El conflicto actual entre Rusia y la OTAN, con Estados Unidos al frente, se centra en un lugar geográfico llamado Ucrania, pero hay otra 'guerra' que se libra en un terreno, si cabe, más farragoso, y que también enfrenta a Oriente y Occidente. Hablamos del campo de batalla virtual. De Internet. El objetivo en este caso no es ganar terreno, sino datos. Información disponible en gran medida en redes sociales. Cada superpotencia cuenta con sus propios aliados si nos circunscribimos a estas plataformas. Facebook, WhatsApp, Twitter e Instagram nacieron en Norteamérica. TikTok procede de China, socio estratégico de Rusia. Los datos de 4.550 millones de usuarios de redes sociales de todo el mundo están en juego.
La información, como reza el aforismo, es poder, y en Internet este maná se encuentra a raudales. La empresa de inteligencia de datos DOMO estima que, en los aproximadamente 20 segundos que usted lleva leyendo esta pieza, casi 300.000 usuarios de Twitter han subido una publicación. Muchas de ellas desnudan el sesgo político e ideológico de sus propietarios. Cada minuto se publican 65.000 fotos en Instagram, 240.000 imágenes en Facebook y se ven 167 millones de vídeos en TikTok. Estamos ante caudal de información irrenunciable para los servicios de inteligencia de cualquier país.
Hoy en día la CIA o el KGB (hoy FSB) no tienen que romper cerradoras, irrumpir en viviendas, hurgar en cajones o consultar papeleras para saber qué ha comido un sujeto investigado, dónde ha ido a hacer la compra y en qué lugares ha pasado las últimas horas. Es una información que publicamos sin que nadie nos ponga una pistola en la cabeza, y además lo hacemos ufanos. Por eso es una información relativamente fácil de recoger y analizar.
El acceso a servicios online y redes sociales, sobre el papel gratuitos, en realidad no lo son. Se ofrecen a cambio de datos personales. Una macedonia de números, palabras, teléfonos, direcciones de correo, nombres, apellidos, calles, preferencias, edades, religiones o razas que permiten elaborar retratos robots, en cuestión de segundos, si los ingredientes se cocinan con Inteligencia Artificial.
Lo interesante -o más bien inquietante- es que para dirigir las fake news u orientar las cuentas falsas en pro de un determinado objetivo -el cambio de voto, por ejemplo- se necesita conocer a la víctima para que la pócima informativa sea efectiva. Se necesitan datos
Pensemos en las superpotencias más relevantes. Por una parte están China y Rusia y, por el otro, Estados Unidos. En el caso de China, su ejército en redes sociales para conquistar al usuario occidental, sus datos, se llama TikTok. Es el equivalente a la norteamericana Instagram (Facebook). Son redes que, de un tiempo a esta parte, se han convertido en las favoritas para el público masivo. La importancia de estas plataformas en la geoestrategia internacional es un hecho. Solo hay que analizar lo que de ellas y sus creadores piensan los mandatarios de ambos 'ejes'.
En septiembre de 2020 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos se refirió al fundador de TikTok como un portavoz del Partido Comunista Chino. Hace un año Rusia acusó a Twitter de no retirar contenido ilegal relacionado con drogas, suicidio o pornografía, y amenazó con bloquear la aplicación en el país. Para China las redes sociales occidentales no son un problema. Están prohibidas de forma prácticamente general en su territorio.
¿Quién está detrás de TikTok?
TikTok fue lanzada en 2017 por ByteDance, una empresa tecnológica china con sede en Pekín y domiciliada legalmente en las Islas Caimán. Está valorada en 75.000 millones de dólares y fue fundada por el emprendedor Zhang Yiming en 2012. Está participada por organizaciones como Coatue, General Atlantic, KKR, Sequoia Capital, Susquehanna International y Softbank, según datos publicados en su página web. Como en el caso de otras empresas chinas, es complicado el acceso a un informe exhaustivo de cuentas como los que se pueden consultar sobre empresas occidentales cotizadas. La empresa, que de momento no está en bolsa, estudia hacerlo próximamente en la de Hong Kong.
TikTok es casi una recién llegada si se compara con la empresa fundada por Mark Zuckerberg (fundada en 2004), pero su crecimiento está siendo mucho más rápido que el de Instagram, propiedad de Facebook y su rival directo. Según datos de la propia TikTok, el verano pasado alcanzó los 1.000 millones de usuarios activos al mes. Instagram tardó cinco años en llegar a esa cifra, pero Tiktok lo ha conseguido en tres. Facebook, la red social más usada del planeta, cuenta con 1.929 millones de usuarios mensuales aunque, por primera vez en su historia, ha registrado un decrecimiento en los registros (-500.000).
Pese a ser china, TikTok no puede usarse en China. Ha sido diseñada para Occidente. Para los ciudadanos de la dictadura comunista existe una versión similar denominada Douyin
Es interesante poner de relieve que TikTok, pese a ser china, no puede usarse en China. Ha sido diseñada para Occidente. Según el estudio de Kantar 'The Power of TikTok' el 67% de los usuarios globales tienen más de 25 años. Para los ciudadanos de la dictadura comunista existe una versión similar denominada Douyin. Está dirigida a una horquilla de edad más amplia. Los residentes occidentales no puede utilizar Douyin, mientras los chinos no pueden hacer lo propio con TikTok. Es algo habitual en el régimen de Pionyang. No se permiten apps como Google, Instagram o WhatsApp dentro de su territorio. La apuesta son 'clones' desarrollados localmente, como Baidu, Douyin o WeChat.
Sobre el papel, esto permite ejercer un mayor control sobre las aplicaciones y sus usuarios. Este diario ha tratado de consultar la Política de Privacidad desde la web de Douyin (www.douyin.com), sin éxito. Aunque es posible consultar la página y ver videos de usuarios desde España no hemos podido acceder a su Política de Privacidad, apartado en el que este tipo de servicios explican cómo tratan la información del usuario.
¿Qué datos recopila TikTok?
TikTok puede recopilar -con el consentimiento del usuario- información como la ubicación, dirección física, fecha de nacimiento, datos de pago, historial de navegación o el identificador del dispositivo. También detalla dónde se almacena esta información. "Los datos de los usuarios de TikTok se almacenan en centros de datos protegidos en los Estados Unidos y Singapur, y hemos anunciado planes para establecer centros de datos en Irlanda e India. Nos aseguramos de encriptar datos de usuarios, implementar fuertes restricciones en el acceso de los empleados a dicha información, seguir la legislación local en los mercados en los que estamos presentes y mantenernos al tanto de las regulaciones locales para implementar prácticas de alto nivel", refleja la red social en su Política de Privacidad.
TikTok ha sido acusada en varias ocasiones de enviar información de sus usuarios a China, un extremo que la red social ha negado. Nada de lo que no haya sido acusada Facebook
La realidad es que el lugar en el que se encuentren los silos de información, los servidores, no dificultan en demasía el acceso de terceros a los datos que contienen, dado que pueden ser enviados a cualquier lugar del orbe por sus propietarios. Ojo, y también extraídos. Si se hace la analogía con el sistema circulatorio de un humano, es posible obtener sangre desde cualquier zona del cuerpo por la que pase una vena, al igual que se puede extraer un dato desde cualquier lugar del planeta en el que exista una conexión a Internet. Harina de otro costal es el cumplimiento de la legalidad para la consecución de este último fin.
TikTok ha sido acusada en varias ocasiones de enviar información de sus usuarios a China, un extremo que la red social ha negado. Nada de lo que no haya sido acusada Facebook. La Unión Europea declaró ilegal el tratamiento de datos de ciudadanos europeos que la norteamericana hace en su país. El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) por el que se rige la UE no permite el envío de información personal a países no seguros en este aspecto. Estados Unidos está en esa lista.
Después de que Bruselas señalara a Facebook, la red social amenazó con marcharse de Europa. Algo harto dudoso de creer, tal y como explicamos en Vozpópuli. Primero, porque es un suculento mercado de casi 400 millones de personas y, segundo, porque para EE.UU es interesante mantener gigantes como Facebook en continentes como Europa, por la importancia que los datos tienen estratégicamente.
Fake news, el francotirador que vive del dato
Si antes hablábamos de la posibilidad de extraer datos desde cualquier lugar del torrente virtual de Internet, el proceso también se puede realizar a la inversa. Hablamos de la inoculación de perfiles falsos y fake news en redes sociales. Pensemos en las elecciones que ganó Donald Trump en EE.UU y de lo que sucedió meses antes en Facebook. A posteriori, ya con Trump en el sillón presidencial, la red social estimó que antes de la votación se publicaron 80.000 noticias falsas provenientes de Rusia. Alcanzaron a 126 millones de personas del país del dólar. Exactamente el mismo número de ciudadanos que acudió a las urnas.
Nadie está libre de pecado. Facebook suspendió en 2018 la cuenta de Cambridge Analytica, consultora que trabajó para la campaña electoral de Donald Trump durante 2016. La suspensión se debió a que utilizó y manipuló de forma irregular la información de 50 millones de usuarios de la red social de Mark Zuckerberg.
La información de la base de datos de Facebook fue extraída por un investigador externo que afirmaba haberlos conseguido para fines académicos, según publicaron en su día The New York Times, The Guardian y The Observer . Algo prohibido por las políticas de uso de Facebook.
Lo interesante -o más bien inquietante- es que para dirigir las fake news u orientar las cuentas falsas en pro de un determinado objetivo -el cambio de voto, por ejemplo- se necesita conocer a la víctima para que la pócima informativa sea efectiva. Ahí es donde la Inteligencia Artificial es clave. Es capaz de saber si un usuario tiene una u otra tendencia política para alimentar su sentido de voto con noticias falsas que refuercen su sesgo -cómo va a ser mentira lo que leo si es justo lo que pienso-, o lanzar otras que pongan en duda la credibilidad del partido o candidato al que se va a votar. Los datos, en este caso, son la clave, la materia prima. Son el oro que luego el orfebre -la Inteligencia Artificial- trabaja para darle un sentido, un fin. Por eso son tan importantes para las grandes potencias.
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