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Sánchez evita discutir con Díaz el alza de gasto militar antes del Debate de la Nación

El presidente ha decretado una ‘ley del silencio’ entre los ministros socialistas para evitar que el ‘ruido’ siga desgastando al Gobierno y al PSOE

Pedro Sánchez lleva un año mimando a la vicepresidenta Yolanda Díaz porque de un buen resultado electoral de ella depende su difícil reelección como presidente, y asume los distanciamientos y las discrepancias con Unidas Podemos como parte del precio a pagar… hasta cierto punto. Un ejemplo: Díaz exigió el martes, tras la aprobación en Consejo de Ministros del crédito extraordinario de mil millones para Defensa, la convocatoria “urgente” de la comisión de seguimiento del pacto a fin de oficializar el rechazo a ese aumento de gasto militar, pero Sánchez le ha dado la callada por respuesta

Y así va a seguir siendo, según fuentes del Ejecutivo consultadas por Vozpópuli, para no seguir alimentando el ruido interno que tanto daño está haciendo en las urnas a socialistas y a morados. Lo último que quiere el líder socialista es llegar este martes al Debate sobre el estado de la Nación, en el que se estrena Alberto Núñez Feijóo aunque solo sea de cuerpo presente -no podrá intervenir ya que no es diputado- con el frente de la OTAN y el del aumento hasta el 2% del PIB de los presupuestos de Defensa abierto en canal.

De hecho, la forma subrepticia elegida para aprobar esos mil millones: con cargo al Fondo de Contingencia -lo cual no requiere convalidación del Congreso-, y elevado por el Ministerio de Hacienda -no por Defensa- a la Comisión de Subsecretarios del lunes para que entrara en el llamado índice verde, que el Consejo de Ministros nunca trata, evidencia que desde un primer momento la intención del jefe del Ejecutivo fue poner sordina a la discusión.

Sin embargo, la maniobra no impidió que el Consejo de Ministros del martes fuera ”movido”, en palabras de uno de sus miembros a este periódico. Sánchez no pudo evitar que Díaz le exigiera a la salida que convoque la comisión de seguimiento del pacto y él envió a la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, a ningunear en la rueda de prensa esa reunión con el argumento de que “la coalición no es un fin en sí misma”; a esa hora, el resto de ministros del PSOE ya habían sido instruidos para no entrar al trapo en un asunto delicado que compromete la imagen de España ante EE.UU. y el resto de socios.

Solo Margarita Robles se salió de la ley del silencio impuesta por el presidente cuando recomendó a Ione Belarra, ministra y secretaria general de Unidas Podemos, “que pregunte a Díaz a ver si ella dice en Ferrol que se dejen de construir allí las fragatas"

Solo la titular de Defensa, Margarita Robles, se salió de la ley del silencio impuesta por el presidente, cuando recomendó a Ione Belarra, ministra y secretaria general de Unidas Podemos, “que pregunte a Díaz a ver si ella dice en Ferrol que se dejen de construir allí las fragatas". En La Moncloa no gustó que Robles se encarara en ese tono con otro miembro del Ejecutivo por el gasto militar, porque significa abundar en el ruido que el PSOE quiere evitar a toda costa en lo que resta de legislatura

Pedro Sánchez cuenta con que Unidas Podemos no va a irse del gabinete y ello le permite someter cada cierto tiempo a la coalición a un test de estrés como el de esta semana a propósito del crédito para armamento. Pero desde la formación morada advierten que no haber convocado a la comisión de seguimiento antes del debate es un error porque ”se puede encontrar con que Pablo Echenique utiliza su turno de palabra para marcar distancias entre los dos socios”, señala a este periódico una fuente de Unidas Podemos.

Algo que ocurrirá, seguro, añade esta fuente, si al presidente del Gobierno se le ocurre sacar mucho pecho en su discurso de la cita de la OTAN o envolverla en el celofán de las políticas sociales para hacerla más digerible al votante de izquierdas. Lo más probable es que el portavoz morado en el Congreso le afee su atlantismo y Yolanda Díaz le aplaudirá junto con el resto de ministros de Unidas Podemos.

“Yolanda nos pidió que los líderes no fueran a la presentación de Sumar, pero luego dijo que si se trataba de gente poco conocida, sin problema… es decir, quiere que le llenemos los mítines, pero no reconocer la importancia de Podemos”, se quejan los morados

Porque, según las fuentes moradas consultadas, la vicepresidenta y ministra de Trabajo ya se ha dado cuenta “después de lo ocurrido en las elecciones andaluzas” -Por Andalucía sacó solo cinco de los 109 escaños de la Cámara- de que, sin la estructura de Unidas Podemos, de Izquierda Unida y de En Comú Podem, el proyecto Sumar, que presentó este viernes en el antiguo Matadero de Madrid, tiene pocas probabilidades de éxito.

Díaz pidió expresamente a Belarra, a los ministros Irene Montero y Alberto Garzón, y a la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, que no acudieran a esa presentación porque lo que pretende es un proceso de “escucha” a la ciudadanía sin interferencia de las siglas, algo que no gusta demasiado en la formación morada. “Pidió que los líderes no fueran, pero días más tarde su equipo dijo que si se trataba de militantes y de cargos poco conocidos, sin problema… es decir, quiere que le llenemos los mítines, pero no reconocer la importancia de Unidas Podemos”.

A los morados no les gusta este tono “antipolítico” y en el fondo que, en el fondo, se desprende, dicen, del discurso y la estrategia de quien fuera elegida por Pablo Iglesias para sucederle cuando dejó la política, hace ahora un año. Y una prueba de que Ione Belarra, Montero y la cúpula morada no se fían es que este sábado, tan solo 24 horas más tarde de la presentación de Sumar en el antiguo Matadero de Madrid, Unidas Podemos celebró un Consejo Estatal para ”vigilar” de cerca y tomar posiciones respecto al discurso vaporoso Yolanda Díaz en el lanzamiento de su candidatura.

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