El uso de redes sociales se ha convertido en una parte integral de la vida de los jóvenes, pero un nuevo estudio arroja luz sobre los efectos perjudiciales que estas plataformas pueden tener en su desarrollo cerebral. Según datos de un estudio de Qustodio, los menores de 18 años en España pasan un promedio de cuatro horas al día frente a las pantallas, dedicando casi una hora exclusivamente a las redes sociales. Este uso excesivo, lejos de ser inofensivo, está generando preocupación entre expertos en salud mental y neurología.
La neuróloga María González de Gracias, de Sanitas Hospitales, advierte que las consecuencias negativas de las redes sociales impactan de manera significativa en el cerebro de los jóvenes, afectando áreas relacionadas con la atención, la memoria y la regulación emocional. El estudio señala que el uso excesivo de redes sociales puede provocar un aumento en la impulsividad y una disminución del control del comportamiento, dificultando la toma de decisiones acertadas. Además, el riesgo de aislamiento, desinterés por otras actividades y el sedentarismo también son efectos colaterales de este uso intensivo.
La multitarea constante que fomenta el uso de redes sociales reduce la capacidad de concentración, lo que a su vez perjudica el rendimiento académico. La exposición prolongada a contenido estresante o comparaciones sociales estimula el sistema límbico, aumentando los niveles de ansiedad y depresión. Además, el principal problema surge con la luz azul emitida por las pantallas, la cual inhibe la producción de melatonina, alterando los ciclos de sueño y afectando el descanso necesario para un adecuado desarrollo cerebral.
Recomendaciones para un uso saludable
Ante esta preocupante situación, los expertos de Sanitas recomiendan varias medidas para contrarrestar los efectos adversos de las redes sociales. Entre ellas, se encuentran:
• Establecer horarios para desconectar del entorno digital, como durante las comidas o antes de dormir, para mejorar la calidad de las interacciones familiares y el descanso.
• Utilizar herramientas de monitoreo de tiempo para identificar patrones de uso excesivo y establecer límites diarios.
• Crear zonas libres de tecnología en casa para fomentar la comunicación cara a cara y evitar distracciones.
• Desactivar notificaciones innecesarias para concentrarse mejor en tareas importantes y disminuir la ansiedad.
• Advertir sobre los riesgos del ciberacoso y cómo manejar situaciones de acoso virtual para proteger la salud emocional y la seguridad digital.
Según la psicóloga de Blua de Sanitas, Delia García Moratilla, es fundamental buscar ayuda profesional si se detectan signos de adicción a las redes sociales, como pasar la mayor parte del día conectado, descuidar obligaciones o mostrar irritabilidad al no poder acceder a las plataformas. La intervención temprana puede prevenir consecuencias graves como aislamiento social, bajo rendimiento escolar, baja autoestima, trastornos de sueño, ansiedad o depresión, e incluso el agravamiento de otras patologías previas.
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