La cita con el gran evento deportivo del año en Estados Unidos, la edición 52 del Super Bowl de la NFL, esta vez tendrá como sede a las frías y congeladas ciudades gemelas de Minneapolis y St.Paul, donde la temperatura más alta para toda la semana que duren las actividades no superarán el promedio de los 10 grados centígrados bajo cero.
En medio de este ambiente, que ha vuelto a ser criticado por los que dentro de la NFL mantienen la política de repartir las sedes del Super Bowl entre los equipos que tienen nuevos campos, como es el caso del U.S. Bank Stadium, propiedad del equipo de los Vikings de Minnesota, la realidad es que Minneapolis-St.Paul, al margen del frío, están preparadas para el gran evento deportivo.
Los organizadores han trabajado durante más de tres años con 10.000 voluntarios, de las 30.000 solicitudes que recibieron, para recibir en las ciudades gemelas a más de 125.000 visitantes que pasarán al menos un promedio de cuatro noches en los hoteles locales y se gastaran 620 dólares por día.
La celebración del Super Bowl dejará a la economía local unos ingresos económicos cercanos a los 340 millones de dólares, muy similares a los que se dieron en los dos anteriores de San Francisco (2016) y Houston (2017). Aunque muy lejanos de los 720 que dejó el celebrado en Glendale (Arizona) en el 2015 y los anteriores en Nueva York y Nueva Orleans, mercados mucho más turísticos y menos fríos que Minnesota.
Mientras que las inversiones a organizaciones benéficas locales y estatales están también garantizadas por parte de la NFL, una industria que al año genera 14.000 millones de dólares, y toda la familia del mundo del fútbol, al igual que la celebración durante toda la semana de distintos actos culturales y actividades de acceso al público.
Si la organización está lista, los equipos de los Patriots de Nueva Inglaterra, campeones defensores del título que ganaron el año pasado en Houston, que representan a la Conferencia Americana (AFC) y los Eagles de Filadelfia, que llegan como monarcas de la Nacional (NFC), también aseguran que estarán preparados para el gran partido.
Tom Brady al frente
De nuevo, por décima vez en 32 años, novena en 21 y la segunda consecutiva, los Patriots llegan como los grandes favoritos a revalidar el título de campeones y conseguir lo que sería su sexto Trofeo Vincent Lombardi, y en todos teniendo como protagonistas al mariscal de campo Tom Brady, de 40 años, y al entrenador en jefe Bill Belichick, de 65.
Ambos con cinco títulos conseguidos desde el 2002 (5-2) cuando ganaron el primero en Nueva Orleans, la edición 36, y desde entonces han construido con el apoyo completo del multimillonario dueño del equipo Robert Kraft la nueva dinastía del Siglo XXI y tal vez la mayor en la historia de la NFL.
Desde que Belichick, ganador de siete Super Bowl, incluidos cinco con los Patriots, se hizo cargo del equipo en el 2001, primera temporada de novato de Brady, ambos han batido todas las marcas en la historia de la NFL, y un triunfo más ante los Eagles los pondrá en un pedestal muy alto de poder alcanzar.
Belichick, el entrenador que nunca sonríe, pero que conoce mejor que nadie como sacarle lo mejor a todos los jugadores, buscará su octavo título del Super Bowl y Brady, el pasador de la eterna juventud, el sexto.
Los Eagles, en busca de su primer título
Enfrente tendrán a un rival como los Eagles, que llegan a su tercer Super Bowl en la historia del equipo, sin que hayan podido ganar todavía un título, y con un mariscal de campo, Nick Foles, reserva, dado que su gran estrella, el pasador Carson Wentz está lesionado dos partidos antes que concluyese la temporada regular.
A diferencia de Brady, Foles, un tejano de Austin, de 29 años, vivirá su primera experiencia en un Super Bowl, en un momento de su carrera cuando menos se lo esperaba, pero ahora todos confían en que puede ser la gran revelación y el hombre que les pueda dar el primer título.
Todos dentro de la organización, empezando por el dueño Jeffrey Lurie, el entrenador en jefe Doug Pederson, y Wentz al que sustituyó, están convencidos que Foles nunca ha sido un pasador reserva y si juega ante los Patriots como lo hizo en los dos últimos partidos frente a los Falcons de Atlanta y los Vikings de Minnesota, están convencidos que pueden lograr su primer trofeo Vincent Lombardi.
El que no pudieron conseguir en 1981 (XV), su primera visita al Super Bowl, disputado en el Superdome de Nueva Orleans, que perdieron por 27-10 ante los Raiders de Oakland, ni en el 2005 (XXXIX), cuando sucumbieron por 24-21 ante los propios Patriots con Belichick y Brady de verdugos.
Otro de los grandes alicientes del duelo será el ver como uno de los discípulos más queridos por Belichick, el coordinador defensivo de los Eagles, Jim Schwartz, tenga el gran reto de impedir que las genialidades y estrategia de su maestro, con Brady de aliado en la dirección del ataque, les pueda hacer daño.
La diferencia de historial ganador y momento en el que llegan ambos equipos hacen que el mundo de las apuestas se haya decantado desde el principio a favor de los Patriots, que están arriba 5,5 en Las Vegas, donde se espera una inversión legal de más de 140 millones de ingresos.
Sin embargo, el mundo ilegal de las apuestas a través de todo el país moverá dinero por encima de los 7.000 millones de dólares.
Entradas a más de 5.000 $
El escenario deportivo será el U.S. Bank Stadium, construido entre el 2014 y 2016, con un coste de 1.100 millones de dólares, que la mitad tendrán que pagar con sus impuestos los residentes locales, pero se trata una auténtica joya de diseño vanguardista, orientado a contrarrestar la presencia de la nieve y el hielo en los duros inviernos, con los últimos adelantos en el ahorro de consumo de energía, agua, emisiones de gases y reciclaje.
Se espera que las más de 40 toneladas de basura que se generen durante la celebración del Super Bowl en el interior del recinto el 90 por ciento sea reciclado y se trabaja en conseguir el ciento por ciento.
La utilización del cristal como material principal para sus paredes y techo, ha hecho que el recinto reciba permanentemente la luz natural y los 70.000 espectadores que tienen de capacidad sus gradas puedan ver el exterior desde sus asientos.
Nada que ver con el ya desaparecido Metrodome, que fue el escenario del Super Bowl XXVI, en 1992, que se disputó en Minneapolis y que ganaron los Redskins de Washington 37-24 a los Bills de Buffalo.
Sin embargo, aunque el estadio es uno de los que más respeta el medio ambiente, ha surgido el problema de difícil solución como es el estar construido en un corredor natural por donde decenas de distintas especies de pájaros migran cada año de Canadá a México y Centroamérica y al ver reflejado en los cristales el cielo y la vegetación se chocan y mueren.
Tanta innovación y comodidades de las que van a disfrutar los espectadores que acudan al partido del Super Bowl no estará al alcance de todos los bolsillos dado que el precio promedio de las entradas ya supera los 5.540 dólares, comparados a los 4.590 que tenían el año pasado en Houston.
Mientras que los anuncios de televisión, otra de las joyas de la corona que forman parte del mayor evento deportivo del año en Estados Unidos, ya tienen establecido un precio de 5,05 millones de dólares por cada 30 segundos de promoción de cada producto ante una audiencia que se espera supere de nuevo los 110 millones de telespectadores.
Nada que ver con los 294.000 dólares que valían los anuncios en el primer Super Bowl que se disputó en 1967, en Memorial Coliseum de Los Ángeles con triunfo de los Packers de Green Bay por 35-10 frente a los Chiefs de Kansas City.
Pensando en el pasado, Pepsi tiene asegurada la vuelta, 25 años después, de su icono comercial, la supermodelo estadounidense Cindy Crawford, de 51 años, que recientemente filmó el comercial que se estrenará durante el partido, y en el que también estará su hijo, Presley Walker Gerber, además de aparecer imágenes del memorable comercial que grabó el fallecido Michael Jackson.
Aunque existen dudas por parte de los especialistas en cuanto a los problemas de bajada de audiencia que ha tenido este año la NFL con todo el conflicto de los jugadores que se han arrodilla durante la entonación del himno nacional, y la pérdida de interés de los jóvenes por estar frente a la televisión.
El descenso de más del 10 por ciento de audiencia, segundo año consecutivo que bajó, hizo que la inversión de publicidad en televisión para la NFL bajase un 1,2 por ciento para quedarse en 2.420 millones de dólares.
La actuación de Justin Timberlake
De ahí que la 52 edición del Super Bowl, que será trasmitida por la cadena NBC, pueda servir de un punto importante de referencia para la NFL, la televisión y la publicidad de si se confirma la perdida de interés del público por el fútbol americano como ha sucedido en los dos últimos años.
Lo que no pierde interés y que será el momento más esperado por todos los telespectadores será el espectáculo único del medio tiempo, que trasciende al apartado deportivo, y que este año tendrá como invitado estrella al cantante estadounidense Justin Timberlake.
El mismo cantante que hace 14 años, en el Reliant Stadium de Houston, ahora NRG, protagonizó en el Super Bowl XXXVIII, que ganaron los Patriots por 32-29 a los Panthers de Carolina, la controversia sin precedentes en la historia de la NFL, de ver en pleno concierto, como destapó uno de los senos de la cantante Janet Jackson, en un momento histórico de la televisión que sería conocido como 'Nipplegate' y que provocó cambios en la trasmisión.
Este año no se espera que suceda nada parecido y todo el espectáculo que va a ofrecer Timberlake es un completo misterio, que además lo convertirá en el artista con más participaciones en el descanso del Super Bowl, ya que ésta será la tercera después de actuar también en la edición 35 del 2001 que se celebró en Tampa (Florida), junto a N'Sync, el grupo con el que saltó a la fama.
El cantante afroamericano Leslie Odom Jr. también estará presente en el espectáculo del Super Bowl con actuaciones en el medio tiempo y luego cantar el 'America the Beautiful'.
Además la cantante estadounidense Pink, 19 veces nómina al Premio Grammy, que hará su debut en un Super Bowl, será otra de las estrellas del evento al ser la encargada de entonar el himno de Estados Unidos 'The Star-Spangled Banner' y unirse a los nombres de estrellas que ya lo hicieron como Luke Bryan, Lady Gaga e Idina Menzel, entre otras famosas.
Su actuación generará el máximo interés al ver qué tipo de reacción tienen los jugadores después que durante toda la temporada regular cuando se entonaba el himno nacional algunos se ponían de rodilla en señal de protesta contra la discriminación racial y la brutalidad policial que consideran existe en el país.
La NFL también ha confirmado la actuación de Alexandria Wailes que interpretará el himno y el "America The Beuatiful" en lenguaje de signos.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación