El Instituto Coordenadas, a través del grupo de análisis de opciones para evitar el colapso económico, pone de manifiesto que el impacto del Covid-19 está siendo de tal magnitud que ya hay pocas dudas de que va a transformar en el medio plazo el mundo social, político y económico.
"Vamos a vivir", señala, "cambios sustanciales que nos conducirán inexorablemente a nuevas concepciones de los elementos de poder y soberanía de los Estados, con una interpretación completamente novedosa de conceptos clásicos, la defensa, la seguridad, como biopoder o poder digital, que ahora se van a conectar aún más".
Augura cambios en el sistema financiero y bursátil, "espacio en el que el concepto de pánico campa a sus anchas y obliga a intervenciones del dinero público y no cabe sino esperar cambios radicales en el escenario geopolítico, con nuevos puntos de fricción entre superpotencias como China y Estados Unidos" o replanteamientos de las figuras supranacionales desde las más globales como la ONU el FMI, el Banco Mundial y "la muy cuestionada OMS", a los espacios de cooperación regional como la UE o Mercosur, "cuando las fronteras reaparecen, y populismo y nacionalismo pescan en aguas revueltas".
Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del Instituto Coordenadas, señaló que “el mundo no va a ser igual después de la pandemia. Es necesario empezar a analizar cómo van a ser esos cambios, a definir con la máxima precisión los escenarios del futuro. Estamos ante riesgos que apenas conocíamos y tenemos que dotarnos de nuevas herramientas para garantizar nuestra seguridad a todos los niveles. Este análisis del Instituto Coordenadas es un primer paso en esa dirección y sólo busca iniciar un debate amplio que permita abrir ventanas a nuevas realidades y a nuevas soluciones”.
Reinventar los mercados financieros
La entidad indica que habrá que "reinventar" los mercados financieros. "El mundo del dinero, los mercados bursátiles y de la inversión, entraron en pánico en el minuto uno de las crisis del coronavirus, agravando la sobrereacción de lo ocurrido en 2008, como si nada se hubiese aprendido".
Sostiene que han mostrado "su debilidad extrema" y la necesidad de que gobiernos y bancos centrales acudan a "taponar los agujeros del sistema". Por ello, considera que el intervencionismo económico, con sus planes de salvamentos asociado, se refuerza como elemento de vigilancia y control del sistema financiero global.
Otro de los elementos que apunta es la digitalización, ya que afirma que esta crisis sanitara no es algo excepcional y "se va a repetir en los próximos años de formas impredecibles y diferentes. Las medidas de confinamiento pueden formar parte de nuestro catálogo de costumbres y hábitos en un futuro próximo".
Por este motivo, apunta que la digitalización, como herramienta esencial de todo proceso de trabajo a distancia, va a ser decisiva para mantener la capacidad productiva a muchos niveles. Incluso las actividades eminentemente presenciales van a tener que buscar su propio proceso de digitalización para sobrevivir. "Operar en remoto va ser nuestro entorno habitual de trabajo".
También destaca la importancia de la producción nacional en sectores estratégicos, ya que "la deslocalización salvaje de los últimos decenios ha provocado que en situaciones de crisis haya que ponerse a la cola para obtener suministros esenciales en muy pocos proveedores".
Relata que el concepto de reservas estratégicas, que se limitaba apenas al mundo energético, se expandirá al tecnológico y al biotecnológico y obligará a un control industrial de determinadas actividades para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos, con tendencia a modelos autárquicos, donde el sector primario se ha convertido en estratégico.
Conocimiento y datos
El conocimiento es otra de las variables que añade a esta lista de tendencias. Argumenta el Instituto Coordenadas que el coronavirus ha generado esta pandemia porque "ha cogido desprevenidos a todos; y lo ha hecho, básicamente, porque nadie sabía nada de cómo era capaz de expandirse y de generar tanto daño".
Por ello, señala que "tener ese conocimiento se ha vuelto, de repente, estratégico. Un conocimiento global, que abarca todo el espectro de datos asociados a la pandemia, desde la propia biología de virus a la estructura socio-sanitaria de la población. De nuevo los datos van a ser esenciales y su control y manejo generará un nuevo tipo de inteligencia esencial para la vida de cualquier nación".
Agrega que el control de los datos de las estadísticas de salud, de los datos que hay en la tarjeta sanitaria de cualquier ciudadano, de la investigación científica, de la estratificación social, del consumo, del sistema financiero, va a sufrir una intervención drástica de los poderes públicos, convencidos de que quien controla sus datos controla su soberanía, enfrentado el debate entre los sistemas de protección de datos personales y la seguridad de todos.
Respecto a las fronteras, relata que las estructuras supranacionales, como la Unión Europea, muestran en estas crisis sus debilidades y se refuerza el retorno de las fronteras físicas y la búsqueda de soluciones individuales por parte de cada Estado-nación, incluso de regiones y ciudades.
"O la UE", añade, "se dota de instrumentos de actuación inmediata asumidos por todos o corre el riesgo de convertirse en una anquilosada estructura burocrática de utilidad comprometida y a no tan largo plazo desaparecer convertida en una mera estructura de comercio y aranceles, recuperando el superado adjetivo de unión económica”.
Además, alerta de que las barreras internas también pueden activarse ante estas crisis y la cohesión interna en países como España, Bélgica, Hungría, y otras repúblicas bálticas, puede verse muy afectada, donde se puede percibir que el problema ya no es Bruselas sino Madrid, agravado en otras naciones y en estas por los movimientos populistas tanto de izquierda como de derecha que encuentran en el sufrimiento social su caldo idóneo de cultivo
Finalmente, preve que asistiremos a una 'reinvención' de la guerra fría. "El mundo ha asistido perplejo al enfrentamiento entre China y Estados Unidos con ese intercambio de reproches sobre virus chinos o virus militares USA, lo que permite aventurar que se avecina un nuevo pugilato entre grandes potencias, en una reverdecida guerra fría".
Asimismo, destaca que China, desplazada hacia el oriente, "que aparecía ente el mundo entero como la culpable de esta catástrofe sanitaria mundial está reinventando su discurso y ya no se muestra como parte del problema sino de la solución. Su 'diplomacia de la mascarilla', llevando ayuda sanitaria a todas partes, le está proporcionando una nueva imagen que contrasta con la desplegada por Trump y sus muros".
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