Altavoz

Se cumplen 30 años de la muerte de Kurt Cobain: éxito y tragedia de la gran banda del grunge

Nevermind vendió más de 30 millones de copias y se convirtió en el buque insignia del grunge, lo que llevó a Cobain a una espiral de fama que no buscaba, al consumo de drogas y la depresión

Cuando la madre de Kurt Cobain escuchó Smells Like Teen Spirit por primera vez, la canción que después abriría el disco Nevermind (1991), le dijo a su hijo que estaba "muerta de miedo". "¿Cómo vas a manejar esto?", le preguntó. "¿El qué?", dijo él, desconcertado. "Esto va a cambiar todo, no creo que puedas manejarlo", le contestó, asustada, tras escuchar el resultado de lo que Kurt Cobain había grabado en el sótano de la casa familiar.

En ese momento, Nirvana, la banda liderada por el cantante de Aberdeen (Seattle), solo había publicado un disco, Bleach (1989), bajo el sello SubPop. Este no había tenido especial éxito más allá del circuito más underground. Pero Nevermind era otra cosa, y Wendy Cobain lo supo en ese momento, consciente de que el éxito aún no conseguido de la banda sería difícil de gestionar para su hijo. Kurt se dio cuenta de todo mucho más tarde.

Nevermind acabó vendiendo más de 30 millones de copias y se convirtió en el buque insignia del grunge, aunque este no fuera el primer disco que gestó el género ni Nirvana la banda que lo inventara. Otros grupos como Soundgarden, Mudhoney o Alice in Chains ya crearon una base con discos que encaminaban el sonido a finales de los años 80. Pero la actitud de su líder y canciones como Smells Like Teen Spirit, Come As You Are o Lithium auparon a Nirvana a lo más alto a principios de los años 90.

El liderazgo del grunge rompió con el hard rock y hair metal de los años 80 y capturó una manera diferente de vivir la juventud, la frustración, la rabia y la tristeza de una nueva generación. Kurt Cobain, sin quererlo, fue el gran abanderado de esa causa y su éxito fue también su desgracia. Nirvana había tenido varios baterías aunque su líder y el bajista, Chris Novoselic, siempre estuvieron allí. Y cuando Dave Grohl llegó a la banda con solo 21 años, ninguno se esperaba la repercusión del disco.

Las primeras canciones de la banda tenían un sonido underground, sucio, y muchas de las letras eran muy inocentes. Hablaban de historias de amor y de la adolescencia, pero desde un punto de vista naif. Sin embargo, Nevermind es un disco que, a pesar de contar con unas potentes guitarras y el poder de la batería es grande, suena brillante y pulido.

Tanto éxito tuvo Nevermind que destronó al 'rey del pop', Michael Jackson, de la lista de éxitos arrastrando a su disco Dangeorus a segunda posición en Estados Unidos a principios de 1992, cuatro meses después de su lanzamiento. En la primera semana, vendió 300.000 copias y en Europa la banda se encontró con un éxito atronador y unos conciertos marcados por el límite de aforo en los recintos. El grupo despegaba.

Un nuevo sonido con 'In Utero'

Después de una exitosa gira en la que más tarde se supo que Cobain nunca llegó a sentir que daban buenos conciertos, la banda se metió en el estudio para hacer un álbum que llegó a ser la antítesis de Nevermind.

In Utero (1993) era un disco con letras más oscuras, un sonido más sucio y menos comercial -Kurt siempre pensó que Nevermind era un disco demasiado pop-, e incluso contaron con otro productor, Steve Albini.

El título del disco deja entrever la necesidad de Kurt por desaparecer del ojo público, de dejar de sentir la presión de la fama y el éxito, y volver a un lugar tranquilo y cómodo como el vientre materno. Quizá Kurt estaba contento con el resultado igualmente, pues la fama y el reconocimiento multitudinario nunca fueron sus objetivos. A pesar de que entonces la banda estaba en lo más alto, el álbum despachó la mitad de copias que su predecesor, "solo" 15 millones de copias.

A finales de ese año realizaron el concierto Unplugged de MTV en Nueva York, que se convirtió en una de las joyas de la corona de la discografía de Nirvana, y acercaba al oyente una versión de la banda desenchufada, en acústico y con las letras y la voz rasgada de Kurt como protagonista.

En ese momento, al grupo se había unido un cuarto componente, otro guitarrista, Pat Smear. Famoso en la escena underground de Los Ángeles en los años 70 cuando pertenecía a la banda Germs, Smear solo disfrutó de medio año tocando con el grupo y no participó en las sesiones de grabación de In Utero, pero añadió más ruido a los directos de Nirvana y reforzaba el carácter macarra y punki de la misma. Tras la muerte de Cobain, se uniría en los inicios de la nueva banda de Grohl, Foo Fighters, como guitarrista líder hasta su salida en 1997.

La sobredosis previa al suicidio

Un año antes del lanzamiento de ese tercer disco, en 1992, en mitad del éxito de Nevermind, Kurt fue padre de Frances Bean Cobain junto a la también cantante y líder de la banda Hole, Courtney Love. En ese momento, el líder de Nirvana estaba teniendo problemas con las drogas -principalmente la heroína-, con la depresión, los dolores crónicos de estómago y la fama.

Esto le llevó a que menos de un año después de que naciera su hija, en marzo de 1994, tuviera una sobredosis mientras estaba en Roma con su mujer. Había cancelado el tour europeo porque no tenía voz. Durante la noche, ella se lo encontró en el suelo, inconsciente, tras haber tomado 50 pastillas de Rohypnol, un barbitúrico. Afortunadamente, tras un lavado de estómago y una breve estancia en el hospital se recuperó.

Pero menos de un mes después, el 5 de abril, fecha de la que hoy se cumplen 30 años, Cobain se suicidó disparándose con una escopeta en el garaje de su casa, en Seattle. Su mujer lo encontró tres días después. El cantante dejó una nota en la que hacía una referencia a una canción de Neil Young: "It's better to burn out than to fade away" o "es mejor consumirse que desvanecerse", en castellano.

La muerte de Kurt Cobain supuso un gran shock en todo el mundo, pues murió con solo 27 años -entrando al famoso club en el que también están Amy Winehouse, Brian Johnson (The Rolling Stones) o Jim Morrison (The Doors)-, y provocando la disolución de Nirvana.

Treinta años después, su muerte sigue significando el fin de una época, de la era dorada del grunge, de la decepción y el dolor de una generación, y también del auge de teorías conspirativas entorno a su fallecimiento. Sin embargo, su música no se ha desvanecido y su legado continúa a día de hoy.

Por su parte, el batería, Dave Grohl, fundó Foo Fighters, pero nunca se ha recuperado de la muerte de quien fuera su amigo y compañero de banda, y asegura que piensa en él "cada día". Hace dos años, Grohl vivió también la muerte de su batería Taylor Hawkings, que también tuvo problemas con las drogas y la depresión.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP