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El motivo por el que Portugal quiere quitarle este pueblo a España

El ministro portugués Nuno Melo reaviva el debate sobre Olivenza, un municipio con una historia de cambios de soberanía y disputas territoriales entre España y Portugal

El pueblo de Olivenza, ubicado en la provincia de Badajoz, cerca de la frontera con Portugal, ha vuelto a ser el centro de una antigua disputa territorial. El pasado viernes, el ministro de Defensa Nacional de Portugal, Nuno Melo, sorprendió con unas declaraciones que han reabierto una cuestión que muchos creían ya enterrada: la soberanía de Olivenza.

Según el ministro luso, Olivenza es un "municipio portugués por tratado" y Portugal tiene el derecho "justo" de reclamar su devolución, haciendo referencia al histórico Tratado de Alcañices de 1297, y más recientemente, al Congreso de Viena de 1815. Pero, ¿cuál es la historia detrás de esta reivindicación y qué implica para las relaciones entre España y Portugal?

Una historia de idas y venidas: los cambios de soberanía de Olivenza

Olivenza es un claro ejemplo de cómo los límites fronterizos en Europa han cambiado a lo largo de los siglos. La historia de esta pequeña localidad se entrelaza con las relaciones de poder entre el reino de Portugal y los distintos reinos de España, especialmente el de León y Castilla.

La primera gran referencia histórica a Olivenza en cuanto a soberanía se refiere tiene lugar en el Tratado de Alcañices, firmado en 1297 entre la Corona de Castilla y el Reino de Portugal. En este acuerdo, Portugal obtuvo formalmente la soberanía de varios territorios, entre ellos Olivenza, Campo Maior, Ouguela y San Felices de los Gallegos. Este tratado no solo consolidó las fronteras entre los dos países, sino que también fue clave para la estabilidad en la península ibérica durante siglos.

Sin embargo, los conflictos entre los reinos no tardaron en reaparecer. La guerra de Restauración portuguesa (1640-1668) fue el primer gran evento en el que Olivenza cambió de manos. Durante este periodo, la localidad fue recuperada brevemente por España, pero fue devuelta a Portugal en el Tratado de Lisboa de 1668, que sellaba la independencia de Portugal tras la ruptura de la Unión Ibérica.

El último gran cambio de soberanía ocurrió durante la guerra de las Naranjas (1801), en la que España, aliada de la Francia napoleónica, tomó Olivenza y otras zonas cercanas como parte del Tratado de Badajoz. Desde entonces, Olivenza ha permanecido bajo control español, a pesar de las reclamaciones históricas de Portugal.

El Congreso de Viena de 1815: la clave de la disputa

Aunque España tomó Olivenza en 1801, la disputa sobre su soberanía no terminó con el fin de la guerra de las Naranjas. Tras la caída de Napoleón, las potencias europeas se reunieron en el Congreso de Viena en 1815 para reconfigurar el mapa del continente y restaurar el equilibrio tras las guerras napoleónicas. En este marco, en el artículo 105 del Congreso de Viena, se estipulaba que España debía devolver a Portugal los territorios perdidos durante la guerra, incluyendo Olivenza.

Sin embargo, España nunca cumplió con esta disposición del Congreso de Viena, y desde entonces, Olivenza ha permanecido bajo soberanía española. Este incumplimiento ha sido, durante dos siglos, un motivo recurrente en los reclamos diplomáticos de Portugal, aunque en la práctica las relaciones entre ambos países han sido pacíficas y cordiales.

El resurgir del conflicto: las declaraciones de Nuno Melo

El conflicto, que parecía haberse enfriado en el siglo XX gracias a las buenas relaciones diplomáticas entre España y Portugal, ha vuelto a la palestra con las declaraciones del ministro portugués de Defensa, Nuno Melo. Durante una intervención reciente, Melo afirmó que Olivenza sigue siendo parte de Portugal "por derecho" y que es legítimo reclamar la devolución de este territorio a su país.

Sus palabras han sorprendido tanto en España como en Portugal, ya que este tema ha estado fuera de la agenda política durante décadas. En 2003, la publicación del informe The World Factbook de la CIA avivó nuevamente el debate, al incluir la reclamación de Portugal sobre Olivenza. En aquella ocasión, el entonces ministro de Asuntos Exteriores portugués, Martins da Cruz, minimizó la importancia del conflicto, asegurando que el "problema de Olivenza está congelado desde el Tratado de Viena de 1815" y que no se tomarían medidas diplomáticas para reactivar la disputa.

Sin embargo, las palabras de Nuno Melo reflejan un nuevo enfoque del gobierno portugués, que podría estar buscando resucitar este antiguo conflicto territorial en un contexto geopolítico diferente.

Olivenza: una ciudad marcada por la identidad hispano-lusa

A pesar de los reclamos de Portugal, Olivenza ha mantenido una fuerte identidad española desde hace más de dos siglos. Con una población de alrededor de 12.000 habitantes, este municipio situado en la provincia de Badajoz se encuentra a escasos kilómetros de la frontera portuguesa. No obstante, su historia, arquitectura y cultura muestran una clara influencia portuguesa, testimonio de los siglos en los que estuvo bajo control luso.

El castillo de Olivenza, la Iglesia de la Magdalena y otras estructuras históricas de la ciudad son ejemplos de la rica herencia compartida entre ambos países. Además, muchos habitantes de Olivenza aún conservan apellidos portugueses, y hasta bien entrado el siglo XIX, el portugués era una lengua hablada en el municipio.

A pesar de su historia lusa, los oliventinos se consideran hoy plenamente españoles. En declaraciones recientes, el alcalde de Olivenza, Manuel José González Andrade, subrayó que "los discursos que pretenden dividir o enfrentar hablando de territorios sin pensar en las personas son propios de siglos pasados". Para él, el conflicto territorial es un tema anticuado y fuera de lugar en el contexto de la Unión Europea, donde ambos países comparten estrechas relaciones económicas y políticas.

Las implicaciones de una posible reclamación formal

A día de hoy, el futuro de Olivenza no parece estar en riesgo inmediato, pero las recientes declaraciones del ministro portugués han generado cierta inquietud en la opinión pública, especialmente en España. Si Portugal decidiera emprender acciones diplomáticas para recuperar Olivenza, el conflicto podría complicar las buenas relaciones que han mantenido ambos países en las últimas décadas.

Aunque España nunca ha mostrado intención de devolver Olivenza, la cuestión sigue latente en la política portuguesa y podría resurgir en cualquier momento si el gobierno luso decide presionar en foros internacionales o ante instituciones como la Corte Internacional de Justicia.

Por ahora, la cuestión de Olivenza sigue siendo un tema congelado, pero las declaraciones recientes han vuelto a poner el foco en este pequeño pueblo fronterizo, cuyo valor simbólico y cultural va más allá de su tamaño. Para muchos portugueses, Olivenza sigue siendo una parte perdida de su historia nacional, mientras que para los españoles, el municipio es un ejemplo de la larga y compleja historia compartida entre los dos países ibéricos.

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