El caso del cuadro Rue Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia, obra del pintor Camille Pissarro, expoliado por los nazis, y que en la actualidad puede contemplarse en el Museo Thyssen de Madrid, sigue abierto tras 15 años de desencuentros en los tribunales estadounidenses.
El pasado 30 de septiembre el Tribunal Supremo de Estados Unidos (semejante a lo que sería en España el Tribunal Constitucional), admitió a trámite la solicitud de revisión de sentencia presentada por la familia del antiguo propietario de la pintura, algo excepcional en el sistema judicial estadounidense.
El Tribunal de Apelación de EEUU determinó en agosto de 2020 que la Fundación es la legítima propietaria del cuadro
A pesar de que el pasado año se dieron por cerradas las expectativas de la familia Cassirer, descendientes de los propietarios de la obra de arte, de expropiar el cuadro al museo español, la reciente decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos abre la puerta al vuelco de las anteriores sentencias.
"El porcentaje de aceptación a trámite de casos en el Supremo estadounidense está por debajo del 3% del total de solicitudes que se presentan", señala Bernardo Cremades Jr., al frente del despacho B. Cremades & Asociados.
"La decisión del Supremo en el caso del Thyssen y los Cassirer puede cambiar el curso de la controversia", afirma el abogado, que ha representado en instancias inferiores del caso a la Federación de Comunidades Judías de España y a la Comunidad Judía de Madrid.
El Tribunal de Apelación de EEUU determinó en agosto de 2020 que la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza es la legítima propietaria del cuadro. Lo hizo después de que los Cassirer apelaran la decisión de otro juzgado de California que, a mediados de 2019, también concluyó que la Fundación Thyssen era el dueño del lienzo.
El tribunal de California advirtió que el barón Thyssen debió haber sospechado del origen ilícito del cuadro
La Justicia californiana que dio la razón a la Fundación Thyssen lo hizo en base a la Ley española aplicable al caso, pero sacó los colores tanto al Estado español como al Museo Thyssen.
El tribunal de California advirtió que el barón Thyssen debió haber sospechado del origen ilícito del cuadro, y lamentó que España no hubiera actuado de otra manera ante una pintura expoliada por los nazis.
"El Tribunal no tiene más remedio que aplicar la Ley española y no puede obligar al Reino de España o a la Fundación Thyssen a cumplir con sus compromisos morales", dijo el juez en el auto que concluyó que la fundación española era la propietaria de la obra de arte.
La Abogacía del Estado ha apoyado a la Fundación Thyssen en las demandas presentadas por la familia Cassirer
El Tribunal Supremo ha decidido ahora admitir a trámite la solicitud presentada por la familia Cassirer después de que, el pasado mes de mayo, un grupo de 14 juristas especializados aportara unas conclusiones respecto al hecho de que la Justicia californiana hubiera priorizado en su sentencia la Ley española frente a las leyes estadounidenses, advirtiendo que en otras jurisdicciones estadounidenses el resultado habría sido distinto.
Buena fe
La Fundación Thyssen asegura que el Barón Thyssen-Bornemisza "adquirió la pintura de buena fe en 1976 y la Fundación, a su vez, compró la pintura de buena fe en 1993 -donde ha estado siempre en exhibición al público-".
El Estado español, como ha publicado Vozpópuli, ha apoyado durante el proceso a la Fundación Thyssen. Ante la Corte de Apelaciones de San Francisco, la Abogacía del Estado sostuvo que se habían malinterpretado artículos del Código Civil español, sin detenerse en el origen ilegítimo de la propiedad del cuadro.
El cuadro de Pissarro está valorado en 30 millones de dólares
El cuadro de Camille Pissarro, pintado en 1897, se expone en el museo Thyssen desde el año 1993, y está valorado en 30 millones de dólares.
La obra era propiedad en la década de los años treinta del pasado siglo de Lilly Cassirer y su marido, quienes lo vendieron por 360 dólares para conseguir un permiso para huir de la Alemania nazi y establecerse en Inglaterra.
En 1976, el barón Hans-Heinrich Thyssen-Bornemisza adquirió el lienzo al dueño de una galería de Nueva York, por 275.000 dólares. En la actualidad son los nietos de aquel matrimonio judío quienes tratan de mantener vivo el litigio.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación