Junts Pel Sí presentó su hoja de ruta para culminar el proceso independentista en el verano de 2015. El texto fue fruto de un complejo trabajo de orfebrería en el que cada palabra fue negociada hasta la extenuación entre Convergència, ERC y las entidades soberanistas (ANC, Òmnium y AMI): un preacuerdo que se comprometía a proclamar "la independencia de Catalunya" 18 meses después del 27 de septiembre siempre y cuando el Parlament registrara una mayoría absoluta de partidos a favor de la secesión.
Todo estaba milimétricamente diseñado. Tras los comicios llegaría un Gobierno de Concentración para preparar las estructuras el estado y un debate ciudadano sobre el proceso constituyente. En ese plazo el Parlament impulsaría una declaración soberanista, redactaría un proyecto de texto constitucional en un máximo de diez meses, pondría en marcha las estructuras de Estado necesarias, abriría las negociaciones con el Gobierno de España y la comunidad internacional, celebraría un referéndum sobre la nueva constitución y convocaría de nuevo elecciones. En total 18 meses de prórroga tras los cuales llegaría inexorablemente la independencia.
Nada de esto- o casi nada si descartamos los comicios- ha sucedido. Es obvio que el Parlament no va a declarar hoy la independencia. Tampoco lo hará mañana, ni el próximo mes. A estas alturas nadie duda que la famosa hoja de ruta de los separatistas se ha convertido en papel mojado. Tras el anuncio del president Puigdemont de celebrar un referéndum "pactado o no con el Estado", volvemos a situarnos en el 2012. Por aquel entonces el acuerdo de gobernabilidad entre CiU y ERC ya contemplaba la realización de un referéndum al que se llamaba consulta sobre el futuro político de Catalunya. Finalmente se llevó a cabo el 9 de noviembre del 2014 bajo la denominación de proceso participativo. Tras ello vino la propuesta de lista única, la adopción de la hoja de ruta consensuada por parte de Junts pel Sí y la celebración de las llamadas elecciones plebiscitarias el 27 de septiembre, unas elecciones en las que los partidarios de la independencia obtuvieron una cómoda mayoría parlamentaria pero quedaron por debajo del 50% de los votos.
Para mantenerse en el Gobierno Junts pel Sí no sólo ha abandonado su hoja de ruta, además ha renunciando al mandato democrático emanado del 27-S. Todas su expectativas se centran ahora en un referéndum para el que no se dan demasiados detalles. Tampoco se explican cuáles pueden ser las consecuencias de su celebración, llegado el caso.
Mientras tanto el president Puigdemont inicia hoy su gira americana para vender la independencia de Cataluña. Un viaje de una semana que le llevará por diferentes ciudades norteamericanas ( Boston, Washington y Nueva York) en las que Puigdemnont acompañado por su conseller de Exteriores, Raul Romëva tendrán la oportunidad de divulgar el "procés". En la agenda pocas citas con políticos estadounidenses y muchas conferencias -coloquio, una de ellas en la universidad de Harvard, en Boston. Puigdemont mantendrá además una reunión con un 'think tank' empresarial, la American Enterprise Institute y diversas entrevistas con medios de comunicación norteamericanos.
El viaje finalizará en Nueva York, donde tiene previsto acudir al Museo Judío, participar en una recepción con empresas e instituciones organizada por el Barça y visitar las instalaciones de Europastry, una empresa catalana de origen familiar que lidera el sector de las masas congeladas en España y es la quinta del mundo.
Estados Unidos referente para los presidents
Estados Unidos ha sido uno de los destinos preferidos por todos los 'presidents'. Jordi Pujol se entrevistó en 1990 durante 10 minutos con el entonces presidente norteamericano, George Bush. Cuatro años antes, en su condición de alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall también consiguió una recepción con Bush, durante uno de sus viajes.
Artur Mas visitó Estados Unidos en tres ocasiones: en el 2012, el 2014 --una visita relámpago que interrumpió para asistir a la proclamación del rey Felipe VI-- y hace dos años con la intención de explicar el 'procés'.
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