Hace casi 15 años una joven periodista, Letizia Ortiz, llegaba a Térraba, población de indígenas borucas en el suroeste de Costa Rica, donde todavía la recuerdan muy bien. A quienes la trataron no se les podía pasar por la cabeza que cuatro meses después, la periodista que jugó con los niños, se interesó por las plantas medicinales y no le importó tirarse al barro para ayudar, se convertiría en la prometida del príncipe de Asturias y, después, en reina de España.
Paulino Nájera, uno de quienes la conoció, declara: "Para mí es una excelente mujer con un noble corazón. Estuvo cuatro días aquí y tuvimos la dicha de verla actuar en situaciones difíciles". Como ejemplo relata: "pasamos una situación bastante complicada con una fuerte lluvia. Ella no dudo en bajarse del carro y ayudar a unas personas que luchaban contra el agua y el barro. No quiso dejar a nadie colgado y no le importó tirarse al barro en medio de la lluvia para ayudar. Ahí descubrí que es una gran persona".
Marina, artesana que vive en Boruca, a pocos kilómetros de Térraba, recuerda que le compró "un regalito, un abrecartas hecho de madera de pejibaye (planta parecida a la palmera, muy espinosa)" y que jugó con sus numerosos nietos.
Muy cariñosa con los niños
"Estuvo muy cariñosa con los niños y habló un poco de que era periodista y que por eso había venido a Costa Rica a conocer las comunidades indígenas", dice. Marina añade con mucho entusiasmo: "¡Aaaaayyyyy cuando vimos que se iba a casar con el príncipe español no nos lo podíamos creer!. Habíamos estado con la que se iba a convertir después en reina de España", relata Marina que espera que "ella se acuerde de los inditos que visitó porque mucha gente viene aquí y ya no vuelve".
Fidelia Rivera, esposa de Paulino Nájera, era la encargada de cocinar para Letizia Ortiz, que, según la cocinera, no sólo le gustaba mucho la comida, sino que hasta le solicitó alguna que otra receta. "El pollo con frijoles, arroz, papas, plátano y la ensalada de repollo con tomates, eran de sus favoritos. Y en alguna ocasión me pidió repetir", según Fidelia.“Sus preferencias eran las verduras y las frutas pero no le disgustaba el arroz o el pollo que se cría aquí de forma natural. La cocina que mantengo en la actualidad es la misma en la que cocinaba a la futura reina de España”, asegura. También recuerda que se interesaba por las plantas medicinales de la zona: el tilo, el orégano, la rosa fina, la rosa muerta, o la sábila (aloe vera), así como el romero o el azul de Mata.
Fidelia se dedica a la artesanía y sus creaciones han provocado que se exhiban en el Museo de Arte Costarricense. Es una de las primeras indígenas en lograrlo. Sus manufacturas interesaron a la Casa Presidencial de Costa Rica, por medio de su entonces presidenta, Laura Chinchilla, quien compró algunos objetos que regaló al papa Benedicto XV y después a Francisco I.
En la habitación principal de la casa familiar destaca, colgada de una pared, una foto enmarcada de Letizia con Paulino, Fidelia y sus hijos.
El sueño de Paulino
Paulino cuenta: "Invité a Letizia a visitar la zona donde pensaba construir un albergue de montaña y quería su opinión. Somos una zona indígena de difícil acceso y yo quería aventurarme al tema del turismo. Entre esas personas tuve la suerte y la dicha de toparme a Letizia en su momento y accedió a la invitación".
"Mi sueño -que se hizo realidad con el Rincón Ecológico Térraba- era construir un albergue de montaña y hoy, poco a poco, ha dado frutos. Hemos ido creciendo, nos visitan personas de todo el mundo. Estamos muy felices".
"Todo esto nos lo regaló la Naturaleza. Conocer personas de todo el mundo. Es de mucha valía dar las manos a los compañeros. Necesitamos sonreír más y, como decimos en Costa Rica, "¡Pura Vida!" y bienvenido". “Letizia es una mujer de noble corazón. Después de que se casara con el rey español le escribí una carta para ver si se acordaba de nosotros y nos contestó muy cariñosamente.
"Pensaba que su amor era difícil"
Paulino cuenta que "un día Letizia estaba triste y yo creía que estaba enferma, pero me dijo que no con la cabeza. Estaba enamorada aunque pensaba que su amor era difícil". "Le relaté que, en nuestra comunidad, se acostumbra a poner en la cuna de los recién nacidos semillas de unos árboles que conocemos aquí como nenes (especie de árbol de Poró) porque, tradicionalmente, se cree que dan buena suerte, por lo que le regalé seis o siete de estas semillas rojas y negras, con las que también hacemos collares y pulseras".
La futura reina de España se fue "y, al cabo de unas semanas, me avisaron para que pusiéramos la televisión y allí apareció Letizia con el príncipe de España que pedía su mano".
"¡Oiga!... puede ser una casualidad", finaliza sonriendo Paulino Nájera.
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