El Ministerio de Sanidad está pendiente de ratificar 8 posibles casos de viruela del mono, los cuales alertan a la población española más si cabe tras la confirmación de siete casos más en el Reino Unido. Sin embargo, ¿sabes qué es la viruela del mono? ¿Tiene algo que ver con la viruela normal? ¿Tiene más de un clado? Procedemos a explicártelo.
Qué es la viruela del mono y cuándo se descubrió
La primera vez que se detectó un caso de viruela del mono fue en 1958, fecha en la que ocurrieron dos brotes de una enfermedad muy similar a la viruela (ya erradicada) en colonias de monos con los que se realizaban investigaciones, de ahí el nombre que recibió.
La diferenciación clínica entre la viruela del mono, la viruela y la varicela (un herpesvirus, no un poxvirus) es difícil de detallar a simple vista. El diagnóstico de la viruela del mono se lleva a cabo con cultivo, reacción en cadena de la polimerasa (PCR), inmunohistoquímica o microscopia electrónica, en función de las pruebas disponibles. Estos tres son los métodos más eficaces de confirmar la entrada de la viruela en cuerpos humanos.
Si nos vamos a la historia del ser humano con la enfermedad, nos marchamos a 1970 a Bokenda, un pequeño poblado de la República Democrática del Congo. Allí, un varón de 9 meses ingresó grave con aparentes síntomas de haber contraído la viruela. Sin embargo, en el análisis de una muestra posterior, la OMS confirmó que el niño sufría la viruela del mono. No se confirmó contacto con monos en días previos al contagio y se cachó a que la criatura no había recibido aún la vacuna contra la viruela.
La viruela del mono pertenece al grupo de los Orthopoxvirus. Pese al bautizo de la enfermedad, los primates no humanos no son reservorios del virus de la viruela del mono. Si bien se desconoce el reservorio, los posibles candidatos son los roedores pequeños que habitan en las selvas tropicales de África, sobre todo en las regiones occidental y central de ese continente.
Casos en el mundo
Ha habido brotes esporádicos de seres humanos en África desde su detección. Casi todos en la República Democrática del Congo, pero también se han confirmado casos en Sierra Leona, Liberia, República Centroafricana, República del Congo y Nigeria, que ha experimentado el brote reciente más grande.
La medicina cree que el aumento en la incidencia se debe al cese de la vacunación contra la viruela en 1980. Las personas vacunadas tienen un riesgo reducido de sufrir la viruela del simio. Los casos de viruela de simios en África han aumentado por la invasión de su hábitat natural.
A nivel mediático en Occidente, Estados Unidos sufrió un brote en 2013. Se confirmaron 35 casos, 13 resultaron probables y 22 sospechosos, aunque sin fallecidos. Es probable que la viruela del mono se transmita de los animales a través de líquidos corporales, incluidas las gotas salivales o respiratorias o el contacto con el exudado de la herida. La transmisión de persona a persona ocurre de manera ineficaz y se piensa que ocurre principalmente a través de grandes gotas respiratorias durante el contacto cara a cara prolongado.
Desde el punto de vista clínico, la viruela del mono es semejante a la viruela; no obstante, las lesiones cutáneas suelen manifestarse en brotes y las adenopatías son más frecuentes. Se puede producir una infección bacteriana secundaria de la piel y los pulmones. No existe un tratamiento comprobado y seguro para la infección por el virus de la viruela del mono. El tratamiento de la viruela del mono es de apoyo
¿Qué síntomas tiene la viruela del mono?
Como no podía ser de otro modo, la viruela del mono comparte síntomas con la viruela clásica. Es decir, fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, de espalda y un agotamiento generalizado del contagiado. La única gran diferencia reside en que con la viruela del mono se inflaman los ganglios linfáticos.
Se incuba entre 7 y 14 días, y lo más visible con erupciones cutáneas. Suelen empezar en la cara y extenderse al resto del cuerpo, especialmente manos y pies. Pese a lo drástico que es visiblemente, se cura entre 2 y 4 semanas. No obstante, seamos cautos y esperemos que el Ministerio de Sanidad y el Centro Nacional de Microbiología hablen.
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