Fue la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, quien el año pasado por estas fechas echó a la hoguera del Entierro de la Sardina las "malas artes" y la "capacidad de no entenderse unos y otros", entre otros vicios a superar. Ahora, un invierno después, Don Carnal vuelve a hacer de las suyas y la regidora tendrá que repetir sus plegarias. Sobre todo, porque el líder del Podemos que le llevó a hacerse con el bastón de mando, Pablo Iglesias, ha empezado a maquinar su jubilación. Y lo ha hecho, encadenando una serie de cabriolas en la oscuridad con tal de poner freno al baile al número dos, Íñigo Errejón, y su Podemos amable.
Iglesias se lo quiere quitar de encima y apuesta por mandarlo a sustituir a Carmena para las elecciones de 2019, como si las bases de la formación y sus confluencias no pintaran nada en este cuadro. Pero más que la propuesta, descompasada en el tiempo y fuera de agenda, lo que realmente ha indignado al errejonismo ha sido el empleo de "malas artes" por parte de Iglesias justo antes de Vistalegre II, antes de dar la bienvenida a Doña Cuaresma.
La espita la abrió el lunes un artículo de la periodista Esther Palomera en el diario huffingtonpost.es con el título: "Iglesias busca salida para Errejón". La crónica situaba la escena a finales de enero y aseveraba que, en el marco de una charla entre ambos, el secretario Político declinó valorar una "hipotética salida hacia el Ayuntamiento de Madrid como posible sucesor de Manuela Carmena". ¿Quién filtró esta conversación informal? En el entorno de Errejón no hay lugar a dudas viendo la concatenación de hechos. Con el enredo sonando ya en radios y televisiones, deambulando por el barrio Twitter y asomando a algunas portadas de la prensa generalista, el comunicador Iglesias, cocinero antes que fraile, perfecto conocedor de cómo funcionan los bajos fondos del cuarto poder, aprovechó el momento inducido para salir a la palestra y poner la oferta sobre la mesa. Ya tenía el ambiente propicio. Well done (bien cocido).
Este martes, a sólo cuatro días de la Asamblea estatal, el líder de Podemos dejó claras sus intenciones en el programa matinal Espejo Público (Antena 3): "A mí me parecería muy sensato que (Errejón) diera ese paso porque se podría ganar la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid". Y añadió: "Eso habría facilitado muchas cosas". A buenas horas.
El comunicador Iglesias, cocinero antes que fraile, conocedor de cómo funcionan los bajos fondos del cuarto poder, aprovechó el momento inducido
Este movimiento de Iglesias quizá sea uno de los más meditados desde que está al frente de Podemos, pues mata cuatro pájaros de un tiro. Por un lado, adelanta a Errejón cuál será su destierro si sale perdedor de Vistalegre II; y por otro, exhibe suficiente músculo cómo para poner y quitar a una alcaldesa del cambio, mientras se arroga un perfil conciliador en toda esta pelea. Además, en tercer lugar, se cobra la venganza de lo que considera un pulso a su liderazgo, recurriendo a una perfecta "intoxicación" -dicen los errejonistas- convertida luego en noticia. Y cuarto efecto, disuade a quienes se atrevan a montar "partidos dentro del partido", como ya dijo, una vez pase el cónclave de este fin de semana.
La conversación de la polémica se produjo "hace un mes", según las fuentes consultadas por Vozpópuli, y en un ambiente distendido, cuando sus protagonistas todavía se sentaban a tomar un café. Pero hace semanas que los puentes se han roto. La relación personal entre ellos atraviesa un momento traumático, doloroso, y la política ha llegado a un punto prácticamente irreconducible.
Sólo "una opinión"
El portavoz parlamentario contestó a Iglesias en la tarde de este martes, advirtiéndole de que "el Ayuntamiento de Madrid no es una parada en boxes para poner a nadie"."La Asamblea Ciudadana de Podemos no es un intercambio de cromos, y muchos menos un intercambio de cromos que no son nuestros. Hay que tener respeto a las candidaturas municipalistas y a los compañeros que lo están haciendo muy bien en el Ayuntamiento de Madrid. Lo que nos debemos es un debate político de altura entre compañeros", enfatizó Errejón. Además, reveló que tal oferta es, en todo caso, "una opinión" del líder morado, ya que "uno no puede ofrecer unas cosas que no son de Podemos y que le pertenecen a un proceso de candidatura municipalista". "Hay que tener un enorme respeto", reclamó.
Esta última faena de Pablo a Íñigo ha cabreado sobremanera a los más cercanos al secretario Político, en tanto se ha producido con las urnas de Vistalegre II ya abiertas (desde el pasado sábado y hasta el próximo los militantes de Podemos pueden elegir el futuro del partido.) "No se puede enfangar así la votación", lamentan en privado fuentes cercanas al número dos. "Lo que toca ahora es debatir documentos y proyectos para ganar juntos, no desviar la atención", apuntan. También recuerdan que era el propio Iglesias quien la pasada semana decía estar "convencido de que a partir del día 13 salimos más unidos y más fuertes". En apenas cinco días, no sólo la sardina acabará chamuscada en la hoguera.
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