Según las informaciones recogidas por la agencia estatal libanesa de noticias, NNA, varios de los manifestantes han lanzado piedras contra los agentes después de haber prendido fuego a barricadas con materiales de madera.
Así, ha agregado que los enfrentamientos han estallado después de que los manifestantes intentaran irrumpir en la plaza beirutí de Nejmé, en la que se encuentra el Parlamento, ante el incremento de las tensiones y las críticas a las autoridades por lo sucedido.
Además, tal y como informa el diario 'Daily Star', la Policía ha hecho uso de gases lacrimógenos contra los manifestantes. No obstante, los disturbios ya han finalizado y se ha restablecido la calma en Beirut, según la televisión libanesa LBC.
Las causas de las explosiones aún están por confirmar, si bien la principal hipótesis es que 2.750 toneladas de nitrato de amonio que se acumulaban desde hacía seis años en uno de los almacenes del puerto de Beirut ardieron por las precarias condiciones de seguridad en el lugar.
Durante la jornada, el comisionado estatal ante el tribunal militar de Líbano, Fadi Akiki, ha señalado que hasta el momento han sido detenidas 16 personas en el marco de las investigaciones, incluidos varios altos cargos de la autoridad portuaria.
Las autoridades han declarado el estado de emergencia para Beirut, han liberado una partida presupuestaria de 100.000 millones de libras libanesas (unos 56 millones de euros) y han creado una comisión de investigación que en cinco días, a contar desde el martes, debe aportar sus conclusiones sobre las causas de lo ocurrido.
Las explosiones han tenido lugar en un momento en el que Líbano atraviesa una grave crisis económica --la peor desde la guerra civil (1975-1990)-- y se teme que la destrucción ocasionada por las mismas impacte directamente en la importación de alimentos y otros productos básicos.
Así, Líbano ha sido escenario de protestas contra el Gobierno por la crisis, la falta de empleo y la corrupción desde octubre, cuando las manifestaciones terminaron por provocar la caída del primer ministro, Saad Hariri.
Las manifestaciones arrancaron después de una caída de la moneda local por primera vez en las últimas dos décadas, pero el descontento se arrastraba desde julio, cuando el Parlamento aprobó un presupuesto de austeridad para hacer frente al déficit.
UNA CRISIS RECRUDECIDA POR LA PANDEMIA
Tras varios meses de estancamiento político, Hasán Diab logró formar Gobierno en enero, si bien las protestas han continuado a causa del agravamiento de la crisis económica, recrudecida además por la pandemia del coronavirus, que está registrando un nuevo pico en estos últimos días.
El incremento de las tensiones llevó al presidente, Michel Aoun, a alertar a finales de junio de la "atmósfera de guerra civil" existente en el país en el marco de las protestas, al tiempo que criticó los "tintes sectarios y confesionales" de la situación.
Por su parte, el viceportavoz de la Secretaría General de Naciones Unidas, Farhan Haq, recalcó el miércoles que el organismo "espera que los daños en el puerto exacerben de forma significativa la crisis económica y alimentaria en Líbano, que importa entre el 80 y el 85 por ciento de sus alimentos".
Haq adelantó que "parecería, dado el nivel de daños, que habrá necesidad de un apoyo internacional adicional a Líbano" y aplaudió las declaraciones de apoyo por parte de distintos gobiernos. "Esperemos que todos los gobiernos y todos nosotros estemos junto al pueblo libanés", sostuvo.
"Tenemos que recordar que el pueblo de Líbano ha sido extremadamente generoso y de gran ayuda desde hace muchos años. Como saben, ha acogido a decenas de miles de refugiados de Siria. Hay desde hace mucho una población de refugiados palestinos en Líbano", arguyó. "Es gente que ha dado mucho apoyo a otros, y ahora es el momento en el que ellos necesitarán ayuda, y nosotros ciertamente intentaremos dársela en la medida de lo posible", remachó.
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