España es un país con una cultura de lo más rica y variada, con influencias de otras muchas que hacen de sus pueblos y ciudades enclaves sin parangón. Algunos son de lo más conocidos, como Chinchón o Sigüenza. Mientras, otros se mantienen como secretos ocultos, como pequeñas perlas escondidas en el interior de sus respectivas conchas, temerosas de salir dañadas si alguien las descubre. Este puede ser el caso de un pequeño municipio medieval muy cercano a Madrid, que apenas tiene 100 habitantes.
Como uno de los tesoros mejor guardados de Segovia, Maderuelo brilla con luz propia, tanto es así que ha sido declarado Bien de Interés Cultural y uno de los Pueblos más bonitos de España. Desconectar entre sus pequeñas y estrechas calles, disfrutar de las flores que algunos de sus vecinos cuidan con mimo día a día y toman el sol en sus ventanas, o huir de la ciudad en busca de aire puro y limpio son algunos de los placeres que ofrece el municipio, pero tiene mucho más que dar: alberga auténticas joyas de la era medieval.
Para los amantes de la historia
Situado sobre una colina y rodeado de por el embalse de Linares, Maderuelo atrae a todos los que circulan por el nuevo puente que cruza el pantano -el otro, más antiguo pero igual de bien conservado, tan solo es practicable cuando el nivel del agua es bajo-. Con casas nobles y escudo en lo más alto que lo anuncia, Maderuelo tiene dos iglesias románicas: la de San Miguel y Santa María.
Aún es posible soñar con los tiempos en que caballeros recorrían el enclave y se dirigían al antiguo castillo, del que ahora solo queda un torreón al que es posible subir, y que permite disfrutar de una vista privilegia del entorno. En el interior del pueblo, la puerta y el trazado de las murallas recuerdan tiempos pasados, además de restos de trece templos.
La riqueza del municipio es evidente desde el momento en que el turista pisa sus desgastados pero mimados adoquines, pero ojo, no son muchos los que lo hacen. Aunque ha obtenido reconocimientos, Maderuelo no es demasiado conocido, y este y no otro es uno de sus mayores atractivos: el turismo masificado no lo ha dañado, sus vecinos conviven tranquilos y reciben con cariño a los visitantes que han tenido la suerte de toparse con el enclave, conocerlo por amigos o familiares, o haber leído un artículo sobre su riqueza y belleza.
De Maderuelo al Museo del Prado
En las afueras de Maderuelo, la ermita de Castroboda y de la Vera Cruz ponen el broche de oro al lugar, tanto es así que esta última -Monumento Histórico Artístico- albergó pinturas románicas que, en 1947, se trasladaron al Museo del Prado. El Parque Natural de las Hoces del río Riaza se encuentra muy cercano al pueblo, y es una de las mayores reservas de buitres en Europa. El lugar tan solo invita a una cosa: apagar el móvil, hacer senderismo y, en definitiva, disfrutar del momento.
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