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Llega Alien

En España, el dadaísmo no tuvo demasiados seguidores artistas en su momento. A partir de 2004, toda nuestra política es dadaísta. El surrealismo, una derivación dadá, sí conoció aquí un extraordinario desarrollo. Etimológicamente,

En España, el dadaísmo no tuvo demasiados seguidores artistas en su momento. A partir de 2004, toda nuestra política es dadaísta. El surrealismo, una derivación dadá, sí conoció aquí un extraordinario desarrollo. Etimológicamente, surrealismo hace referencia a un conocimiento y representación superior de la realidad (sobre realismo) como de más enjundia. Tal vez, el surrealismo en esta patria que tanto odian algunos, tuvo fácil entronque cultural con el Siglo de Oro, con Don Quijote y, luego, con parte de la obra de Goya. Frente al deconstruccionismo disolvente y anticultural del dadaísmo centroeuropeo y ruso, el surrealismo español hacía juegos de deconstrucción que reconocían el valor de aquello que deconstruían. La frase de Buñuel, buen conocedor del catolicismo, “soy ateo gracias a Dios,” da idea del carácter del surrealismo hispano.

El surrealismo tiene un fuerte componente analítico al que nunca ha hecho ascos la sabiduría popular española. De hecho, tras la Guerra Civil (1946), emergió un movimiento que se denominó postismo por asumir una posición póstuma frente a todos los “ismos”, es decir a las vanguardias. Alguien que estuvo vinculado al movimiento, el amigo, escritor y pintor Antonio Fernández Molina me explicaba en nuestras tertulias que las vanguardias habían sido muy destructivas, que habían malogrado muchas cosas y que habían devastado a sus artistas. El postismo de Fernández Molina repudiaba esa estética de la destrucción pero se permitía jugar con las formas surrealistas recolocándolas en una aparente ingenuidad originaria y creativa. Feroz crítico de la impostura cultural reinante resultaba intelectualmente fértil en la ironía y el sarcasmo de sus análisis.

El principio teórico del método es el de que, en la visión delirante de la paranoia, hay siempre una estructura, una relación entre los elementos que la componen y que el análisis crítico puede explicar

Otra interesantísima aportación española en la estela del surrealismo es el método paranoico crítico de Salvador Dalí el cual también influyó en el postismo. En estos días son especialmente pertinentes sus principios teóricos. El pintor de Cadaqués publicó un extraordinario análisis del cuadro El Ángelus de Millet empleando su propio método. En él es capaz de reconocer, tras la calma de la pareja que reza, la latencia de cierta violencia. Lo que hace Dalí es un peculiar psicoanálisis de esa representación pictórica analizándose también a sí mismo.

El principio teórico del método es el de que, en la visión delirante de la paranoia, hay siempre una estructura, una relación entre los elementos que la componen y que el análisis crítico puede explicar.

Un lobo se come un caballito de Ursula von der Leyen y ya los lobos no son tan simpáticos. Tenemos mucho y muy buen aceite de oliva y nos lo cobran más caro que en otros países

Hay días en los que los medios nos proporcionan una alucinación, un delirio compuesto por una combinación de disparates. Una universidad viola la privacidad de las comunicaciones de unos estudiantes. Una señora que sufre la ocupación ilegal de su casa y cambia la cerradura es condenada a cuatro años. Un grupo de delincuentes pueden decidir el futuro de millones de españoles. Un lobo se come un caballito de Ursula von der Leyen y ya los lobos no son tan simpáticos. Tenemos mucho y muy buen aceite de oliva y nos lo cobran más caro que en otros países. Los parques eólicos matan un millón de murciélagos al año y dicen que son ecológicos. Hay sequía y el gobierno destruye embalses. Una oligarquía musulmana entra en el accionariado de Telefónica –una de las empresas nacionales que más datos tiene de los españoles- y algunos aplauden. A los niños les dan una versión de Caperucita Roja donde el lobo es “sexista” y la abuela degüella al leñador. Un psicólogo canadiense anti 'woke' ha sido condenado a “reeducarse”. Y así…

Quienes más y mejor pueden mentir y manipular de muchas maneras son las oligarquías. No es entendible la industria de la política sin el engaño masivo

Tenemos pues las condiciones idóneas para la paranoia ya que, mientras el estado de derecho se desmonta, las administraciones maltratan a los ciudadanos con delirantes medidas dadaístas. La paranoia pasa a ser un mecanismo de defensa. El análisis crítico detallado para ver qué tipo de relaciones tienen distintos sucesos e informaciones, desde la mera casualidad hasta la coordinación premeditada, requiere tiempo e investigación minuciosa. No recuerdo que se hayan convocado congresos universitarios ni números de revistas científicas sobre comunicación que quieran tratar estos temas. Hace unos años, las oligarquías occidentales pusieron en marcha una campaña que simulaba preocupación por la desinformación como algo peligroso para la democracia. No era más que la excusa para crear mecanismos de censura en los medios tradicionales y en las redes de simulación social. Quienes más y mejor pueden mentir y manipular de muchas maneras son las oligarquías. No es entendible la industria de la política sin el engaño masivo. Lo único seguro ahora es que el que discrepa de las verdades oficiales es etiquetado como peligroso. La desinformación, la manipulación y la censura han crecido exponencialmente tras aquella campaña.

La que considera la mayor noticia de la historia de la humanidad, la comunicación con inteligencias extraterrestres, con la necesidad de una respuesta global

Kevin Burns ha sido un exitoso productor de programas de telerrealidad y, sobre todo, de ciencia ficción. A partir de 2009, con su productora Prometheus Entertainment, ha vendido nada menos que 19 temporadas con casi 240 capítulos de 40 minutos de Alienígenas. La cansina serie emplea los códigos del documental con pintorescas interpretaciones acerca de leyendas, religiones, restos arqueológicos, etc. La han visto millones de personas en las televisiones de casi todo el mundo. Los argumentos que emplean los guionistas no tienen ningún rigor pero son machacones con una idea: que hay seres superiores porque son tecnológicamente muy avanzados y vienen de otras galaxias. Nuestra tecnología no hace más que ir copiando inventos extraterrestres. Es ficción pura en forma de documental. Desliza sutilmente la idea de que nosotros podríamos ser como dioses si damos el paso hacia el transhumanismo.

El mejicano Jaime Maussan (tras los exmilitares en el congreso norteamericano) vincula la que considera la mayor noticia de la historia de la humanidad, la comunicación con inteligencias extraterrestres, con la necesidad de una respuesta global. Así se promueve la conveniencia de un gobierno mundial que tanto ilusiona a las oligarquías. Insiste en el alarmismo climático y pide el fin de los combustibles fósiles. Dice que cuanto antes reconozcamos “la realidad del fenómeno antes ocurrirá”. Cuestión de fe por lo visto.

Una cosa es que no se pueda descartar la vida extraterrestre inteligente y otra emplear el asunto para promover políticas totalitarias. No estamos en la sociedad de la información, sino de la alucinación.

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