grababa los vídeos a capricho o porque mis chavales me los pedían. ¡En los primeros tenía tan pocos comentarios que hasta los dedicaba! Pero cuando empezaron a subir las visitas todo cambió. Ahora es a lo que me dedico, y no puedo responder todas las dudas (suelo contestar a unas 100 al día).

Empezó a hacer esto para pocos alumnos. Ahora le ven miles de personas en todo el mundo… ¿Cuál cree que es la razón?

Las clases en vídeo tienen un atractivo que no ofrecen otros tipos de clases: puedes rebobinar, parar donde te interese... En cuanto a la otra cuestión, en Internet hay muchos canales de matemáticas y ciencia. En mi caso, creo que me siguen porque transmito pasión, energía y ganas de superarse a los alumnos. Y aunque no tengo formación como profesor, conozco sus dudas y en qué fallan, y eso ayuda. Al final, 20 años de experiencia en una academia aportan una experiencia. No tengo una fórmula mágica: cuando resuelvo una duda, son muchas veces los alumnos los que han viralizado los vídeos, porque se los recomiendan entre ellos.

¿Cómo es el estudiante que se acerca a sus vídeos y a su academia, y qué es lo que anda buscando? Algunos de sus alumnos dicen que la clave reside en tu simplicidad a la hora de explicar conceptos…

Siempre digo que la teoría está ya en los libros, por lo que voy directo al problema y a explicar un concepto o a resolver la duda que los estudiantes tienen. Tengo todo tipo de alumnos: desde los que sacan ochos y van a por el 10, hasta los que han suspendido siete asignaturas y quieren aprobarlas. En YouTube ocurre algo similar: habrá algunos que querrán ser médicos y que consultan mis vídeos, y otros que sacan doses y que acaban aprobando. Todos tienen en común una cosa: que quieren mejorar.

"Esta es una generación audiovisual que ha crecido viendo vídeos en YouTube y que desgraciadamente no lee demasiado"

Gracias a su ayuda, hay estudiantes que han conseguido entender en 10 minutos un concepto que quizá habían trabajado en clase durante horas. ¿Refleja esto una carencia de nuestro sistema educativo?

Yo no hablaría de carencia, porque yo mismo fui también a una academia. Todos necesitamos ayuda en algún momento. Lo que sí es cierto es que ésta es una generación audiovisual que ha crecido viendo vídeos en YouTube y que desgraciadamente no lee demasiado.

¿Cuál es su posición en el actual debate sobre los deberes? ¿Son necesarias muchas tareas para poder asimilar un concepto? ¿O seguimos anclados en el método tradicional de enseñanza, centrado en memorizar?

Soy partidario de los deberes: lo que se hace en clase hay que reforzarlo en casa. Pero también soy partidario de que se mande un determinado tipo de deberes, porque me he encontrado con niños de Primaria que vienen desesperados con una hoja de 50 divisiones como tarea.

También pienso que se debería apostar por los deberes multidisciplinares, como se está viendo en los países nórdicos. Esto significaría que los profesores de las distintas asignaturas tendrían que ponerse de acuerdo. Pero tendría sentido, porque en la vida no son todo botes cerrados de conceptos: la vida es matemáticas, inglés y política en un solo paquete. Así conseguiríamos, además, que los deberes fuesen mucho más divertidos. 

Por otro lado, tampoco estoy a favor de los padres que se sientan a hacer los deberes a sus hijos, porque creo que de esta manera las tareas se eternizan y ellos se vuelven vagos.

A propósito de las nuevas generaciones: estamos presenciando una discusión muy polarizada sobre los denominados 'milenialls'… ¿Tienen que cambiar los métodos de enseñanza con esta generación?

Más que de 'milenialls' yo ya hablaría de la 'Generación Z'. Se trata de una generación muy tecnológica, eso seguro. Pero creo que la educación no pasa por los instrumentos tecnológicos ni por tener 'tablets' en todas las aulas. El otro día estuve hablando con un profesor que organiza sus clases en círculos y de forma multidisciplinar, aprovechando así una virtud de esta generación: que son más sociales. Por desgracia, se siguen dando clases como hace 150 años: se pone a los alumnos en fila y el profesor habla. Eso tiene que cambiar. Quizá nosotros éramos más dóciles, pero con esta generación no funciona. Cada generación tiene una lacra, y en este caso nos encontramos ante una generación muy impaciente, que se rinde muy rápido. Eso no quiere decir que no sea trabajadora, sino que se frustra fácilmente. 

"Soy partidario de los deberes: lo que se hace en clase hay que reforzarlo en casa. Pero que un niño de Primaria traiga 50 divisiones de tarea puede desesperarle"

Otra lacra fundamental de nuestro sistema educativo es la del ritmo: se tiene la idea de que el que es más lento es menos apto, y eso no es cierto. En este caso, el vídeo permite que esos chavales que van más lentos puedan aprender en casa y que se pongan al nivel de los demás. Y se trata de algo importante, porque quizá entre esos chavales esté el próximo presidente del gobierno o de una gran multinacional.

A pesar de la implantación creciente de las TICs en las aulas, el fracaso escolar sigue siendo alto en España y nuestros resultados en PISA continúan siendo pobres. ¿En qué se están equivocando las administraciones a la hora de incorporar la tecnología en las aulas?

Que la tecnología debe aprovecharse está claro. Pero el principal problema está en la cabecita de cada alumno y en la pasión y los recursos de los que disponen los profesores. He visto a profesores hacer cosas extraordinarias con un cartón. Para explicar el principio de Arquímedes, por ejemplo, no hace falta una 'tablet'. En todo caso, soy partidario de integrar las nuevas tecnologías y las redes sociales, que son nuestras aliadas, en la enseñanza. Son pequeñas cosas que van sumando.

¿Cree que la enseñanza del futuro acabará incorporando técnicas como la de la realidad virtual

Creo que puede ser una herramienta útil, pero no necesaria para su uso diario. Me imagino, por ejemplo, una clase de Biología en la que se muestre el fondo del mar con las gafas y pase una ballena a tu lado. O estar dentro de la Capilla Sixtina y contemplarla mientras la explicas. Con eso lo que se consigue es que los chavales tengan ganas de ir al colegio todos los días, que lo hagan con mayor ilusión. Y también se consigue que los profesores disfruten más, pero esto supone que también se tengan que esforzar más, y hay profesores que son muy reacios al cambio y no quieren salir de su zona de confort. 

"He visto a profesores hacer cosas extraordinarias con un cartón. Para explicar el principio de Arquímedes no hace falta una 'tablet'"

A muchos de sus estudiantes les contesta dudas por WhatsApp. ¿Es la cercanía indispensable para conseguir buenos resultados?

Yo no soy amigo de mis alumnos, pero sí trato de transmitirles que soy su compañero de viaje. No necesito hacer una demostración de poder ante ellos, porque el respeto se consigue, no se impone. Y en ese sentido soy muy cariñoso con mis chavales. Muchas veces me han preguntado por qué no doy clases en institutos, y respondo que no podría tener esa relación con ellos.

Calle atendiendo a un alumno en su academia de Madrid.

En los últimos años hemos visto cómo se han incrementado los incidentes de agresión a profesores. ¿A qué cree que se debe este repunte?

Sinceramente, creo que el problema viene de las familias, y te lo digo como padre. Si un alumno vive en un clima de respeto y tolerancia, trasladará eso a la clase. Pero si no es así, va a casa y le cuenta a su padre que el profesor le ha reñido, y ese padre va al colegio a regañar al profesor, el estudiante pierde el respeto hacia el maestro. Es una actitud que últimamente se está extendiendo mucho en las redes sociales: se ha perdido la asertividad. Si se enseñara a defender nuestras posiciones de otro modo, no habría tanto 'bullying' ni tantas agresiones a maestros.

En un mundo cada vez más globalizado y competitivo, ¿es compatible educar a los estudiantes para que encajen en el mundo laboral y para que crezcan como personas?

La competitividad es vital, pero muchas veces pasa por ser competitivo con uno mismo. Los chavales no tienen por qué luchar por ser el mejor de todos, porque eso es casi imposible, sino por ser todo lo mejor que puedan ser empleando toda su energía en ese empeño.

"Trabajar en el inglés nos dará un poder competitivo como el que tiene Portugal, donde su bilingüismo es escandaloso"

Y sobre la educación bilingüe, ¿cuál es su visión?

Es necesaria. Me parece muy importante introducir el inglés porque los chavales van a tener muchas más oportunidades en la vida gracias a él. Creo que hay que hacerlo con cuidado, eso sí: quizá no en Matemáticas, pero sí en Ciencias o Economía, donde pueden adquirir mucho vocabulario. Eso nos dará un poder competitivo como el que tiene, por ejemplo, Portugal, donde su bilingüismo es escandaloso.

Hasta el momento, nuestra clase política ha sido incapaz de ponerse de acuerdo en torno a las bases de nuestro sistema educativo. Partidos como Ciudadanos han propuesto que se llegue a un gran pacto por la educación que sea válido independientemente del gobierno de turno. ¿Lo ve factible?

No sé si posible, pero sí plausible. Se puede hacer seguro, pero para ello hay que escuchar a los profesores, a las familias, a las distintas administraciones... Al final los que saben de educación no son los políticos. Hay que olvidarse de siglas y tener en cuenta que nuestro futuro como país está en las aulas.

Es necesario un sistema único, en el que todos los chavales hagan el mismo examen de Selectividad, tengan el mismo programa didáctico..., sin dejar de impartirse las clases correspondientes en euskera, catalán o el idioma de la región. Pero no puede ser que en algunas comunidades prime la Física sobre la Química o que se salten el estudio de un siglo. Debemos tener un sistema educativo que garantice las mismas oportunidades a todos. 

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