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Así vive el 'menchevique' Errejón en el ostracismo de la tercera fila

El exnúmero dos no tiene, ni de lejos, una visibilidad en el grupo parlamentario de Podemos que se corresponda con el 33,6% de los votos que obtuvo en Vistalegre II (frente al 50,8% de Iglesias).

Desde que perdiera la batalla de Vistalegre el pasado 12 de febrero, el exnúmero dos de Podemos, Íñigo Errejón, no sólo ha sido relegado en su función como portavoz en el Congreso. El líder morado, Pablo Iglesias, y su núcleo duro han confinado al exsecretario político a un papel muy secundario en la Cámara baja, con una actividad reducida. El 'menchevique' Errejón, por aquello de representar al sector moderado, no tiene, ni de lejos, en el grupo parlamentario de Unidos Podemos un nivel de visibilidad que se corresponda con el 33,6% de los votos que obtuvo en aquel cónclave, frente al 50,8% que cosechó el 'bolchevique' Iglesias, abanderado de la línea dura.

Descontando la semana en que se produjo el traspaso de poderes (del 13 al 19 de febrero), en la que Errejón todavía ejerció como portavoz morado en la Carrera de San Jerónimo, su último mes ha sido el de una desaparición brusca, áspera, pese a estar considerado por las bases como uno de los principales valores del partido. De hecho, en los foros internos de la militancia ya preocupa que el verbo, la agilidad discursiva y el talante de Errejón sean desaprovechados de tal manera en la bancada morada.

El político de la transversalidad sólo ha intervenido dos veces en estas cuatro semanas (y de momento no está previsto que lo haga en la próxima). De esas dos veces, sólo una fue en Pleno, mientras que la otra fue en Comisión. La primera se trató de la pregunta parlamentaria al ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, sobre "cómo enfoca el Gobierno las relaciones con la República Argentina y si esas relaciones van a depender de la afinidad ideológica del Partido Popular". Errejón se estrenó así en su nuevo escaño, una fila más atrás, coincidiendo con la visita del presidente de Argentina, Mauricio Macri, al hemiciclo ese mismo día. 

Aquella pregunta no había sido registrada con su nombre en el trámite de la semana anterior, sino con el de Pablo Bustinduy, responsable de Exteriores. Pero el relevo de Errejón como portavoz hizo que la nueva dirección del grupo, con Iglesias e Irene Montero a la cabeza, le asignara esta pregunta. La decisión sirvió para matar dos pájaros de un tiro: no se daría la imagen de haber silenciado a Errejón en su primer pleno como exportavoz, y, al mismo tiempo, se recurriría al tirón que tiene Argentina como discípulo de Ernesto Laclau, teórico del kirchnerismo.

En los foros internos de la militancia ya preocupa que el verbo, la agilidad discursiva y el talante de Errejón sean desaprovechados de tal manera

Desde entonces -y este martes habrá transcurrido un mes-, Errejón no ha vuelto a intervenir en una sesión de control al Ejecutivo. Tampoco lo ha hecho en el debate de proposiciones no de ley, mociones y otras iniciativas sustanciadas en Pleno. En cambio, Iglesias ha subido al estrado incluso para defender una enmienda que pedía no cortar el rabo a los perros por "motivos estéticos". El líder de Podemos reemplazó él mismo al diputado que había llevado este asunto, Juan López de Uralde (Equo), con tal de buscar el foco mediático.

El puesto de consolación

El actual secretario de Análisis Estratégico ha tomado una vez la palabra en la Comisión Constitucional, donde el día 8 estrenó el puesto de portavoz que le ha cedido Iglesias, a modo de consolación. El exsecretario Político no era ni siquiera vocal de este órgano, por lo que su entrada obligó a salir a uno de los diputados inscritos a la Comisión. El elegido no fue ningún diputado pablista, sino Raimundo Viejo Viñas, miembro de Podemos en Cataluña y afín al sector errejonista.

Iglesias controló muy de cerca la exposición de Errejón, dado que él también forma parte de dicha Comisión, donde ejerce de vocal. El exnúmero dos de Podemos no comenzó con buen pie su andadura en este órgano, pues en lugar de haberse preparado un discurso de diez minutos, como marcaba el reglamento, sólo lo había hecho para la mitad de tiempo.

Además, el marco no era el más idóneo para un gran debut. Aquel orden del día no incluía la comparecencia de ningún peso pesado del Gobierno, sino la creación de una subcomisión para la reforma de la ley electoral.

Pero Errejón no sólo vive en el ostracismo de la tercera fila. Además de perder el escaparate televisivo de las ruedas de prensa de los martes, tras la Junta de Portavoces, también se le ha desposeído de personal asesor. Hasta tres cargos eventuales cercanos a Errejón han sido cesados por Irene Montero, quien ya se ha rodeado de su propio equipo. El pasado jueves, la nueva jefa del grupo parlamentario no pudo evitar, adoptando una visible risita, señalar con el dedo a su antecesor cuando éste se equivocó en la votación del decreto de la estiba. Hay sonrisas que matan.

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