"Si uno no sabe quién es Jesús, o nunca lo ha encontrado, siempre lo puede encontrar; pero si uno está en la Iglesia, y se mueve en ella justamente en el ámbito de la Iglesia, cultiva y alimenta su hambre de domino y afirmación de sí, tiene una enfermedad espiritual, cree que la Iglesia es una realidad humana autosuficiente, en la que todo se mueve según lógicas de ambición y de poder", ha explicado.
"En la reacción de Lutero también estaba esto: el rechazo de una imagen de Iglesia como organización que podía seguir adelante sin la gracia del Señor, o considerándola algo descontado, garantizado a priori. Y esta tentación de construir una Iglesia autoreferencial, que lleva a la contraposición y por lo tanto a la división, siempre vuelve", ha agregado.
A pocos días de que finalice el Año Jubilar de la Misericordia, Francisco ha asegurado que no fue algo planificado. "No, no hice un plan. Simplemente hice lo que me inspiraba el Espíritu Santo. Me fueron viniendo las cosas", ha comentado.
Además, preguntado sobre algunas acusaciones surgidas tras el viaje a Lund (Suecia) para conmemorar el 500 aniversario de la Reforma protestante, ha subrayado que él solo sigue el camino de quienes le precedieron en el Concilio Vaticano II.
"En cuanto a las opiniones, siempre hay que distinguir el espíritu con el que las dicen. Cuando no hay un espíritu malvado, ayudan a caminar. Otras veces se ve inmediatamente que las críticas salen de acá o de allá para justificar una postura pre-asumida, no son honestas, están hechas con espíritu malvado para fomentar división. Se ve inmediatamente cuando ciertos rigorismos nacen de una falta, de querer ocultar dentro de una armadura la propia y triste insatisfacción", ha comentado.
Sobre la unidad de los cristianos, ha explicado que está en camino no porque se ponen de acuerdo los cristianos, sino porque se camina "siguiendo a Jesús". "Y caminando, por obra de Aquel a quien seguimos, podemos descubrir que estamos unidos. Es el caminar detrás de Jesús lo que une. Convertirse significa dejar que el Señor viva y opere en nosotros. Así descubrimos que estamos unidos también en nuestra común misión de anunciar el Evangelio. Caminando y trabajando juntos, nos damos cuenta de que ya estamos unidos en el nombre del Señor y, por lo tanto, de que la unidad no la creamos nosotros", ha dicho.
Por otro lado, sobre el ecumenismo ha sentenciado que, en este momento histórico, la unidad se hace por tres caminos: caminar juntos con las obras de caridad, rezar juntos y reconocer la confesión común tal y como se expresa en el común martirio recibido en el nombre de Cristo, en el ecumenismo de la sangre. "Ahí se ve que el enemigo mismo reconoce nuestra unidad, la unidad de los bautizados. El enemigo no se equivoca en esto. Y todas estas son expresiones de una unidad visible. Rezar juntos es visible. Hacer obras de caridad juntos es visible. El martirio compartido en el nombre de Cristo es visible", ha concluido.
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