"Solo creo en el fin del mundo cuando realmente llega el fin del mundo", explica sobre el futuro de la nueva administración
"Podría contar cómo fue la reunión en la Casa Blanca con Trump... con una cerveza delante, y off the record", añade.
El presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, dedicará las siguientes dos décadas de su vida a construir junto a su esposa, Michelle, "plataformas para desarrollar a la próxima generación de líderes estadounidenses", una vez ambos dejen la Casa Blanca en manos de Donald Trump el próximo mes de enero, como reconoce el propio mandatario en un amplio perfil publicado por el magacín 'The New Yorker'.
La pieza sigue al presidente Obama por las semanas previas a la noche de las elecciones, continúa con las horas que sentenciaron el inesperado triunfo de Trump, y termina con el primer encuentro entre ambos en la Casa Blanca, la semana pasada. A lo largo del artículo, Obama caracteriza a su sucesor como un hombre que ha conseguido "tocar nervio" en el pueblo estadounidense y reconoce la sorpresa que le causó la derrota de su sucesora designada, Hillary Clinton -- "para esto no había plan", indicó --.
Obama, sin embargo, insistió en hacer una llamada a un optimismo cimentado en la certeza de que nada es tan grave como parece. "Esto no es el Apocalipsis. A veces la historia avanza, a veces retrocede. No creo en el fin del mundo hasta que llega", aseguró.
EL FENÓMENO TRUMP, SEGÚN OBAMA
"Trump no es un renegado", comenzó Obama en su descripción del presidente electo. "Es la culminación, la conclusión lógica de la retórica y de las tácticas del Partido Republicano (GOP) durante los últimos diez, veinte años. Lo que me realmente me ha sorprendido es el grado hasta el que ese discurso ha volado por los aires", lamentó.
La circunstancia más grave, a su entender, dentro del seno del GOP, es que "no ha existido un principio de gobierno". "Nadie ha dicho 'No, quizás hemos ido demasiado lejos'. Gente razonable como (el ex presidente de la Cámara de Representantes) John Boehner, un hombre de pico y pala, no ha podido hacer nada contra esta corriente", lamentó.
Sobre el camino a la victoria de Trump en las primarias de su partido, Obama dedicó duras palabras a los rivales del magnate, más de una decena de contendientes que abarcaron la totalidad del espectro de la derecha norteamericana, ninguno capaz de detener a Trump, a quien resta parte de mérito.
"Es un hombre que ha derrotado a quince contendientes en las primarias, pero eso dice menos de la habilidad de Trump que la de la gente que ha perdido contra él", aseguró antes de reconocer que "la verdad es que Trump ha tocado nervio".
"Es capaz de explotar la rabia, el resentimiento, la sensación de agravio. Y es enormemente hábil a la hora de desafiar convencionalismos de tal forma que la gente acaba sintiendo emociones concretas, y eso les satisface", manifestó Obama, quien aplaudió particularmente el dominio de Trump sobre la nueva era de la medios de comunicación, en el universo de las redes sociales.
"La lente a través de la que la gente entiende a los políticos es enormemente poderosa. Yo tuve la suerta de aparecer antes del colapso del antiguo orden de los medios. Trump entiende este nuevo ecosistema, en el que la verdad y los hechos no importan. La clave es atraer atención, incitar emociones, y pasar a otra cosa. Puedes surfear sobre esas emociones. Es algo que he dicho mil veces: si yo viera la Fox, no votaría por mí", explicó Obama.
El presidente optó por cerrar su análisis de Trump recordando a su sucesor las dificultades que tendrá a la hora de cumplir sus promesas electorales desde el Despacho Oval. Sin embargo, aquí el presidente electo tuvo que aceptar que Trump cuenta con cierta ventaja, merced a la empatía que ha generado, amparada en la frustración y el rencor.
"Trump ha demostrado que es capaz de establecer tal conexión con sus partidarios que goza de un mayor margen de maniobra para tomar diferentes decisiones. Parecen confiar en él, independientemente de lo que diga o haga. Ahora toca esperar a ver cómo Trump reacciona a esa confianza y cómo la mantiene ante las realidades del Gobierno", concluyó en su descripción.
UN LEGADO DE REDISEÑO SOCIAL
Obama deja la Casa Blanca en el momento justo, a su entender. "Nunca he pensado en cambiar la vigésimosegunda enmienda (que limita a dos el número de mandatos). En algún momento pierdes el toque. Llega un momento en el que este lugar decansa y, como dije a Valerie (Jarrett, la asesora y amiga íntima de los Obama): al final acabas jugando con dinero de la casa", dijo.
"Vamos a tener que rediseñar el contrato social en ciertos aspectos fundamentales durante los próximos 20 años. Creo que sé como construir un puente hacia ello. Empezaremos a partir de las bases que hemos sentado -- educación, aprendizaje, una red básica de seguridad social, la expansión del crétido e inveersiones de infraestructura --, factores que se han convertido en una especie de autopista", comenzó.
A partir de ahí, espera una tarea ardua y longeva. "Tendré 55 años cuando deje el poder. Con solo que tengamos dos décadas de buena salud, creo que Michelle y yo seremos capaces de construir las estaciones por las que van a viajar los jóvenes en esta autopista que hemos creado", anunció.
EL DÍA DE LA VISITA
El reportaje culmina con una descripción de la visita de Trump a la Casa Blanca de la semana pasada, un encuentro que incialmente estaba previsto durante 15 minutos y que Obama extendió a 90 para exhibir entre el magnate la monumentalidad de la labor ante la que se encontraba.
Los pormenores de la misma no han trascendido nunca y el propio Obama no da muchos detalles adicionales a 'The New Yorker', sobre todo cuando le preguntan por qué decidió transformar lo que en principio era una mera formalidad de apretón de manos en un exhaustivo tour por la Casa Blanca y la realidad de la Presidencia -- según fuentes de la administración, para abrumar a su sucesor y darle una lección en el uso del poder --.
""Podría contar cómo fue la reunión en la Casa Blanca con Trump... con una cerveza delante, y off the record", se limitó a decir.
En los momentos previos, Obama y su jefe de Gabinete, Denis McDonough, "actuaron casi como psicólogos", según fuentes del 'New Yorker'. Obama les pidió que mantuvieran el ánimo, les recordó -- como ya hiciera por teléfono con los responsables de la campaña de apoyo de bases de Hillary Clinton -- que "en este momento no puedo hacer nada, pero cuando sea un ciudadano privado, soy todo vuestro".
"Para los más jóvenes", les comunicó, "este es vuestro primer rodeo. Lo único que habéis conocido es la victoria. Pero nosotros, los más viejos, sabemos lo que es perder. Y te pica. Y duele".
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación