Señalado desde el inicio de la investigación como el 'número 2' de la trama Gürtel, como el 'lugarteniente" de Francisco Correa, Pablo Crespo ha dedicado buena parte de su primer día de declaración a intentar demostrar que más que la mano derecha de 'Don Vito' él era un simple recadero que hacía lo que se decía y que por ello no se enteró de ninguna de las irregularidades que su jefe ha reconocido durante los días anteriores de la vista. Eso sí, Crespo ha aprovechado este virus de "colaboración" que parece haberse propagado por el banquillo, para cargar contra el que fuera ministro del Interior cuando se le detuvo, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, y sus "policías amigos" que le encerraron en una "mazmorra de la Edad Media".
Crespo ha intentado presentarse como un simple 'mandado' de Correa que no sabía nada de cajas B ni de tramas empresariales opacas
Para reforzar esa imagen de simple 'empleado' de la red de corrupción que ni decidía ni se enteraba de nada, el 'lugarteniente' de Correa ha dejado claro al comienzo de su declaración que él, en cuestión de estudios, no va sobrado. "COU y primero de derecho", le ha asegurado a la Fiscal al comienzo de su testimonio. A partir de ahí, ha iniciado un rosario de "no lo sé", "no me acuerdo", "no tengo ni idea" y "lo desconozco" con el que ha intentado eludir una tras otras las preguntas más incómodas con los que la fiscal intentaba acorralarle para demostrar que de tonto tenía, y tiene, más bien poco, y que su verdadero papel en la trama justifica más que de sobra los 85 años de prisión que pide para él.
Así, sobre la caja B de Francisco Correa, un pozo sin fondo del que salió dinero para pagar desde campañas electorales a viajes de placer de políticos, Crespo ha insistido que no tenía idea y que, prácticamente, se acababa de enterar que su jefe y "amigo" manejaba con naturalidad los billetes de 500 euros fuera de la vista del fisco. Similar ha sido su estrategia de defensa cuando le han preguntado por la compleja estructura societaria opaca en España y en el extranjero del cabecilla de la trama y que aparecía 'dibujada' en su agenda con todo lujo de detalles. Unas anotaciones que él ha intentado explicar por su "memoria malísima" que le obligaba a tomar nota de todo lo que explicaban aunque él no se enterase de para qué eran todas esas mercantiles. "Yo no entiendo de eso", ha dicho.
"Persona de confianza"
De hecho, ha insistido una y otra vez que como, "persona de confianza" de 'Don Vito', él se limitaba a ser la correa de transmisión que recibía órdenes de éste y las hacía llegar a los otros empleados. Incluso ha insistido en que si aparece participando de modo directo en algunos actos de dichas compañías, como la compra de una finca en Ibiza o negociando contratos, era porque su jefe y "amigo" estaba todo el día de viaje y él tenía que sustituirle. Capacidad de decisión, "cero", como su experiencia como empresario, ha dicho en un momento dado. Con esa ignorancia e imagen de 'bien mandado' ha intentado esquivar el intenso interrogatorio al que le ha sometido la fiscal sobre facturas concretas, contratos determinados y movimientos de la caja B de Correa. Al fin y al cabo, él no le da ninguna importancia a que su nombre aparezca en ellos o que su agenda se encontrase en un 'piso de seguridad' de la trama donde ocultaban documentación. De hecho, ha asegurado que la vivienda no era para esconder nada, sino sólo para alojar a los directivos de las compañías y ahorrarse los hoteles.
El 'número 2' de la Gürtel ha admitido que recibió un chivatazo de que "policías amigos" de Rubalcaba lo estaban investigando en "una operación contra el PP"
Unos ropajes de 'cordero' que se ha quitado cuando ha tocado hablar de sus declaraciones autoinculpatorias ante la Policía y el juez Baltasar Garzón, primer instructor de la causa. Entonces, Crespo ha dejado de jugar el papel de 'tonto' y ha reconocido que le habían llegado en forma de "rumores" el 'chivatazo' de que estaba siendo investigado. No ha querido decir quién se lo hizo llegar, pero sí su contenido: que el entonces ministro del Interior, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, había iniciado "una operación contra el PP" con ayuda de "policías amigos y gente de confianza" contra Francisco Correa por la relación de éste "con el yerno de [José María] Aznar", Alejandro Agag.´Un 'chivatazo' que no fue el único, ya que también ha asegurado que a su jefe le llegó otro de parte de un amigo que "decía ser juez pero no lo era" que se les ofreció para comprobar si tenían los teléfonos pinchados.
A partir de ahí no ha dudado en dibujar los días posteriores a su detención como una película de terror con "mazmorras de la Edad Media" en "condiciones infrahumanas" en la que "no podía ni hacer mis necesidades básicas". Un negro panorama que acompañó con una descripción también bastante oscura de los interrogatorios a los que fue sometido y en los que, aseguró, los agentes le saltaron la ley con amenazas y diversas "trapacerías". Cuando la fiscal le preguntó por qué ni él ni el abogado que les asistía dijeron nada entonces, ni en las dos declaraciones posteriores en las que se ratificó de aquella declaración ante la Policía, Crespo se aferró a su "estado de ánimo", que "no era bueno". Ahora, más de siete años después, parece haberlo recuperado para soltarlo en pleno juicio. No se podía esperar menos del 'tonto' más listo del 'caso Gürtel'.
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