Durante muchas semanas, la prensa del corazón ha informado profusamente del romance de Luis Miguel con Paloma Cuevas. Cuesta resistirse al morbo de que su exmarido -el torero Enrique Ponce- fuese íntimo del cantante mexicano y que el emparejamiento haya destruido una amistad de años. Estos días la noticia es que Luis Miguel usa dobles en su gira, conspiranoia apoyada en el hecho de que una bajada notable de peso le hacía parecer otra persona. Esta polémica solo se le puede ocurrir a un analfabeto musical, ya que no hay apenas posibilidad genética de que alguien que se parezca a Luis Miguel sea dueño también se su voz sensacional y de su devastadora manera de cantar.
Subiendo en la escala de frivolidad, La Vanguardia nos informa de las presuntas exigencias del cantante en el hotel de Buenos Aires donde estuvo alojado por los conciertos de arranque de su gira mundial. ¿Qué habrá pedido para merecer un titular? “Luis Miguel pide sábanas blancas, velas blancas, limones y sobre todo velas aromáticas”, destapan en el quinto párrafo. Tremenda exclusiva: dudo mucho que su suite de cinco estrellas no tenga eso de serie o se pueda conseguir en diez minutos. Añaden que "no se le puede mirar a la cara, dicen", así todo encaja mejor con la fantasía de que utiliza dobles en el escenario.
Que la prensa venda humo no es nada extraordinario, ya que lleva funcionando así desde comienzos del siglo XX. Lo excepcional es cubrir la información sobre uno de los mejores cantantes de nuestro tiempo sin aludir casi nunca a su enorme capacidad artística. Luis Miguel no tiene nada que envidiar a leyendas como Frank Sinatra, pero muchos le tratan como si fuese un alumno de la academia de OT. Desde los años ochenta, el mexicano ha protagonizado una carrera arrolladora, bordando éxitos pop, boleros clásicos, música mariachi y cualquier cosa que se le pusiera por delante. Además hay otra cosa que agradecerle por siempre: el hecho de que se negara a grabar en inglés, defendiendo que nuestro idioma es tan importante como cualquier otro y que no hay ninguna necesidad de abandonarlo para obtener un éxito global. El tiempo le ha dado la razón con la generación actual de superventas que se niegan a pasarse a la lengua del imperio.
Luis Miguel no es carne de corazón
Una cuestión reveladora: es bastante triste que la exitosa serie de Luis Miguel haya sido producida por Netflix en vez de por una productora española o mexicana. Ha tenido que ser un conglomerado gringo el que nos diga a los hispanohablantes que en realidad Luis Miguel era un personaje fascinante, tan cool como cualquiera, que merecía un retrato como el que se haría de cualquier gigante de la historia de la música popular. Allí se recoge fielmente como “Micky” era un animal pop desde pequeño, cómo redescubre los boleros clásicos a las jóvenes generaciones hispanohablantes y luego madura para convertirse en un intérprete imbatible, a la altura de cualquiera que se haya puesto delante de un micrófono. En cuarenta años de secciones de Cultura en España es complicado encontrar páginas que traten al mexicano como merece.
¿Un dato para situarnos? Hace tres meses, Luis Miguel rompió un récord en Spotify que dice mucho sobre la calidad media de su repertorio: es el artista latino que posee más canciones con más de 100 millones de reproducciones, concretamente 23 piezas por encima de esa cifra mágica. Luis Miguel mantiene en esta red 16 millones de oyentes mensuales, a pesar de un estilo a la contra de las modas musicales del momento, y a pesar de que no edita música nueva desde hace unos cuantos años, en concreto desde el álbum México por siempre, publicado en 2017.
Luis Miguel tiene el récord de más presentaciones en el Auditorio Nacional de México, nada menos que 226, en 1996 ofreció 16 recitales seguidos
Como palmarés tiene más de 100 premios por sus canciones y discos. Ha sido capaz de vender siete veces seguidas el Arena Ciudad de México, un espacio con capacidad para 22.000 espectadores. También tiene el récord de más presentaciones en el Auditorio Nacional de México, nada menos que 226 (en 1996 ofreció 16 recitales seguidos). Tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Ha ganado 33 discos de oro, 305 de platino y 3 de diamante. ¿Tan difícil es hablar de sus logros artísticos y dejar de tratarle como a un simple personaje del corazón? Recordemos que él nunca entró en el juego de vender su intimidad.
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