Los cazadores, cazados. La muerte casual del hijo de un terrorista yihadista en una operación provoca que su padre (Moussa Echarif), residente en Granada, planee una selecta venganza contra la Unidad Antiterrorista de la Policía Nacional en Madrid. El equipo liderado por Carla Torres (Nathalie Poza) tendrá que proteger sus vidas y las de sus seres queridos y, además, investigar la posible presencia de un topo entre sus filas. Miguel Moher y Miriam Álvarez, que repiten como Marcos y Miriam, se lo explican a Vozpópuli.
Pregunta: Cuando nos encontramos por primera vez en Melilla, donde se rodó gran parte de la primera temporada, no podíais estar más satisfechos de vuestro trabajo.
Miguel Moher: ¡Gracias por no preguntar las diferencias de esta temporada con la anterior! (risas). Aunque ya estamos aprendiendo a responder cosas distintas. Ahora estamos todavía más satisfechos de la serie y creo que el público va a notar el cambio hacia lo más personal.
P: Vuestro director, Dani de la Torre, ha dicho que los seis nuevos episodios “se acercan más a lo humano”. Tan humano que ya hay bajas en el cuerpo desde el primer episodio…
Miriam Álvarez: Humano incluso dentro de enormes multitudes. Yo viajé hasta un campo de refugiados en Jordania, es como una ciudad pero no pueden salir de allí. Ya hay segundas generaciones de niños que no saben lo qué es un árbol. Dentro de la casa había una mujer con un burka negro en agosto y sin moverse. Es terrible.
M.M.: Yo esta temporada me quedo en Madrid porque tengo que descubrir al topo en la comisaría. Ahora el peligro está mucho más cerca y puede estallar una bomba mientras que abrazas a tu chica en tu piso o cenas en un restaurante.
P: El otro día comentaba con Leonor Watling que las series deben durar media hora, sobre todo si son de comedia. ¿Los thrillers pueden durar más?
M.M.: No estoy de acuerdo. Dani sabe mantener la tensión muy alta y el espectador nunca baja la tensión. La Unidad tiene pocos valles y todos sus minutos están justificados, en mi opinión.
M.Á.: Yo tampoco estoy de acuerdo. En esta serie pasan muchas cosas y además es muy coral. Creo que cincuenta minutos es lo adecuado. Y además la trama está vista desde los dos lados, también la parte de los terroristas está narrada con minuciosidad. Está muy equilibrada.
Si algún prejuicio tenía con los policías, se disolvió un minuto después de tratar con ellos
P: ¿Y el argumento puede ser racista, con esos policías tan buenos y esos musulmanes tan malos, aunque hay musulmanes policías, claro?
M.Á.: Estamos narrando algo real, son hechos que ocurrieron. El terrorismo yihadista es así y también hay agentes musulmanas, como Najwa (Fariba Sheikhan). Es como si habláramos de ETA sin decir que eran vascos. No tiene sentido.
M.M.: Pero esta temporada no es exactamente terrorismo yihadista, ahora es una venganza personal. Y las interpretaciones nunca caen en el estereotipo. Todo es mucho más potente. La primera era más limpia, más clásica. Ahora está todo más descontrolado, más sucio.
P: ¿Qué es lo que más os ha gustado de interpretar a un policía?
R.: M.M.: Estar junto a ellos en la Comisaría de Canillas de Madrid, estar un día viéndoles trabajar y luego tomarnos algo en un bar y oírlos.
R: M.Á.: Ver cómo funcionan, yo estuve tratándoles en Melilla. Si algún prejuicio tuve con ellos se desmontó en un minuto. Son tan humanos y a la vez son parte de la élite mundial, están superpreparados para una labor que nos salva la vida. Hablé con una mujer y me estuvo contando como conciliaba ser policía y madre.
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